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Que viene el síndrome del 'comer emocional'

El estrés, la tristeza, el miedo, la insatisfacción o la falta de afecto influyen en nuestra relación con la comida.

Cara Delevingne, comiendo de forma compulsiva. / INSTAGRAM

Raquel Alcolea
RAQUEL ALCOLEA

Las cenas de empresa, las reuniones familiares navideñas y las tensiones relacionadas con las semanas previas a las vacaciones, que suelen ser intensos a nivel laboral, produce un aumento en el estrés que se ve reflejado en nuestra relación con la comida. Sufrimos el llamado "síndrome del comer emocional", que, según explica Verónica Rodríguez Orellana, directora de Coaching Club, consiste en utilizar la comida para distraer o anestesiar estados emocionales intensos. Así, el experto señala que mientras algunas personas eligen el alcohol, el tabaco, las drogas o las compras compulsivas para buscar alivio a esa tensión, otras buscan esa especie de "regulador emocional" en la comida. Un alivio, por cierto, que suele estar socialmente más aceptado.

“Es fundamental entender que el vínculo que establecemos con la comida no es otra cosa que nuestra forma de percibir el mundo. La comida es un vínculo y como tal está cargado de cuestiones culturales, emocionales y sociales; ¿Qué pasa cuando utilizamos esta relación que tenemos con la comida para suplir otras cuestiones? Por ejemplo, para tranquilizar una angustia o la ansiedad ante una situación que nos excede, como sustituto de algo que sentimos que nos falta (un trabajo, una relación, la dificultad para sociabilizarnos adecuadamente) o para simplemente aceptar la etapa vital en la que nos encontramos”, explica Verónica Rodríguez.

Entre las causas emocionales que pueden llevarnos a comer en forma automática podríamos mencionar.

  • Por estrés: El masticar supone un gasto de energía y al implicar una forma de desgarrar y triturar (actividad vinculada a la agresión) se transforma en una forma de reducir la ansiedad, forma rápida y pasajera pero al alcance de cualquier persona

  • Por tristeza: Algunas personas presentan un estado de ánimo muy bajo, sin entusiasmo para realizar tareas habituales, que notan como instintivamente aumenta su deseo de consumir chocolate, alimentos estimulantes, carne y otros productos ricos en proteínas e hidratos de carbono. Estos alimentos tienen en su composición química elementos que aumentan los niveles de serotonina, neurotransmisor que se encuentra disminuido cuando el ánimo está deprimido

  • Por insatisfacción: Si tenemos en nuestro interior una sensación de vacío, intentamos llenarlo, y comer es una forma fácil de hacerlo. El hecho cierto es que la comida nos distrae y produce una sensación de bienestar breve y fugaz, un efecto pasajero: luego de un rato volvemos a sentirnos como antes.

  • Por carencia afectiva: En un intento de recrear episodios felices de la propia historia vinculados en general a la madre nutricia.

  • Como forma de castigo: Una manera de provocar el aislamiento por no sentirse merecedor/a de afecto. Generalmente se vincula a la culpa por algo que se hizo o se pensó, y se auto-castiga engordando.

  • Por miedo: Como modo de protegerse dentro del cuerpo, miedo a dejar de ser niña o niño, miedo a mostrarse deseada o deseado, miedo a tomar responsabilidades.

  • Por influencia de los seres queridos: El temor a la desnutrición o el mito que afirma que la gordura es sinónimo de salud.

El aprendizaje de habilidades para la gestión de las emociones resulta imprescindible, según la experta, además de que también es importante desarrollar la capacidad para sentirlas y expresarlas a través de la palabra, ejercitando paralelamente la capacidad de autodominio y auto conocimiento. Así, la experta asegura que los tres pilares fundamentales para superar el síndome del "comer emocional" son:

  • La actitud tiene que ver con la posibilidad de modificar progresivamente el modo en que se piensa y se siente respecto del cuerpo, la comida y el movimiento, para fortalecer la decisión de hacer un cambio en la vida, aprendiendo a conocer y utilizar técnicas para reducir la ansiedad y el estrés.

  • El estilo de vida tiene que ver con aprender nuevas conductas y maneras de gozar de la vida, de las relaciones y hasta de sí mismo, sin falsos apoyos como la comida, el atracón o la dieta exagerada, aprender a fortalecernos de manera individual y en grupo.

  • Referente a la alimentación, hay que disfrutar de la comida sin culpa. La alimentación equilibrada es una de las claves para mejorar el estilo de vida. No hay alimentos prohibidos, sólo conviene dar más preferencia a algunos y menos a otros.

19 de febrero-20 de marzo

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