Orgullo y prejuicios

Esta semana Anne Igatiburu nos habla sobre la celebración del Día del Orgullo Gay.

Anne Igartiburu
ANNE IGARTIBURU

Acabamos de ser testigos de la celebración del Día del Orgullo Gay. Fiesta que da lugar a crear contenidos y minutos en los medios. Mucho he leído últimamente sobre el poder de la comunidad LGBT. Para los que quizá aun no estén familiarizados, es la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual y Transgénero. Según aseguran informaciones publicadas estos días, se ha creado una tendencia a pensar que se unen como fuerza viva ante una sociedad en la que, a veces, es complicado desenvolverse. Me ha llamado la atención la manera en la que se hace esta distinción tan importante de esta comunidad sobre el resto de los mortales, como si de verdad hicieran presión o aunaran fuerzas contra el resto de la sociedad. Me cuesta pensar que esto sea cierto y que actúen como un poder en la sombra.

Me parece lógico que personas afines que estén a gusto juntas se apoyen y ayuden como si fueran familia. Incluso que, cuando es necesario, defiendan intereses comunes. Y más en esta comunidad que tanto ha luchado por la integración y la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de la sociedad.

El hecho de que una persona pertenezca a la comunidad gay, no le adjudica una garantía de mejor profesional o ser más ejemplar. Igual que el heterosexual, por el mero hecho de serlo, no es ejemplo de mejor persona. La forma en la que amamos, a quién y con qué motivación, desde mi punto de vista, no tiene nada que ver con la capacidad que tenemos de ejercer nuestra profesión. Y sí, por ejemplo, el amor que hemos recibido en la vida y la trayectoria que hemos tenido como seres humanos. Nada tiene que ver esto, insisto, con hacer lobby, como se asegura a veces, con afán de crear una noticia. Si buscamos esa igualdad entre ciudadanos, independientemente de nuestra manera de mostrar nuestros afectos, no deberíamos ejercer ni permitir distinciones ni sectarismos de ninguna fuente. Seamos ejemplo para generaciones venideras y para las personas que tenemos a nuestro alrededor, creando un ambiente menos suspicaz y lleno de complejos. Han sido siglos de ‘castración’ del pensamiento, castigando al que era diferente. Demasiados y suficientes ya para darnos cuenta de que eso solo lleva al miedo y a un paso atrás en la convivencia armoniosa.

No conozco una lista de las personas heterosexuales más influyentes del mundo de la cultura, la política, el deporte... Las personas son, sienten, aman, luchan, se desesperan o celebran independientemente de con quién despierten o por quién suspiren, quiero pensar. A todos nos corresponde que no sea necesario hacer distinción entre una opción sexual u otra y que nuestros hijos vivan libres de necesidad de posicionarse o defenderse o justificarse. Y mucho menos creer que tengan que crear grupos para sentirse uno más en la sociedad.

Una canción para la ocasión

‘Soneto de la luna’, de Clara Montes sobre texto de Antonio Gala.

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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