Siento Andalucía

Anne Igartiburu le dedica su columna a María Galiana.

Anne Igartiburu
ANNE IGARTIBURU

Acabamos de celebrar el Día de Andalucía y las palabras de la siempre cercana y cabal María Galiana en una entrevista en la que le felicitan por el título de Hija Predilecta de esta tierra me han emocionado. Tiene toda la razón cuando reivindica la existencia de algo más que lo «gracioso» de los andaluces. Andaluces capaces y entregados, trabajadores y comprometidos, conscientes y valientes que han dado su vida por la tierra y por el mar, por su gente y sobre todo por su dignidad.

Que sí, que el andaluz tiene esa capacidad de ser vital pase lo que pase y celebrarlo todo, como lo hacían Lorca o Morente. Pero que existe una Andalucía sobria y comedida que observa en silencio a su alrededor y mueve ficha despacio y tajante, abriéndose un camino que a muchos, en su día, no les interesó. Hablo de esa Andalucía que tiene por metro cuadrado tanto talento que rebosa arte y tanto arrojo que rompe moldes para deslumbrar a oriundos y ajenos que empujan para que no haya vuelta atrás.

Hay telones que caen por su propio peso para dar carpetazo a estereotipos y mostrar un escenario nuevo y vivo. Un horizonte joven y enraizado a la tierra fértil y la cultura que marca una actitud ante la vida que poco tiene que ver con la dejadez o una siesta en desidia perenne. Andalucía ha sido ejemplo de lucha por los derechos de los trabajadores sobre la tierra que trabajan y sus jornales. También, ejemplo de renovación en el sistema educativo, como aquella Institución Libre de Enseñanza de finales del siglo XIX en la que ilustres andaluces tuvieron un papel decisivo.

Y qué decir de la influencia de artistas, de Velázquez a Picasso, de Pedro Soto de Rojas a Lorca o Alberti en la cultura de su época y hasta nuestros días. Creadores de pensamiento, soñadores incansables en la pintura, la música, la escultura, la arquitectura, la danza, el cine y tantas otras áreas como la economía o la ciencia. Entiendo que es fácil, cómodo, divertido y menos comprometido, hablar de lo jocoso de las cosas.

Estoy acostumbrada a que se nos tilde de duros, incluso brutos o poco emocionales a los vascos. También a que se hagan bromas sobre el peso de las piedras que se levantan en las exhibiciones de deporte rural de mi tierra. Y es cierto que la orografía, clima y circunstancias históricas nos han marcado en el carácter, pero poco a poco hemos demostrado la manera cercana que tenemos de tratar entre nosotros, la sensibilidad que tenemos a la hora de tratar el arte o la música o el mimo que ponemos en la gastronomía. Para al final –y al principio y desde ya–, darnos cuenta de que todos somos cada vez más parecidos.

Me gusta cómo vamos descubriendo, en parte gracias a las nuevas generaciones, la cantidad de maneras que hay de enfocar las relaciones humanas, sociales, económicas y culturales sin complejos ni juicios. Solo por el disfrute de amar de dónde venimos y soñar con a dónde vamos. Volemos pues juntos a por esos nuevos aires.

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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