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Yo soy un enfermo mental

Guillermo de Inglaterra y Lady Gaga participan en una campaña para hablar de los trastornos psicológicos. La cantante ha reconocido que está enferma, como también lo han hecho otras celebridades. ¿es positivo para la sociedad normalizar estas dolencias? ¿y para ellos?

Lady Gaga y Catherine Zeta Jones han reconocido públicamente sus problemas. / gtres

HUGO DE LUCAS

"Tengo una enfermedad mental. Sufro estrés postraumático desde que fui violada a los 19 años". Esta revelación televisiva, trasmitida en prime time el pasado diciembre, ha servido a Lady Gaga como terapia para aliviar una carga de la que aun no logra deshacerse. Necesitaba, dijo, hacer visibles sus fantasmas y superar el temor al estigma social que victimiza, aun más, a quien padece este tipo de trastornos. Sobre ello charló por videoconferencia hace unos días con el príncipe Guillermo de Inglaterra en el marco de la campaña Heads Together, en la que ambos participan y que pretende animar a esos enfermos a hablar sobre sus dolencias.

"Es muy difícil describir lo que es sentirse triste y tener que salir al escenario", explicaba Lady Gaga en esa conversación hecha pública por la Casa Real británica y por la cantante en sus redes. "Hay mucha vergüenza asociada a las enfermedades mentales y la sufres, porque sientes que algo no va bien en ti. Yo me he dicho muchas veces: 'Dios mío, mira todas estas cosas hermosas y maravillosas que tengo, debería ser feliz, pero…", añadía.

Aceptar las debilidades y compartirlas requiere un valor que resulta poco frecuente en personajes públicos. Sin embargo, algunos han asumido el riesgo de dañar su imagen con un baño de cruda realidad que sirve como catarsis personal y ejercicio de solidaridad. Nieves Álvarez logró ambos propósitos hace 16 años, cuando publicó 'Yo vencí la anorexia': "Durante la elaboración del libro, me arrepentí muchísimas veces. Tuve que volver a recordar todo lo que había sufrido durante aquellos años, cuando estuve a punto de morir. Me ingresaron por urgencias y pesaba 42 kilos".

Nieves Álvarez superó la anorexia y escribió un libro sobre ello. / gtres

Ella fue una de las primeras en visibilizar los trastornos alimenticios. Después se hicieron públicos testimonios como los de Marisa Jara, hoy reconciliada con su cuerpo – "He pasado un infierno"– y el de Ruth Lorenzo – "La bulimia y la anorexia es como ser alcohólico o tener una adicción… Siempre voy a ser así"–. También conocen ese calvario Linday Lohan, Christina Ricci o Demi Lovato, abrumadas durante años por la aversión de Hollywood al exceso de curvas.

Atados a la enfermedad

"Los famosos son siempre una referencia social, por eso es importante que algunos reconozcan sus problemas mentales, sin avergonzarse, ayudando a normalizar unas dolencias que son más frecuentes de lo que se cree. Por ejemplo, gracias a Catherine Zeta-Jones muchos han sabido lo que es el trastorno bipolar y que se puede controlar", explica la doctora Marta Campo Ruano, jefa del servicio de Psicología del hospital de La Zarzuela (Madrid). En efecto, hace cuatro años la actriz, tras pasar un tiempo internada en un centro psiquiátrico, declaró que la enfermedad la persigue desde joven: "Es como una nube negra. La veo venir y sé que debo tratarme cuanto antes".

Otra que lo aceptó y se sometió a una medicación adecuada fue René Russo."Literalmente me derrumbé, topé con una pared, no podía ni levantarme de la cama. Creí que era depresión y tomé antidepresivos, pero eso fue todavía peor, porque te agudizan los síntomas de la bipolaridad. He perdido años de mi vida hasta que dieron con la causa", confesó.

La solución

Selena Gomez siempre ha sabido cuál era su problema. El pasado otoño la cantante tuvo que cancelar una gira para tratar una crisis mental debida al lupus que padece: "He descubierto que la ansiedad, los ataques de pánico y la depresión pueden ser efectos secundarios de mi dolencia", explicaba a People. Selena dice que está aprendiendo a convivir con su condena. Por su parte, Owen Wilson sufrió crisis hace diez años: intentó quitarse la vida y estuvo internado varios meses. Lo superó, admitió su fragilidad, pero no ha querido volver a hablar de ello.

"Vivir con un secreto es agotador y resulta muy poco terapéutico. No hay nada peor que esconder tu sufrimiento por el miedo a la reacción de los demás o, en este caso, de tu público. Parte de la solución es naturalizar el problema, que no es lo mismo que exhibirlo o que sirva como justificación de comportamientos inadecuados", asegura Campo Ruano. Esta advertencia podría ayudar a entender la publicidad que Mel Gibson dio a su historial médico tras su tormentosa separación de la cantante Oksana Grigorieva en 2010.

Ídolos ejemplares

Entonces, un análisis psiquiátrico determinó que su conducta agresiva, la irritabilidad y la agitación que habían minado la reputación del actor eran característicos de un trastorno bipolar. De hecho, esos informes clínicos los utilizó como eximentes en el juicio de divorcio, donde se presentaron grabaciones en las que se escuchaban graves insultos contra su pareja y en el que se demostró que la había agredido.

Lo cierto es que, gracias a los especialistas, hoy se identifican como psicopatías lo que antes eran personalidades insufribles, sin más, o excentricidades de estrella. Leonardo DiCaprio es un cliente difícil para los hoteles donde se aloja por su manía por la limpieza extrema y una aversión enfermiza hacia los gérmenes causada, como ha asegurado él mismo, por un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el mismo que impide a Donald Trump dar la mano a desconocidos. El TOC se manifiesta en Justin Timberlake y David Beckham con una fobia incontrolable por el desorden.

Raquel Mosquera ha sido ingresada en un centro psiquiátrico en varias ocasiones. / Gtres

"Por fortuna, estos casos mediáticos están ayudando a normalizar algunos trastornos psicológicos, pero no todos. Hay enfermedades que siguen siendo un grave estigma, por eso se enmascaran con otras dolencias. Por ejemplo, las crisis de Raquel Mosquera se explicaban con episodios de depresión o de bipolaridad, cuando todo apunta a la esquizofrenia", añade la doctora Campo Ruano. La misma discreción se ha mantenido con las verdaderas causas que llevaron a Andrés Pajares a ser ingresado en una clínica psiquiátrica, al menos, en dos ocasiones. Se sabe que sufre graves brotes psicóticos y un desorden de personalidad que requiere de cuidados permanentes.

"Hablen de sus trastornos. No se escondan", animaba el príncipe Guillermo en su charla con Lady Gaga. Su hermano el príncipe Enrique lo hizo al admitir que su vida se convirtió en un caos tras la muerte de su madre. El último en reconocer su enfermedad mental ha sido el actor Eric Dane -depresión–. Todos están contribuyendo a acabar con el tabú, porque humanizar a los ídolos suele ser una buena manera de aceptar nuestras realidades.

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