Michael Schumacher, cuatro años después del accidente de esquí

Parecía que, tras una vida a alta velocidad, tocaba un tiempo sin sobresaltos. Pero no fue así. Michael Schumacher , que esquivó a la muerte tantas veces a bordo de su monoplaza y siempre salió ileso, se encontró cara a cara con el infortunio en una estación de esquí en los Alpes hace, ahora, cuatro años.

Era 29 de diciembre de 2013. Michael esquiaba con su hijo fuera de pista cuando sufrió un accidente que, según se publicó entonces, le provocó serias lesiones cerebrales. Se había retirado de la competición solo unos meses antes.

En 2014, tras varios meses ingresado en coma en el hospital de la ciudad francesa de Grenoble, Schumacher fue trasladado a su domicilio, en la localidad suiza de Gland.

Atendido en casa

La mansión familiar se convirtió, en aquel momento, en una clínica en la que recibir los mejores cuidados y, también, en una fortaleza inexpugnable. Su mujer envió un comunicado para pedir respeto. Desde entonces, el silencio rodea a la familia. Nadie fuera de su círculo íntimo sabe a ciencia cierta cuál es su estado de salud.

Hace unas semanas se especuló con que el piloto había experimentado una mejoría y que se mantenía estable. De hecho, la prensa francesa llegó a publicar que estas Navidades serían las primeras que se celebrarían en su casa tras el accidente.

Sin embargo, las palabras de Jean Todt, presidente de la FIA y jefe de Ferrari hasta 2008, hace unas semanas no resultaban tan halagüeñas. "Está ahí, sigue luchando", dijo sobre su amigo. Es de los pocos que ha hablado al respecto del heptacampeón de Fórmula 1.

Su mujer, Corinne, se ha convertido en la máxima defensora de la privacidad. A día de hoy, es difícil saber cómo se encuentra Schumi o en cuánto ha variado el patrimonio del Káiser, que en 2014 cifraban en 900 millones de euros, habida cuenta de que los cuidados que le profesan tienen un elevado coste, concretamente, unos 10 millones de euros anuales, según el diario 'Sport'.

Solo se sabe que su vida transcurre bajo la mirada de Corinne y los dos hijos que tiene con ella, Mick, de 18 años y piloto comos su padre, y Gina-Maria, amazona, de 20. Ellos son los únicos presentes en estos cuatro años de lucha incansable de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.

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