Como es habitual en estas fechas, en el Palacio de la Zarzuela ya han empezado los preparativos institucionales de la Navidad. Aunque España sea un estado aconfesional, la Corona mantiene las dos tradiciones propias de estos días: las felicitaciones navideñas, que se envían a las instituciones y personas con las que los Reyes han mantenido contacto a lo largo del año, y el mensaje que cada Nochebuena dirige el Monarca por televisión a los españoles.

El primer christmas que don Felipe y doña Letizia enviaron como Reyes, en diciembre de 2014, era una foto de ellos dos con sus hijas tomada el día de la proclamación, mientras que el año pasado escogieron una imagen de la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía fundidas en un abrazo, que fue realizada el Día de la Fiesta Nacional en el Palacio Real. Ninguna de las dos fotos correspondía a un momento novedoso, pero al menos ofrecían una nueva oportunidad de ver a las hijas de los Reyes, cuyas comparecencias fijas en público se limitan a tres al año: en la misa de Resurrección en Palma de Mallorca, en verano en el Palacio de Marivent y en el desfile militar del Día de la Fiesta Nacional. Luego, si hay suerte, como ocurrió el año pasado con la Primera Comunión de la Princesa de Asturias; este con la apertura solemne de la legislatura en las Cortes, o el próximo, con la previsible Comunión de la Infanta Sofía, se añade una cuarta ocasión más.

Esas son todas las comparecencias oficiales de la Heredera de la Corona y su hermana. El resto depende de que algún fotógrafo consiga sorprender a los Reyes con sus hijas en la vía pública y de que no se tapen el rostro.

La segunda tradición de estas fechas, el mensaje de Navidad, exige unos preparativos mucho más intensos. Por un lado, hay que redactar el discurso, que es uno de los más importantes del año, y por otro lado elegir el escenario. El año pasado el Rey hizo un cambio revolucionario al sustituir por primera vez los sencillos salones del Palacio de la Zarzuela por el monumental Salón del Trono del Palacio Real, una decisión que sorprendió a todos, gustó a muchos y disgustó a unos pocos.

El escenario del mensaje es uno de los secretos mejor guardados hasta poco antes de su emisión por televisión y su elección depende del Rey, de sus colaboradores más próximos y de lo que se quiera transmitir. En principio, don Felipe tiene para elegir cualquier rincón de los muchos que albergan los ocho Palacios Reales y 13 monasterios y conventos que en su día pertenecieron a la Corona y hoy gestiona Patrimonio Nacional. Cambiar de escenario tiene la ventaja de la novedad y, además, ayuda a difundir la historia de España y los Reales Sitios, pero también conlleva un riesgo: que la decoración distraiga la atención y el público no capte el mensaje.

21 de marzo-19 de abril

Aries

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