Unos Reyes que comparten el dolor

Don Felipe y doña Letizis siempre han sabido mostrar su solidaridad y ponerse del lado de los que sufrían.

Almudena Martínez-Fornés
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

Quizá les cueste imaginar la siguiente escena, pero es real: palacio de La Zarzuela. Finales de los años 70 o principios de los 80. Don Felipe, todavía un niño, contempla a su madre, doña Sofía, preocupada porque no le salen las cuentas. La Reina acababa de crear una fundación benéfica con su propio capital y eran tantas las peticiones de ayuda que recibía que el dinero no le llegaba. La anécdota la contó el propio Rey hace poco más de un mes. "Yo puedo dar fe de ello pues fueron numerosas las ocasiones en las que percibí la preocupación de mi madre, la Reina Sofía, por encontrar los medios, las vías y los mecanismos para sacar adelante proyectos que, al final, se materializaban gracias al esfuerzo de muchas personas comprometidas".

También requiere un esfuerzo de imaginación esta otra escena ocurrida en la misma época pero en la India: doña Sofía y sus tres hijos viajan de incógnito en varias ocasiones para visitar a la reina Federica y la princesa Irene de Grecia, que se habían trasladado a Madrás, atraídas por la filosofía hindú. Se desplazaron en tren y pasearon por las calles sin que nadie les reconociera. Don Felipe descubrió a los ocho años el rostro más duro de la pobreza y aquella experiencia le marcó para siempre.

Después, a lo largo de su vida, ha ido conociendo de cerca otras formas de sufrimiento extremo, como el causado por la banda terrorista ETA –asistió al entierro de Miguel Ángel Blanco–, el horror de las catástrofes naturales –su viaje a Centroamérica tras el huracán Mitch–, los atentados del 11-M, las muertes de militares en acto de servicio, los accidentes aéreos –como el de Spanair o el Yak– , las enfermedades y la exclusión social.

Todas esas experiencias han ido forjando al Rey como un ser humano empático ante el dolor ajeno y han hecho que una de las palabras más repetidas en su vocabulario sea precisamente la solidaridad. Basta con revisar la cuenta de Twitter de la Casa del Rey para comprobar que la mayoría de los mensajes que publica son para expresar su solidaridad con las víctimas de alguna injusticia o atrocidad ocurrida en el mundo.

Me encantó que el Rey me llamara para preguntarme como estaba"

pau donés

Pero el Rey no solo lo expresa en sus discursos. También lo hace con minutos de silencio y llamadas de pésame a las familias de las víctimas, o a sus representantes cuando son de otro país o no tiene forma de hablar con ellas directamente. Lo mismo envía una condolencia a la reina de Inglaterra tras los atentados de Londres y Manchester, y al presidente de Portugal por los incendios ocurridos en su país que llama por teléfono al cantante Pau Donés, como hizo cuando supo que estaba luchando contra un cáncer. "Me encantó que me llamara para preguntarme cómo estaba", relató el artista. Otra forma que tiene el Rey de expresar su solidaridad es poniendo las banderas a media asta en el Palacio Real o en Zarzuela, que son los dos que más frecuenta.

Unos Reyes solidarios

Doña Letizia todavía era prometida del Príncipe de Asturias cuando conoció el lado más amargo de su nueva vida. Dos meses y medio antes de la boda, los atentados del 11M acabaron con la vida de 192 personas en Madrid. Como periodista ya había vivido situaciones extremas, pero ahora se esperaba de ella que llevara unas palabras de consuelo a las víctimas en representación de todos los españoles. Doña Letizia aprendió rápidamente esa dura lección y, en cuanto tuvo oportunidad de mantener su propia agenda, eligió unas áreas que le permitían llevar la solidaridad de la Corona a unos sectores muy concretos: niños, jóvenes y colectivos de enfermos.

Una de las muestras más significativas de la importancia que los Reyes conceden a la solidaridad son los dos actos con los que arrancaron su reinado. El primero fue un encuentro con representantes de todas las víctimas del terrorismo. Y el segundo, con las más de 100 asociaciones que se dedican a la solidaridad, ya fueran de discapacitados, de lucha contra la droga o contra la violencia de género, de enfermedades, de gitanos o del colectivo LGTB, entre muchas otras. Aquellos dos gestos no fueron aislados, sino que marcaron el camino del nuevo reinado.

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