moda

“Es el ideal de belleza lo que se ha convertido en una tiranía”

¿De dónde viene el consumismo? ¿Es moda percibida de la misma manera que hace 20 años? En su último ensayo, el sociólogo y filósofo francés ofrece algunas claves para entender estos y otros fenómenos contemporáneos

El filósofo y sociólogo Gilles Lipovetsky / d. r.

JUAN PECES

Gilles Lipovetsky (París, 1944) no es un encantador de serpientes, ni un cómico, ni un comunicador. Como filósofo y sociólogo, su objetivo no es prescribir tendencias, sino analizar nuestras costumbres, así como las presiones y los cambios que determinan nuestra existencia. Utiliza expresiones ingeniosas para intentar describir lo que ve: "La sociedad del hiperespectáculo", "la estetización del mundo", "la economía del vedetariado", la "sociedad comercial de entretenimiento masivo", el "arte experiencial", "la superabundancia mediática"... Pero no propone tesis revolucionarias (como Noam Chomsky) ni describe cómo se fabrica una víctima de la moda (como Guillaume Erner). Tampoco pretende hacernos reír con aforismos punzantes, pero es difícil no reconocer a la sociedad contemporánea en sus escritos.

Internauta. / d. r.

Sus obras, publicadas en español por la editorial Anagrama, son debatidas en las facultades de Comunicación y Periodismo de todo el mundo. Es, si es que algo así existe, una estrella del pensamiento galo, una celebrity de las ideas. Recientemente, estuvo invitado en el II Foro de la Cultura de Burgos y aprovechó su paso por Madrid para charlar acerca de su último libro: De la ligereza (Anagrama).

¿Y qué sabe Lipovetsky de la ligereza? El filósofo aparece en el jardín del Instituto Francés de Madrid vestido de negro de pies a cabeza y fumando un puro con delectación. Se diría que saborea la sobremesa. Su apariencia "cómo mueve las manos, cómo se arruga su frente al meditar una respuesta" encaja con el prototipo de un filósofo. Su francés es desafectado, y su forma de hablar, cercana y sosegada; aunque su gestualidad sea apasionada.

  • Mujerhoy En De la ligereza, su último ensayo, sostiene que tomamos dos caminos diferentes para rehuir la ansiedad o el malestar: mientras "unos se lanzan por la senda del consumismo", otros buscan "desembarazarse del exceso de cargas que lastran nuestra existencia, combatir la pesada ligereza del consumismo". ¿Cómo explica esa polarización? Gilles Lopovetsky En los años 60, los jóvenes hablaban de revolución. Emancipación y liberación eran el discurso dominante. Hoy ese discurso sigue existiendo, pero ya no electriza nuestra época. Ahora se sueña con aligerar la existencia y lo hacemos evadiéndonos, bien con una huida adelante a través del consumismo o bien huyendo de este a través del desarrollo personal, el yoga, la meditación, el budismo... No se conoce ninguna sociedad humana cuyos miembros no hayan creado espacios ligados a la ligereza: las fiestas, los juegos, los ritos... Yo diría que hay una necesidad antropológica de ligereza. Por eso hay que ir más allá de criticar la estupidez; lo razonable no es criticar la evasión, sino el exceso de ligereza.

  • MH ¿El "hiperconsumismo" es una manera de rehuir nuestra dimensión reflexiva? GL La cultura ligera del capitalismo ha sido muy criticada, pero yo no la demonizo, porque se subestima un aspecto positivo: ha contribuido a liberarnos de grandes locuras políticas, revolucionarias, nacionalistas, que pusieron a Europa a sangre y fuego. Cierto, no es muy gloriosa la cultura de la ligereza, pero ya no tenemos guerras mundiales. La gente quiere vivir mejor, no morir por causas que solo sirven a los poderes. A veces sentimos la necesidad de vaciar la cabeza, y eso no es forzosamente una alienación o una manipulación. Que a la gente le gusten las cosas superficiales no es un drama. Ahora, lo que es criticable es que esa superficialidad invada la vida. Por tanto, la novedad no consiste en la necesidad de evasión del ser humano, sino en que el instrumento dominante hoy para conseguir esa evasión sea irse de compras.

  • MH Usted habla mucho de los procesos de individualización de la sociedad. Esa desconexión, ¿no nos lleva a perder el espíritu crítico? GL No lo creo. Esa era la idea de Marcuse: la de un hombre unidimensional que habría perdido su facultad de hacer crítica. Es cierto que se da, como él decía, un efecto de desaparición del espíritu revolucionario, pero no ha desaparecido el espíritu crítico. Se critica más que nunca: el urbanismo salvaje, el consumismo, la televisión, la escuela, el arte contemporáneo... ¿Me puede decir algo que no esté sujeto a la crítica? Simplemente, se ha "balcanizado": todo el mundo tiene una opinión. ¡La gente no se ha vuelto estúpida! Observe la cantidad de manifestaciones que se ven en las calles: la gente dice si está a favor o en contra del matrimonio homosexual, de la inseminación artificial, de la política inmigratoria... Adopta, en definitiva, un espíritu crítico. No somos una sociedad de meros consumidores.

  • MH La sociedad actual también ha dado pie a fanatismos colectivos, como la extrema derecha en Hungría o en Francia... GL Sí, pero el auge del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, por ejemplo, no tiene nada que ver con los fascismos de la época de preguerra, en tanto que ese partido respeta el sufragio universal...

  • MH Con la cultura de la ligereza, da la impresión de que la sociedad elude o rechaza la madurez como conocimiento y experiencia de vida, y que hay un culto a la adolescencia permanente. GL Eso lleva a afirmar que la ligereza infantiliza a la sociedad, pero eso sucede solo en apariencia. Hay ciertos hábitos ligados a la juventud o la apariencia de juventud, pero ¿es la sociedad, en realidad, la que fabrica la irresponsabilidad?

  • MH Se lo pregunto porque una mentalidad o un comportamiento adolescente hace a la persona más permeable a los deseos e impulsos del consumismo. GL Sí, eso es así, pero es solo un aspecto del problema. Somos consumidores, pero también trabajadores. En su conjunto, la sociedad actual aumenta la responsabilidad de los individuos, porque estamos obligados a tomar decisiones constantemente, en un contexto de novedad permanente (en su libro usa la palabra "neofilia" para referirse a la necesidad o gusto exacerbado por lo novedoso);. Si hay tal necesidad de evasión es porque el peso de la responsabilidad es mayor. El consumo compulsivo es minoritario, y lo que se percibe más es el consumo reflexivo, comparativo y basado en la información. Hay signos de adolescencia [fuera de su contexto temporal "normal"], pero no hay que tomarlo como si fuera el conjunto de la sociedad. La gente piensa en su futuro, en su vivienda, en su salud, en sus hijos... No confundamos las imágenes de ligereza que presenta la publicidad con la realidad.

  • MH En una obra anterior [La estetización del mundo, publicada en 2014], decía que "asistimos a una orgía de artificios y oropeles". En su último ensayo, retoma la idea de la obsesión por la apariencia. ¿Nos lleva la ligereza a querer ser aceptados en razón de nuestra apariencia? GL Esa obsesión es patente en la juventud, pero es un rasgo que desaparece a medida que nos convertimos en adultos. Fíjese en las parejas que se separan: cada vez hay más dramas afectivos, pero es un problema de comunicación, no de apariencia. En la sociedad del capitalismo artístico se da la paradoja de que los individuos buscan cada vez comunicarse con otras personas y quieren ser reconocidas y amadas por lo que hacen, por sus ideas, y no por cómo se visten. Cuando usted pierde su trabajo, se siente herido por la falta de reconocimiento, no por [cómo se percibe] su apariencia. Aunque el narcisismo siga existiendo, la moda no es más que un aspecto de las relaciones sociales. La juventud y el cuerpo siguen siendo importantes, pero la vestimenta lo es cada vez menos y al parecer ya no impresiona a nadie.

  • MH ¿El lujo ya no pertenece a una clase o grupo social? GL Sí, esta idea todavía persiste en nuestra sociedad. Como siempre, hay una multitud de marcas de lujo, pero a medida que crece el proceso de individualización, se busca más la puesta en valor de la persona. Antes se juzgaba la vestimenta de alguien como un símbolo externo de riqueza y de pertenencia a un mundo, pero eso ya no interesa.

  • MH ¿Quiere decir que ahora se considera más a la persona en su conjunto? GL Eso es. Antes, para ir a la ópera, había que ir bien vestido; ahora, si lo hace, la gente se burlará de usted o le considerará un burgués. En cambio, las películas que ve en el cine, las exposiciones que visita, los lugares a los que va de vacaciones, sus gustos... lo describen como individuo. Eso no significa que las marcas hayan dejado de tener relevancia, pero son solo un aspecto de la persona. El multimillonario fundador de Facebook va en camiseta. ¿Es un adolescente? ¡No! Ninguna mujer tiene hoy celos de la vestimenta de otra mujer, sería ridículo. En Facebook le definen por sus gustos, no por si lleva algo de firma.

  • MH Pero tengo la impresión de que las mujeres siguen recibiendo mensajes que les dicen que, si tienen dinero y se visten de una forma determinada, serán más asertivas o más poderosas. GL Es el ideal de belleza, de delgadez, de juventud... lo que se ha convertido en una tiranía, no la moda. El imperativo de delgadez culpabiliza a las mujeres y les ofrece una mala imagen de sí mismas, proponiendo un ideal físico muy homogéneo y casi inaccesible. Esa imagen de ligereza del cuerpo se convierte en una carga para la mujer. Paradójicamente, la sociedad de la ligereza ¡no tiene nada de ligero para muchas mujeres!

  • MH ¿Hay un vínculo entre el hiperconsumismo y la necesidad de "seducción permanente"? ¿Afecta eso a la sexualidad? GL Hace mucho tiempo que se "denuncia" que el sexo se toma a la ligera. Es cierto que hay relaciones efímeras, pero resulta falso afirmar que el sexo se ha convertido en algo cool. La mayoría de las mujeres no busca el sexo casual, sino una relación llena de sentido. Hay también una relación afectiva y emocional: la prueba es que la ruptura entre dos personas siempre produce dolor o decepción a una de ellas. Eso significa que el sexo no tiene nada de ligero. Por otro lado, las personas buscan permanentemente seducir y lograr el reconocimiento de su entorno, como reflejan las redes sociales. Ya lo decía Yves Saint-Laurent en los años 60: la gente ahora ya no quiere ser elegante, quiere seducir, agradar. Creo que eso es verdad. Más que la elegancia, en cuanto que esta supone el sometimiento a una norma, se busca la seducción.

Para entendernos (breve glosario lipovetskiano)

  • El capitalismo artístico. Es el que fabrica un tipo de arte o un tipo de experiencia estética que no requiere cultura previa, sino que es fácilmente sensible para el público masivo.

  • Economía del vedetariado. El mercado que gira en torno a los "iconos más o menos mundializados, las listas de éxitos, los superventas, los premios, los récords...".

  • Hiperespectáculo. La era de la superabundancia mediática y el espectáculo omnipresente. "Una orgía de artificios, oropeles y efectos publicitarios, acontecimientos supermediáticos y emocionales, y extravagancias e imágenes extremas".

  • Internauta transestético. Cuando la persona se autorrepresenta a partir de "sus gustos subjetivos, sus vivencias, sus reacciones emocionales, sus juicios de valor".

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?