vivir

Examen de madre

El feminismo no queda bien en un hotel de playa.

Maite Niebla

PALOMA BRAVO Madrid

Dos preadolescentes y un niño que no son hermanos pasan las vacaciones juntos. El mayor apunta una adolescencia contradictoria, entre lo intelectual (¡lee!) y los youtubers. Su gran contribución a la armonía familiar ha sido enganchar al pequeño a los vídeos de Luzu. Nótese la ironía, reafírmese la esquizofrenia: mientras ven a Luzu no discuten, no piden, no protestan; pero, por alguna razón que se me escapa, es cerrar la pantalla y llenarnos todos de energía negativa. Luzu, definitivamente, les pone de mal humor.

La mediana, en cambio, asoma unas hormonas maternales y cada noche, a la hora de la cena, pide por pedir y porque se le ha negado un perro que Pablo y yo tengamos un hijo juntos.

Los primeros días pensé que le tocaba a su padre contestar, pero, dado su escaqueo, me cansé y contesté yo.

Contesté mal: que no hay que tener hijos con cada hombre al que quieres, que cada vez hay más mujeres que no quieren ser madres y eso es bueno (la independencia y demás...).

Pero el feminismo no queda bien en un hotel de playa. La niña se aburre y vuelve al perro.

Es tarde. Salta el pequeño, el mío. Obligado a cenar sin iPad (y sin Luzu), mirando con envidia total a las mesas vecinas en las que cada niño está pegado a una pantalla consumiendo su droga favorita (de Caillou a Temple Run), mi hijo escucha la conversación de los mayores, a la defensiva, y con ganas de bronca.

¿Cuántos años tienes, mamá? [...] ¿Quisiste tenerme solo porque eras ya vieja?

El mayor me mira triunfante: hay bronca. La mediana, un poco asustada: no le gustan las lágrimas. Pablo me mira horrorizado. Y yo... me relajo. Porque esa pregunta me la sé.

Vente, vámonos.

Nos levantamos de la mesa y, en medio de estas vacaciones mezcladas, encontramos un lugar solitario e íntimo, y se lo explico. Que siempre, siempre, quise tenerlo. Que él es lo que más quiero en el mundo. Que lo quiero porque es mi hijo, pero, sobre todo, porque está lleno de luz, es divertido, generoso y extraordinario. Que sin él el mundo se apaga. Que lo es todo y, justo por eso, yo tengo que ser muchas más cosas (trabajadora, amiga, pareja, hija, madrastra, hermana, fiestera, lectora, libre... y feliz), para enseñarle que si quiere, puede.

Cuando volvemos, Pablo y sus hijos están hablando de fútbol. Nos sumamos: somos de Griezmann y de Oblak, que no nos los toque nadie, que tenemos el corazón rojiblanco. La hija de Pablo observa a mi hijo con amor casi de hermana, me mira, me guiña un ojo, me pide perdón, me felicita.

He pasado un examen de madre. Y convalida para madrastra. 

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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