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Oler para aprender

Se trata del sentido que utilizamos primero cuando nacemos, pero parece que es el que menos se utiliza de forma consciente a medida que vamos creciendo.

El olfato es fundamental en la supervivencia de muchos seres vivos. / fotolia

Joaquina Dueñas
JOAQUINA DUEÑAS

El olfato es un sentido al que solemos prestar poca atención, salvo en el caso de los profesionales que utilizan la nariz como su principal herramienta de trabajo, como es el caso de los perfumistas. Íntimamente ligado con el gusto, es además un poderoso ancla emocional que nos transporta de forma automática a vívidos recuerdos. Sin embargo, educarlo en los niños logra una mejora en la concentración, potencia la memoria y desarrolla el espíritu creativo

Tanto es así que puede utilizarse a modo de refuerzo para aliviar el estrés con la aromaterapia y conseguir a través del aroma trasladar la sensación de bienestar a cualquier momento y lugar. Basta con pensar en olor a sofrito de casa de la abuela o el de canela de las tardes haciendo galletas. Teniendo en cuenta estas consideraciones, la ingeniera química Sandra Iruela ha desarrollado un taller experiencial para niños a través de cual aprenden a utilizar el olfato a través del juego.

Todas las especies utilizan el olfato como guía a la hora de desenvolverse en su entorno, el olfato es un sentido muy potente, fundamental en la supervivencia de muchos seres vivos. En el ser humano, se trata del primer sentido que desarrolla un bebé al nacer y le permite reconocer a su madre, sin embargo, parece que es el sentido que menos se utiliza de forma consciente a medida que vamos creciendo.

El conocimiento de los sentidos del tacto, el oído, el gusto y el olfato ayudan al aprendizaje y queda registrado en la mente del ser humano desde niños, sin embargo, el sentido del olfato es uno de los sentidos menos trabajados en la educación formal y con más potencial, algo que debería mejorar en aras de enriquecer la formación de los niños en cuanto a la adquisición de recursos a través de sus propios sentidos.

El sentido del olfato es de los que más precisión y riqueza nos confiere al ser humano a la hora de describir algo, siendo capaces de reconocer 200 tonalidades de color frente a las 10.000 referencias olfativas que somos capaces de almacenar en nuestro cerebro. En este sentido y con el objetivo de que los niños aprendan a utilizar el olfato con cierto criterio, la experta en fragancias e ingeniera química Sandra Iruela, ha desarrollado un taller experiencial impartido por Sandir, con el principal objetivo de dar a conocer la estimulación del olfato a través de la cultura del perfume. Al utilizar los sentidos los niños comprenden y aprenden más sobre el mundo que les rodea, comenta Iruela.

La metodología didáctica que plantea Sandir permite que los niños relacionen y describan aquellos olores que ya conocen, así como aquellos olores más complejos en un contexto divertido, así mismo, mientras amplían su vocabulario y riqueza en memoria olfativa aprenden a crear un perfume que se pueden llevar a casa.

A través del taller los niños aprenden a utilizar su olfato y sus aplicaciones en la vida diaria con mayor conocimiento y espíritu crítico, desarrollando nuevo vocabulario. Los talleres infantiles se imparten en Madrid y Barcelona y tienen una duración de una hora y media. Esa búsqueda de matices para realizar descripciones precisas es lo que hace que los niños, además de mejorar su concentración, imprescindible para apreciar pequeños detalles olfativos, mejoren su vocabulario y su creatividad.

Impregnar los momentos felices de los niños de aroma agradables los ancla a la memoria, ayudándoles a recurrir a ellos cuando se sientan tristes, asustados o enfadados para revivir esa sensación de felicidad y apaciguar de ese modo los sentimientos negativos.

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