Las tradiciones (paganas) más curiosas de la Semana Santa

Curiosas tradiciones paganas en Semana Santa

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   El entierro de Genarín, en León (Jueves Santo), es quizá una de las procesiones más irreverentes de toda la Semana Santa. Se trata de un curioso Vía Crucis pagano que discurre por el Barrio Húmedo de la ciudad, partiendo desde la Plaza de San Martín hasta la antigua Muralla, que debe ser trepada por el Hermano Escalador para dejar una ofrenda de queso, orujo y una naranja. Durante todo el recorrido, se bebe, se canta y se rinde homenaje a Genarín, un conocido 'borrachín' frecuentador de burdeles y tabernas de la ciudad que en 1929 fue atropellado mientras hacía sus necesidades en la calle por el primer camión de la basura de León.

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   El preso indultado por gracia divina que se pide en Logroño la mañana del Jueves Santo. Eso sí, existen unas condiciones muy concretas para que se conceda la libertad al reo: debe tener la mayor parte de su pena cumplida, tener el tercer grado y no haber sido sentenciado por un delito de carácter muy grave. Así, si el Consejo de Ministros aprueba el indulto, la cofradía llevará un Cristo yacente durante su procesión hasta el Palacio de Justicia, desde donde sacan al preso indultado vestido como los cofrades, para salvaguardar su identidad.

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   El mismo Jueves Santo se celebra en Verges (Gerona) la Dansa de la Mort, quizá uno de los espectáculos de Semana Santa más extraños que existen. Por la noche, cuando comienza la Pasión, una comitiva de encapuchados con máscaras de calaveras marchan portado antorchas al ritmo de los tambores mientras cinco de ellas bailan una danza espectacular 'armadas' con guadañas, relojes sin manecillas y pancartas que simbolizan el paso del tiempo y la muerte disfrazadas de esqueletos. Esta tétrica tradición se remonta al siglo XIV, cuando el pueblo tuvo la desgracia de sufrir un brote de peste que fue vista como un castigo divino.

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   El mediodía del Viernes Santo tiene lugar en Calanda, Teruel, la tradición de Romper la Hora, una celebración de interés turístico internacional que consiste en que, según marca las 12 de la mañana el reloj de la iglesia, entre un silencio sepulcral, todos los tambores redoblan a la vez convirtiéndose en un espectáculo único en el mundo.

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   El Sábado Santo, en Orihuela (Alicante) se celebra “La cruz de los labradores”, más conocida como La Diablesa de Orihuela, una procesión que lleva vigente desde 1695 y que está representada por un paso con una gran cruz sobre unas nubes con pequeños ángeles a su alrededor, una esfera del mundo y dos tétricas figuras: un esqueleto y una figura de Satanás con alas de murciélago y pechos femeninos (la diablesa). ¿Su significado? Representar el triunfo de la cruz sobre el mundo, la muerte (la figura del esqueleto) y el demonio (la diablesa). Eso sí, la presencia de la diablesa hace que el paso no pueda entrar en ningún templo de la localidad.

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   La ruta termina en Granada el Domingo de Resurrección con la procesión del Dulce Nombre de Jesús. La cofradía, formada sólo por niños, lleva la imagen a hombros mientras hacen sonar unas campanillas hechas de barro blanco. El sonido invade la ciudad, ya que la Hermandad reparte campanillas a cambio de un donativo consiguiendo que todo el mundo se una a la procesión y la alegría llene las calles.