Georgina Chapman: la diseñadora a la que ama Hollywood

La meca del cine es para Georgina Chapman como su casa, y no porque su marido, Harvey Weinstein, sea el productor todopoderoso al frente de Miramax, que también, sino porque ella misma es la diseñadora de sus más rutilantes estrellas, a las que viste con su firma de alta costura, Marchesa.

Lo suyo con la moda no fue un deslumbramiento de última hora fruto de su posición social, ni tuvo nada que ver con su matrimonio con el hombre que produjo Pulp Fiction, sino que es una vocación nacida a la sombra de la adolescencia, cuando cosía su propia ropa en el Londres que la vio crecer. De esa pasión, Georgina ha sabido hacer su profesión, previo paso por el prestigioso Chelsea College of Art and Design, donde coincidió con la que luego sería su socia e íntima amiga, Keren Craig.

Tras ese encuentro, no tardó en aparecer la editora de moda y cazatalentos Isabella Blow, que dio a esta emprendedora el empujón definitivo y la lanzó al espacio sideral fashion, allí donde los deseos suelen convertirse en realidad, Nueva York, y donde ahora reina con Marchesa, el título nobiliario de la estrafalaria y provocadora Luisa Casati, la noble italiana y popular mecenas que se tiñó el pelo de rojo en plena Belle époque.

Para el ascenso de su firma, Chapman contó con la ayuda de Renée Zellweger, que lució uno de sus diseños en la segunda entrega de Bridget Jones. Y Cate Blanchett, Rihana, Blake Lively, Diane Kruger o Penélope Cruz han paseado sus vestidos de ensueño sobre la alfombra roja que ella suele pisar de la mano de Weinstein.

Londres pasó a ser historia frente al sueño americano, que le ha llevado a conquistar el armario de Michelle Obama, a codearse con los Clinton, o a gozar de la simpatía de George Clooney o Gwyneth Paltrow. Todo gracias a sus elegantísimas colecciones de fiesta, hechas a la medida de las grandes puestas en escena que quiere Hollywood.

Pero esta elección no es casualidad: Chapman quiso, en un principio, dirigir su carrera hacia el vestuario de cine y teatro. Por eso ha vestido a las protagonistas de la serie Gossip Girl, pero también a gente "corriente", como la señora de 86 años que eligió para la graduación de su bisnieta un vestido que la mismísima Halle Berry había llevado a los premios de la Academia de Cine. Una excentricidad con el sello Marchesa.

Por lo demás, la británica, que suele estar en la lista de las mejor vestidas, cree en la vida sana, es aficionada al yoga y fue al mismo colegio que la duquesa Kate Middleton, el Marborough College en Wiltshire. Su vida es de película.