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Christina Hendricks: "Es divertido ser una chica mala"

Joan, su personaje en Mad Men, marcó tendencia. Pero la actriz está sedienta de retos y se pasa al lado oscuro en su nueva incursión en la pequeña pantalla. Hablamos con ella en su primera visita a nuestro país.

Christina Hendricks / Juan Aldabaldetrecu.

A. SANTOS Madrid

Cuando Christina Hendricks avanza decidida y sonriente por el pasillo, es imposible no tener la sensación de que viene a entregarte un informe para que lo pases a máquina. Como si este hotel madrileño fueran las oficinas de Sterling Cooper Draper Pryce, en Madison Avenue, y ella no hubiera abandonado el personaje de Joan Holloway en Mad men.

Es lo que tiene haber interpretado durante ocho años a una mujer inolvidable en una serie de televisión que se convirtió en un fenómeno planetario. La inteligente, ambiciosa, entrañable y sexy jefa de secretarias de una agencia de publicidad que, en plena década de los 60, logra llegar a lo más alto y reivindicarse como madre soltera.

Por supuesto que soy feminista; ¿Quién podría no serlo? Es absurdo.

Christina Hendricks

Christina no se contonea como Joan, pero a sus 41 años sigue luciendo generosas curvas enfundada en un sugerente vestido negro mejor no preguntarle por su cuerpo, advierte su agente, "está harta" y presumiendo de ojos azules y una piel increíblemente tersa y blanca. Solo el color de su pelo, que ha dejado de ser ese encendido rojo que consiguió poner de moda para dar paso a su rubio natural, te saca del flash back y te recuerda que hay vida más allá del atormentado Don Draper y su troupe.

Hendricks hace tiempo que lo sabe y ha venido por primera vez a España dispuesta a que también amemos a Trudy, su personaje en 'Hap and Leonard', la serie que acaba de estrenar el canal AMC (en España, en Movistar+). "Tras el descanso que me tomé al acabar Mad men, sentía que ya estaba preparada para hacer otra cosa cuando mi agente me llamó y me dijo: "Te envío un guión que te va a encantar". Mientras lo leía, podía imaginarme rápidamente interpretando un papel completamente diferente a lo que había visto hasta entonces en televisión, así que me lancé y aquí estoy", explica.

El resultado es una femme fatale sureña con una capacidad innata para complicar la vida de su ex (un exconvicto llamado Hap que sigue perdidamente enamorado de ella) y la de todos los que la rodean. "Con este personaje se abrían nuevas puertas para mí. Por fin tenía la oportunidad de ser una chica mala, y eso es divertido", reconoce con mirada pícara.

Hendricks pertenece a esa clase de personas que ha conseguido llegar lejos sin proponérselo y se ha dejado sorprender por lo que el destino le tenía preparado. La jugada le ha salido bien. "Nunca he tenido planes, solo sabía que Nueva York estaba más cerca de hacer cosas interesantes que Virginia", afirma refiriéndose al estado en el que creció. Aunque nació en Tennesse y vivió en Idaho, se mudó allí a los 13 años por su padre, que era agente forestal.

¿Hijos? Suponen mucho trabajo; y simplemente, no todo el mundo quiere tenerlos.

Christina Hendricks

Christina ya había participado en musicales del colegio "Me encantaba cantar y bailar", así que cuando su nuevo instituto no la recibió con los brazos abiertos buscó refugio en un grupo de teatro. "Me permitía canalizar la rabia. Ya sabes cómo son los adolescentes. Yo no tenía pinta de animadora: era un poco gótica, llevaba botas militares, me pintaba los labios de negro y los chicos se metían conmigo. El instituto es horrible ¿no? Yo lo odiaba", reconoce divertida. Fue entonces cuando descubrió el libro Ana de las tejas verdes y decidió emular a su pelirroja protagonista, ganándose a todos.

Pocos años después se presentó a un concurso de belleza que organizaba una revista y, aunque no ganó, quedó entre las 10 finalistas y logró un contrato para trabajar como modelo. " Me dio la oportunidad de viajar por el mundo. Nunca había salido de Estados Unidos y en unos meses estuve en Japón, Italia, Inglaterra... Me abrió los ojos. Yo me lo tomaba como algo creativo, como si fuera un personaje", explica.

Con 25 años se instaló en Los Ángeles con su madre y se dedicó a la publicidad hasta que un amigo de su hermano la animó a dar el salto a la interpretación y se ofreció a representarla. Hizo varios cursos y participó en algunas series hasta que llegó a sus manos el proyecto de Mad Men.

Las seis diferencias entre Joan y Trudy / D.R.

Las seis diferencias entre Joan y Trudy:

Joan:

  1. 1

    En los 50: Joan (Mad Men)vive la tensión de su época.

  2. 2

    Mujer objeto: Representa una idea de mujer hipersexualizada.

  3. 3

    Rebelde: Lucha contra esa visión masculina.

  4. 4

    Madre: Su maternidad en solitario es un punto de inflexión.

  5. 5

    Éxito: De secretaria, pasa a ser socia de la agencia.

  6. 6

    Evolución: Adquiere la capacidad de decidir su futuro.

Trudy:

  1. 1

    En los 80: Trudy (Hap and Leonard) es alegre y libre.

  2. 2

    Belleza folk: Su personalidad es complicada... a la sureña.

  3. 3

    Bad girl: Es de las "malas" que no podemos dejar de amar.

  4. 4

    Activista: De pasado hippie, tiene un fondo idealista.

  5. 5

    Enamorada: Está unida a Hap (su ex) por lazos muy fuertes.

  6. 6

    Evolución: Demuestra ser capaz del mayor sacrificio.

Un éxito inesperado

El resto ya lo conocemos, aunque entonces era descabellado imaginarlo. "En mi agencia no querían que aceptara el papel. La cadena AMC no tenía experiencia en series y se trataba de una ficción compleja ambientada en los años 60. Había muchas dudas sobre si funcionaría, pero a mi manager y a mí nos encantaba la historia y decidimos arriesgar. Ya me había embarcado antes en proyectos que parecían que iban a triunfar pero fracasron, así que no teníamos nada que perder. Obviamente, tuvimos que dejar la agencia para poder hacerla".

Bastó que se emitieran un par de episodios para que todo el mundo hablara de ella. Aunque fuera de oídas. "Nunca imaginas que te vaya a ocurrir algo así y nosotros fuimos los primeros sorprendidos por su éxito. Es algo especial, que te ocurre una vez en la vida", reconoce sin atisbo de nostalgia.

Nunca imaginas que te vaya a ocurrir algo así y nosotros fuimos los primeros sorprendidos por su éxito.

Christina Hendricks

Nada ni nadie escaparon al sofisticado influjo de Mad Men. La decoración miró a los 60 y las pasarelas se llenaron de dandis y sugerentes faldas tubo. Incluso nos habríamos tomado una copa en la oficina a las 10 de la mañana si nos lo hubiera ofrecido Don Draper.

Y de todo eso tuvo buena parte de culpa una Christina Hendricks que adora a Joan, un personaje que tuvo el increíble mérito de fascinar por igual a hombres las razones están a la vista y a mujeres. "Joan nos gusta porque es fuerte y tiene una gran confianza en sí misma. Es maravilloso ver a una mujer en un mundo de hombres que muchas veces es más inteligente que todos ellos", afirma.

Joan era toda una adelantada a su tiempo y, a su manera, una luchadora por los derechos de las mujeres. Y Christina también se identifica con esa parte de su personaje, incluso de una forma tan aparentemente naif como la de Joan.

"¿Feminista? ¡Por supuesto! ¿Quién podría no serlo? No comprendo a quienes dicen que no lo son, simplemente estás reclamando igualdad. Es absurdo oponerse a ello", afirma con cara de sorpresa.

"La industria del cine es tan sexista como muchos otros sectores. La mayoría de las mujeres con las que hables te dirá que sufre discriminación en su trabajo y que tiene que pasar por cosas por las que nunca pasaría un hombre continúa la actriz. Obviamente, ha habido grandes avances para las mujeres, pero todavía quedan muchas cosas por cambiar. Deberíamos dejar de esperar y reclamar lo que nos corresponde. Si desempeñas el mismo trabajo que un compañero pero ganas menos, tienes que hablar con tu jefe y protestar. Las estadísticas dicen que cuando pides algo recibes más veces un sí que cuando no pides nada".

Pero sobre política, Hendricks prefiere no opinar: "Ya hay demasiada gente que lo hace y no me interesa demasiado, pero lo que está ocurriendo en la campaña electoral en mi país es impactante, un circo total", comenta.

En 2007 Christina conoció a su marido, el también actor Geoffrey Arend, a través de su amigo común Vincent Kartheiser, el arribista Pete Campbell en Mad Men. "No podía ser de otra manera, éramos una gran familia", recuerda. Al principio solo eran buenos amigos, pero dos años más tarde, en pleno huracán Hendricks, se casaron.

Y reconocen abiertamente que no desean tener hijos. "Suponen mucho trabajo", suele decir Christina. "No siento que se me critique por ello; sencillamente, no todo el mundo quiere tenerlos -argumenta-. Conozco gente que me dice: "Gracias por contarlo públicamente, porque mi familia no entiende mi decisión".

HAy VIDA DESPUÉS DE DON DRAPER

"Pensaba que era una privilegiada por haber participado en Mad men y que nunca iba a encontrar algo en lo que me apeteciera tanto trabajar. Pero, al poco tiempo de terminar la serie, empecé a interesarme por otros proyectos. Elijo las historias cuando los personajes me emocionan, y este es el caso de Trudy en Hap and Leonard".

Tú, yo... y el perro antiansiedad

A cambio tienen un perro, Zouzou, que viaja con ella puede ir en la cabina del avión poque está considerado "perro antiansiedad" en los múltiples viajes que realiza entre Los Ángeles y Nueva York, las ciudades donde viven. "Nos trasladamos según el trabajo de cada uno, es lo bueno de que ambos seamos actores. Además, sabemos lo raro que es este oficio y si uno llega a casa agotado o nervioso, el otro le entiende", explica.

En su tiempo libre cocina, sale con amigos y ve series de televisión, sobre todo inglesas y de misterio. "Ese tirón debe venir de mi padre, que es de Birmingham", dice. También sueña con subirse a las tablas y lanzarse a la producción. ¿No es un trabajo muy estresante? "Bueno, tengo una cabeza muy estructurada y organizada", dice. Lo del perro antiansiedad queda para la próxima entrevista.

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