Viejuna

Hace poco tuve ocasión de experimentar en carne propia el mensaje de esa espantosa palabra, viejuna...

Edurne Uriarte
EDURNE URIARTE

Le hablaba apasionada a mi hijo de músicos de hace décadas, de Oscar Peterson y de mi reciente descubrimiento de su disco con la orquesta de Nelson Riddle; de la voz de Sylvia Telles y de su prematura muerte; de que no hay canción de amor más bella que ' Eu sei que vou te amar' de Vinícius de Moraes y Tom Jobim, cuando me miró con aire displicente y me soltó un: "Pero, ama, ¿no te das cuenta de que yo no oigo a esos músicos de hace tanto tiempo?". En ese instante, me sentí viejuna, o lo que es lo mismo, anticuada, pasada de moda, out.

Cierto que mi hijo me lo dijo por el mero placer de provocarme, que tiene muy buen gusto musical y que acabará escuchando esa música... cuando yo no esté delante. Pero hubo también algo de ese aire de superioridad que experimentan los jóvenes frente a los mayores, sus gustos, sus ideas, sus aficiones. Esa seguridad de que lo bueno, lo moderno, lo atractivo, está en el más joven y en la creación reciente. Esa idea de lo viejo como sinónimo de anticuado con la que les bombardean desde tantos lugares. De ahí el invento mismo de esta palabra, viejuno, que seguro admitirá la Academia, si no lo ha hecho ya, por aquello de adaptarse a la sociedad, incluidas también las tonterías que proponga esa sociedad.

Otra cosa es la definición que le den al engendro. Porque según su uso más extendido, el desprecio por lo antiguo, somos viejunos quienes elegimos a Oscar Peterson, o a Sylvia Telles, Vinícius y Jobim. O una película de 1950, o un libro de hace 100 años. O quienes no estamos con esa corriente de que es bueno todo aquello que venga de los jóvenes, por nuevo, porque es el futuro. De tal manera que, a este paso, algunos son capaces de declarar viejuna la música de Chopin, o de los Beatles, o una película de Billy Wilder, o de Stanley Kubrick. Y, por supuesto, a cualquiera que haya cumplido los 50, incluso los 40, y no compita en look con sus hijos adolescentes.

Pero tampoco quiero pasarme al otro extremo, que lo hay. Al extremo de quienes se quedan anclados en el pasado, de los que ni se molestan en atender a lo nuevo, de los que piensan que todo tiempo pasado fue mejor, de los que desconfían de un joven por serlo y tienen una resistencia feroz a admitirle cualquier tipo de superioridad. Si lo de viejuno se aplicara a esa actitud, no estaría mal, porque los hay con tan poca capacidad de adaptación a lo nuevo como a otras culturas y países. Yo también le discurseo a mi hijo con la seguridad de que mis ideas y mis gustos son interesantes porque se han construido sobre varias décadas de experiencia. Y a veces tengo que aprender a aceptar que sus sugerencias son mejores, no vaya a ser que me convierta en una viejuna de verdad.

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiera. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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