Un príncipe gordito

Loey lane quiso ser la Sirenita en una función infantil del colegio pero la obligaron a ser Úrsula, la mala, debido a sus kilos.

Edurne Uriarte
EDURNE URIARTE

Loey Lane es una bloguera guapísima y gordita, lo que ahora se llama curvy, que quiere cambiar la imagen de las princesas de las películas para hacerlas más reales. Loey relataba en una entrevista reciente que ella quiso ser la Sirenita en una función infantil del colegio pero la obligaron a ser Úrsula, la mala, debido a sus kilos, lo que la traumatizó.

"Me recordó que en mi única función infantil de teatro también me dieron el papel de madrastra de Cenicienta y no el de Cenicienta, que tampoco había pedido, lo que no me traumatizó en absoluto porque aspiraba más bien a ser la más lista de la clase y no la más guapa".

Pero me parecen interesantes estos intentos de influir en los cánones estéticos dominantes aunque los vea con mucho escepticismo. Hasta me gustan los nombres que se han popularizado para cuestionar los ideales de la delgadez extrema, las curvys y los fofisanos.

Me parecen interesantes estos intentos de influir en los cánones estéticos dominantes

Por esa provocación contra determinada idea de perfección y la asociación entre felicidad y cuerpos perfectos, entre éxito vital y social y cuerpos 10. Cuando la perfección física es únicamente garantía de eso, de perfección física, pero de nada más.

Y de nada menos... Esa es la otra parte historia, la que me hace mirar con escepticismo peticiones como las de Loey Lane. Las chicas quizá veamos con simpatía a las princesas gorditas, pero ¿de verdad admitimos un príncipe gordito en una película de Hollywood? ¿O un héroe gordito, en el papel de Supermán, por ejemplo? Realmente, no me imagino a uno de mis guapos preferidos, Jason Staham, si bien calvo y casi cincuentón, de fofisano y de héroe de la película. Porque hay determinadas actividades humanas donde la perfección física, incluso diversa como la de Staham, es un requisito fundamental. Y un mérito que nos gusta, que exigimos y que admiramos.

En los Juegos Olímpicos de Río el público ni admiró ni aplaudió a Robel Kiros Habte, el nadador etíope que terminó el último las series de los 100 metros y que decidió ser nadador para ser diferente en un país donde todos corren. Al contrario, le silbaron, por su mala carrera, y por fofisano, al menos 10 kilos por encima del peso ideal de un nadador olímpico en una actividad que requiere de la máxima forma.

Como en el cine o en la moda, los cuerpos excepcionales y la dedicación a cultivarlos son imprescindibles, y, además, esa exigencia condiciona de la misma manera a hombres y a mujeres. No admiten fofisanos para los Juegos Olímpicos ni para ser príncipe en las películas de cine. Y solo excepcionalmente un calvo como Staham, que también fue saltador olímpico, consigue el papel del protagonista seductor.

Y, por otra parte, hay papeles realmente tan buenos o mejores que los de la Sirenita o de Cenicienta. El de la más bondadosa, la más lista, o, sobre todo, la más feliz.

Foto: El nadador etíope Robel Kiros Habte, en la final de los 100 m de Río. (Cordon)

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?