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Viola Davis: "Perdí mucho tiempo teniendo vergüenza"

Si gana el Oscar, es muy problema que pronuncie el discurso más subversivo de la noche. La actriz, que sabe lo que es la pobreza y la discriminación, no se calla

La actriz Viola Davis / gtres

IXONE DÍAZ LANDALUCE

La sonrisa de Viola Davis se ilumina nada más saludar, pese a que ella lleva todo el día dando entrevistas. Una detrás de otra. Está en plena campaña, promocionando 'Fences' (estreno el 24 de febrero) la adptación cinematográfica de la obra teatral por la que ahora aspira al Oscar como mejor actriz secundaria. Vestida con vaqueros, zapatillas y una americana negra, Davis es simpática y elocuente e irradia el tipo de carisma natural de las estrellas de verdad, como su amiga Meryl Streep.

"Me inspiré en las mujeres que han estado casadas, en las mujeres que están agotadas, que han engordado 30 kilos, que no tienen tiempo paa sí mismas y que, aun así, siguen sin recibir nada a cambio. Las mujeres se sacrifican más que nadie en el mundo", explica Davis sibre las figuras femeninas que le ayudaron a dar vida a Rose, una abnegada esposa de los años 50.

"Cuando interpreté este papel en el teatro, siempre sentí que podría haber sido más valiente. Esta vez, lo entendía mejor porque ahora soy madre". Hace seis años, ella y su marido, el actor y productor Julius Tennon, adoptaron a su hija, Genesis, cuando era una recién nacida. ¿Y qué es lo que entiende ahora exactamente?, le pregunto. "La peor razón para tener un hijo es que ser madre sea tu sueño. Porque en cierta forma, estás tratando de vivir tus sueños a través suyo. Hay que dejarles volar. Tienes que quererles y guiarles para que, con suerte, no corran y se estampen contra un muro. Ese es mi trabajo como madre", explica.

Genesis corretea por los pasillos de un hotel de Los Ángeles mientras su madre hace entrevistas. Educarla ha sido uno de los mayores retos de su vida. La niña, cuenta su madre, juega con Barbies negra "que se parecen a ella" y tiene que repetir los mantras que ella misma le enseña. "Siempre le digo que lo más importante es su corazón y su cabeza. Antes, le hacía repetirlo cada día, ahora le hago decir otra cosa, aunque aún no lo entiende: "Mi nombre es Genesis Tennon y soy dueña de mi historia. De lo bueno y de lo malo". ¿Qué quiere decir?, le pregunto. "No quiero que se esconda de ninguna parte de sí misma, quiero que salga al mundo tal y como es, sin disculparse. Yo perdí mucho tiempo teniendo vergüenza, escondiendo mis partes vulnerables, sintiéndome fracasada...".

Con Denzel Washington en el teatro / d. r.

Crecer sin zapatos

Viola Davis nació en la granja de sus abuelos, una antigua plantación de esclavos, en Calorina del Sur, pero su familia se trasladó a Rhode Island cuando ella tenía un año. Su padre limpiaba caballos y su madre trabajaba en una fábrica. "Crecí siendo pobre. Y cuando digo pobre, es pobre", dice Davis. Tanto, que no conoció a su hermana, Diana, que tuvo cinco años porque sus padres no podían ocuparse de sus hijos hijos. Tanto que creció sin zapatos y llegó a buscar comida en los cubos de la basura. Tanto que el edificio en el que vivían iba a ser demolido y estaba testado de ratas.

La pobreza te hace invisiblr y yo no quería serlo, por eso decidí ser actriz.

"Lo que nadie te dice de la pobreza es que te hace invisible. Nadie presta atención a la gente pobre. Y yo no quería ser invisible, por eso quise ser actriz. Dicen que los dos días más importantes de tu vida es el día que naces y el que descubres por qué naciste. Y yo nací para ser actriz. Sabía que eso daría sentido a mi vida. Pero no podía ser solo famosa, tenía que ser una actriz estupenda para que mi vida tuviera significado".

Tenía nueve años cuando vio a la actriz afroamericana Cecely Tyson en una serie de telvisión y se dio cuenta de que no era un sueño imposible. "Miraba los mapas y un globo terráqueo que teníamos y contaba los kilómetros que había entre Rhode Island y Hollywood. Fantaseba sobre cómo podría llegar allí: en avión, en tren, caminando... Estaba obsesionada", recuerda con una sonrisa.

Viola era una estudiante aplicada y, después de conseguir una beca para ir a la universidad, logró otra para estudiar en Julliard, probablemente la escuela de arte dramático más prestigiosa del mundo. Era la oportunidad que necesitaba, pero fue una experiencia agridulce. Era la oportunidad que necesitaba, pero fue una experiencia agridulce. "En Juilliard no sentía que hubiera sitio para mí. Siempre había algo de mí que no encajaba: mi talla, mi voz grave, mi color... Y así me sentí también durante mucho tiempo respecto a la televisión y las películas", explica. A pesar de su inmenso talento, durante años se vio relegada a pequeños papeles en cintas como 'Traffic' o 'Syriana' y a series de televisión mediocres como 'Ley y orden'.

Fences: a por los Oscar

  • En 2010, Viola Davis y Denzel Washington compartieron tablas en Broadway interpretando Fences, la obra de teatro por la que August Wilson ganó el premio Pulitzer en 1987. Fue un éxito de crítica y público, y sus trabajos les valieron un premio Tony a cada uno. Y ahora, este drama sobre una familia afroamericana en el Pittsburgh de los años 50, llega a los Oscar pisando fuerte. La cinta, dirigida y protagonizada por Denzel Washington, ha cosechado cuatro nominaciones: mejor película, mejor guión adaptado, mejor actor protagonista y mejor actriz de reparto. Fences es la historia de un matrimonio, con sus luces y sus sombras, sus complicidades y sus traiciones. "El matrimonio es la muerte de uno mismo. En cualquier relación hay una parte de ti que tiene que morir", explica Davis, casada desde 2003 con el actor y productor Julius Tennon. "No es que tus necesidades no sean importantes, pero cuando estás casado a veces tienes que hacer cosas que no quieres. Si no eres capaz de hacerlas, estás mejor soltera".

La capacidad de no ser secundaria

Incluso después de sus dos nominaciones al Oscar (por 'Criadas y señoras' y por una sola escena de ocho minutos en 'La duda'), las ofertas que recibía siempre eran de actriz secundaria, de lujo, pero secundaria al fin y al cabo. "Mi primer instinto fue enfadarme, esa ira de cuando sientes que alguien te está tratando mal. Luego, encajas el sentimiento de rechazo y piensas: "Haré los otros papeles y los haré de la mejor manera posible". Y más tarde, empecé a preguntarme: "¿Por qué no puedo ser la novia? ¿Por qué no puedo ser la chica ingenua?". La forma en la que esta industria te encasilla no es realista; no existe "la chica mona", "la rarita", "la villana". Todas esas cosas pueden tener mil formas. Y yo podía redefinirlas".

A sus 51 años, la actriz destila confianza en sí misma. Pero ha sido un proceso largo y doloroso para ella: necesitó años de terapia para procesar su infancia, para sentir que merecía ciertas cosas. Ha contado que su marido le ayudó a superar sus inseguridades y en 2012 fue el quien le animó a desfilar por la alfombra roja de los Oscar sin peluca, con su pelo corto y afro. Fue un momento definitivo para ella y su autoestima.

Dos años después, su carrera dio un giro inesperado: recibió la llamada de Shonda Rhimes, creadora de series como 'Anatomía de Grey' o 'Scandal'. Quería que Davis diera vida a la protagonista de su nueva serie: 'Cómo defender a un asesino'. No era una decisión sencilla, requería un compromiso a largo plazo que obligaría a Davis a rechazar ofertas cinematográficas. Pero era un papel protagonista, un personaje complejo y lleno de matices capaz de sacar lo mejor de ella misma. Y funcionó.

El año pasado, se convirtió en la primera afroamericana en ganar el Emmy a la mejor actriz dramática. Su reivindicativo discurso dio la vuelta al mundo. "Lo único que separa a las mujeres de color de cualquier otra persona son las oportunidades. No puedes ganar un Emmy por un papel que no existe", reclamó sobre el escenario. ¿Siente la responsabilidad de ser combativa? "Claro que sí. Puedes ser un instrumento del cambio". Ella siempre ha estado políticamente comprometida. "Mi madre no tenía estudios, pero luchó por la reforma de la seguridad social en los años 60. Como decía Martin Luther King, no tienes que tener un doctorado para ser útil. Solo hace falta tener pasión".

"Un bulldog contra la injusticia"

Cuando le pregunto por el presidente Donald Trump, frunce el ceño. Todavía no ha digerido la nueva realidad política de su país. "La noche electoral estaba devastada. Bebí mucho vodka aquella noche. Mucho... Pero ahora he entendido que no puedo ser una observadora pasiva; tengo que participar en el cambio, tengo que ser un bulldog contra la injusticia".

"La noche que ganó Trump me quedé devastada, pero no me pienso callar"

Si su discurso en los Emmy del pasado año despertó conciencias aletargadas, el de los Oscar puede convertirse en el más subversivo de la noche. Pero para eso, primero tiene que ganar. Como cualquier nominado, Viola Davis prefiere no hablar del tema. ¿Quiere ganar?, le pregunto directamente. Duda un instante. "Supongo que sería bonito, pero no es algo esencial para mi bienestar", dice finalmente. "Después de ganar un premio, las alfombras rojas se recogen, los ramos de flores y las botellas de champán dejan de llegar y el teléfono ya no suena. Puedes ponerlo en una estantería y mirarlo por las noches con una copa de vino en la mano, pero ser actor es otra cosa. Tienes que volver al trabajo. El día después de ganar el Emmy, estaba en el set desde las ocho de la mañana. No puedes decir: "Aquí está el Emmy. Y ahora me voy a echar una siesta", explica.

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