La lección de los abuelos

La crisis económica que hemos padecido y de la que, con tantas dificultades, vamos saliendo, habría sido mucho peor si no hubiéramos contado con los abuelos. Su exigua pensión ha permitido a muchas familias subsistir

Julia Navarro
JULIA NAVARRO

La crisis económica que hemos padecido y de la que, con tantas dificultades, vamos saliendo, habría sido mucho peor si no hubiéramos contado con los abuelos. Su exigua pensión ha permitido a muchas familias subsistir. Han abierto la puerta de sus casas a hijos y nietos cuando estos han perdido sus pisos por no poder pagar la hipoteca o el alquiler.

Los abuelos, generosos, han sido el mástil seguro donde agarrarse en medio de la tormenta. Por eso me pregunto cómo es posible que el egoísmo haya prendido de tal manera en nuestra sociedad; en cuanto los padres enferman o son dependientes, inmediatamente se les lleva a una residencia. Nos buscamos excusas: no tenemos tiempo a causa del trabajo; no disponemos de sitio en nuestras casas, más pequeñas que antaño; necesitan atención profesional. Y todo suele ser verdad, pero eso también esconde una nueva actitud ante la vida, el reflejo de una sociedad más hedonista, que no quiere hacer ciertos sacrificios.

Les confieso que las residencias de ancianos me encogen el corazón. Les veo tan desvalidos, tan solos, tan tristes... No digo que no les atiendan, pero una cosa es la atención y otra la ausencia de afecto que se respira. Veo a estos ancianos como niños que se quedan desolados cuando se van sus familiares, tras la visita de rigor. Yo viví con mis abuelos. Y creo que los mejores años de mi vida fueron los que pasé, siendo pequeña, teniendo en casa a mi abuela Teresa y a mi abuelo Jerónimo. Creo que crecer con los abuelos es una suerte, no solo porque son una fuente inacabable de cariño, sino por lo mucho que aprendes de ellos.

Mi abuelo Jerónimo era un lector empedernido. Empezaba el día leyendo los periódicos para luego enfrascarse en algún libro. Releía continuamente a los clásicos y yo le preguntaba si no se cansaba de El Quijote, de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, de Garcilaso, Quevedo, Góngora... Libros encuadernados en piel, desgastada por las muchas ocasiones en que habían sido leídos.

Mi abuela Teresa me enseño a leer antes de que yo fuera al colegio. Por la tarde, después de comer, me sentaba junto a ella y me hacía leer en voz alta durante un buen rato. Así nació mi amor por la lectura. No puedo imaginar que les hubieran llevado a una residencia. Creo que les habría rescatado y me habría fugado con ellos. Habría sido como si me hubieran arrancado lo mejor de mi infancia.

No juzgo a nadie, pero ¿de verdad, de verdad no podemos tener a nuestros padres y abuelos en casa?¿No será que, como sociedad, somos cada vez más egoístas y por eso les llevamos a una residencia, porque es más cómodo para nosotros? Nuestros mayores han dado una lección de generosidad cuando más les hemos necesitado, en medio de la crisis. No nos han cerrado la puerta en las narices, sino que han vuelto a compartir lo que tenían. Deberíamos reflexionar sobre ello.

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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