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'El emperador' Valentino cumple 85 años

El diseñador italiano ha sido el centro neurálgico de la vida social, uno de los últimos 'socialités' del siglo XX.

EL DISEÑADOR VALENTINO DURANTE LA DESPEDIDA DE SOLTERO DE "RAFAEL MEDINA Y LAURA VECINO" EN MADRID/Gtres

EL DISEÑADOR VALENTINO DURANTE LA DESPEDIDA DE SOLTERO DE "RAFAEL MEDINA Y LAURA VECINO" EN MADRID / Gtres

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

En una galaxia no tan lejana, hubo un gran grandísimo diseñador que no se ocultaba en su torre de marfil para crear, crear y crear sin parar diseños que le proporcionaran un lugar en los libros de Historia, al contrario. Además de firmar preciosísimos vestidos, llenos de sabiduría sobre las particularidades del cuerpo femenino, podía presumir de haberse convertido en un centro neurálgico de la vida social, el anfitrión por excelencia, uno de los últimos 'socialités' del siglo XX.

Pocas personas conocen el sofisticado arte de organizar una fiesta como Valentino Garabani, nacido Valentino Clemente Ludovico Garavani el 11 de mayo de 1932. Su sabiduría se la llevará la ola 'sport chic' del nuevo siglo, aunque aún quedan estrellas de nuevo cuño que reconocen su maestría: cuando Kim Kardashian y Kanye West se casaron en mayo de 2014, fue Valentino quien organizó el 'brunch' previo al enlace y para toda la familia, en su castillo parisino del siglo XVII. Dicen que las Kardashian-Jenner “jamás habían visto tanto lujo”. Por algo le llamaron “el emperador” o “el zar de la moda”.

Amaba a la mujer y quería que se sintiera muy guapa y atractiva"

Rosario Nadal

Valentino tuvo simpatía por la moda y el glamour desde niño. En cuanto pudo fue aprendiz de su tía Rosa y de la modista de su pueblo lombardo, Voguera, Ernestina Salvadeo. A los 17, gracias a la ayuda de sus padre, se trasladó a París a estudiar moda y despuntó enseguida: trabajó con Jacques Fath, Balenciaga, Jean Desses y Guy Laroche. A su vuelta a Roma, en 1959, fundó su propia firma, arraigada firmemente en el glamour clásico del siglo XX, buscando el máximo lujo en lo materiales y siempre buscando el realzar la feminidad. Un Valentino jamás anula a la mujer que lo lleva, al contrario.

A su lado, además de su padre, ha estado siempre su socio, Giancarlo Giammeti, quien aún le acompaña en sus vidas y venidas veraniegas por el Mediterráneo a bordo del TN Blue One, los 47 metros de eslora más famosos de las revistas del corazón. Por allí han pasado Diana de Gales, Mijaíl Barýshnikov, Elle MacPherson, Joan Collins, Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal, colaboradora de su firma, Gwyneth Paltrow, Tom Hanks o Heidi Klum. Y, por supuesto, XXX, amiga íntima y musa.

Repaso de la vida de Valentino / Stylight

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Desde su primera colección, el rojo se convirtió en su fetiche, tanto que hasta le dio nombre: el rojo Valentino pasó a ser epítome de feminidad romántica. Sin embargo, su primera colección para la Semana de la Moda de Florencia, en 1962, fue enteramente blanca, arena, crema y beis y logró un éxito incontestable. Dos años más tarde, Jacqueline Kennedy le encargó seis piezas y en 1968 Valentino la vestiría en su boda con Aristóteles Onassis.

Para entonces, Valentino ya había conquistado al simpatía de la editora de moda mas poderosa del momento, Diana Vreeland, tenía tienda en Milán y cola de estrellas a su puerta: Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Farah Diba, Sophia Loren, Gracia de Mónaco... Los años 70 fueron los de consolidación de la marca, un tiempo intenso de trabajo pero también de apasionante actividad social: Valentino era asiduo a Studio 45, donde celebraba fiestas temáticas a las que asistía la flor y nata de la sociedad estadounidense y las estrellas de Hollywood y hasta organizó su cumpleaños en La Factory. De hecho, Andy Warhol le pintó un retrato.

Los 80 entronizaron su rojo, que se apoderó totalmente de sus colecciones. Sin embargo, el diseñador nunca se encontró totalmente cómodo en una década que consideraba feista y falta de glamour. En 1997, Lady Di apareció en la portada de la edición británica de Vogue con un Valentino rojo esplendoroso que avanzó una nueva década de esplendor para la firma: la recuperación del lujo y del estilo alta costura del fin de siglo reconcilió a Valentino con su tiempo. Además, significó la reconciliación del modisto con la Princesa: en 1994, justo el día en que Carlos anunció su 'affaire' con Camilla Parker y Diana asistió a una famosa fiesta con el famoso “vestido de la venganza” firmado por Christina Stambolian, ella debía haberse puesto un Valentino. Lo rechazó porque el italiano envió una nota de prensa a los medios anunciándolo y a Lady Di le enfadó.

En 2000, su firma celebró su 40 aniversario exponiendo 40 vestidos rojos en la Plaza de España de Roma, como confirmación de su legado encarnado para la historia de la moda. En 2001, Julia Roberts recogió un Oscar con un Valentino vintage de terciopelo negro y detalles en blanco que se ha convertido en uno delos vestidos más icónicos de la reciente alfombra roja. “He vestido a muchísimas mujeres pero, para ser sincero, la persona que me hizo más feliz al llevar un diseño mío fue Julia Roberts”, ha reconocido Valentino. “Cuando vi por televisión cómo recogía su Oscar por “Erin Brockovich” llevando mi vestido me emocioné”.

De España siempre le enamoraron las mujeres españolas de la alta sociedad, las mismas a las que vio por primera vez llevar rojo en sus primeros años de profesión en París. Su más antigua amiga, Naty Abascal, le acompañó desde aquellas fiestas setenteras en Studio 54: fue la 'socialite' que mejor lució sus trajes. Cuando Valentino anunció su retirada en 2007 y con motivo de su último desfile de alta costura en 2008, Naty afirmó: “Su marcha va a ser una pérdida irreparable, porque es imposible encontrar a nadie con ese gusto, con ese refinamiento, con esa cultura...”.

También lo lamentó Rosario Nadal, amiga, musa e imagen desde lo 80, quien confirmó que la clave del modisto estaba en “amar a la mujer”: “La amaba y quería que se sintiera muy guapa y atractiva. La alta costura no va a ser lo mismo sin él”. Fueron clientas y amigas Isabel Preysler o Paloma Cuevas, quien relató la anécdota de cómo Valentino se enamoró del rojo español.

“Su famoso color rojo nació en España. Todo surgió una noche, en el Liceo de Barcelona, durante la ópera. Valentino vio que todas las señoras iban vestidas de negro y, de repente, apareció una mujer maravillosa que le impactó. Iba ataviada de rojo. Desde entonces decidió que iba a ser su color. Valentino es el mago, el emperador de la moda, un genio que no tiene parangón y, por si todo esto fuera poco, una persona que atesora una enorme calidad humana”.

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