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Macarena García: "Dicen que tengo luz, pero a mí me cuesta verla"

La descubrimos en blanco y negro como la Blancanieves de Pablo Berger. Con la misma magia, y más madurez, ahora canta y baila en 'La llamada', una alocada comedia musical que dirige su hermano.

La intérprete lleva un vestido de Juan Vidal y anillos de Ararat. / chesco lópez

ANA SANTOS

"Me encanta leer, pero llevo unos meses en los que no paso más de dos páginas seguidas. Soy tan nerviosa que necesito serenidad para concentrarme y me encuentro en una época de cambios vitales. Estoy entendiendo cosas, rompiendo con otras y creciendo", afirma Macarena García con dulzura y sinceridad aplastantes. Aventuramos un nuevo rumbo laboral y sentimental, ahora que ha roto su noviazgo de tres años con el cantante Leiva. Ella ni confirma ni desmiente, sin perder esa sonrisa hipnótica que ilumina todo.

"Hay algo de esta sonrisa que es verdad, claro, pero mi interior es mucho más complejo y tengo más altibajos de lo que parece. Hace años fui a terapia tras una ruptura sentimental que me partió el corazón; fue un noviazgo breve, pero se me rompió algo por dentro. ¡No paraba de llorar! La psicóloga me invitó a que sonriera, aunque no quisiera. Decía que había algo físico en esa acción que invitaba a cambiar interiormente. Al principio lo intentaba y decía: "Esto no funciona", pero acabó teniendo su efecto. Bueno, ¡a ratos!", dice riendo. "Será la crisis de los 30...". "No sé, ¿tú crees?", pregunta con fingida sorpresa.

Macarena afronta el nuevo curso con 29 años y muchos frentes abiertos. El primero es el estreno de 'La llamada' (29 de septiembre), la película basada en uno de los fenómenos teatrales más incontestables de los últimos años. "Hay un vínculo tan grande entre todo el equipo que lo vamos a disfrutar mucho", dice. Ha sido creada y dirigida por Javier Ambrossi, su hermano -que utiliza el apellido materno- y Javier Calvo, "los Javis", que también son autores de la premiada serie Paquita Salas.

'La llamada' narra la transformación de una chica amante del electrolatino al sentir la llamada de Dios a ritmo de Whitney Houston. Es un musical disparatado en el que Macarena interpreta a una estudiante de Bachillerato y, sorprendentemente, cuela. "Parecer más joven tiene sus ventajas y supongo que con el tiempo lo agradeceré; pero ya soy una mujer. A veces no te proponen cosas acordes con tu edad interior y lo que te pide el cuerpo. Estoy en ello", reconoce.

También baila un reguetón subida a unas plataformas imposibles y canta francamente bien un par de canciones, pero no vislumbra una carrera como cantante. " Me gusta mucho cantar, pero ni creo que tenga dotes suficientes ni sé componer, y a mí solo me gustaría interpretar algo mío".

"A mi hermano y a mí nos unen muchas pasiones y una infancia complicada".

Pero claro, si hay alguien a quien Macarena no puede resistirse es a su hermano Javier; juntos forman un tándem indestructible. "Lo que tengo con mi hermano no lo puedo explicar. Javier es cuatro años mayor que yo y siempre nos hemos querido mucho. Nos han unido muchas pasiones, y una infancia complicada. Mis padres son maravillosos, pero se separaron y vivimos algunos problemas en casa que nos unieron de una forma muy bestia. Nos admiramos y nos alegramos mucho de los triunfos del otro. Él es una persona muy especial, inteligente y cero conformista. Me alegro de que las cosas le estén yendo como se merece porque no le ha sido fácil encontrar su camino. Y lo que le viene ahora con esta película es aún más grande".

Macarena reconoce no haberse recuperado aún del pase de 'La llamada' para los miembros de la Academia de Cine. "Tenía detrás a Pedro Almodóvar, David Trueba y Paula Ortiz. Imagínate verla en la misma sala que ellos, me puse nerviosísima. Trabajar con cualquiera de los tres sería un sueño".

Sin embargo, ella nunca soñó con ser actriz hasta que se dio cuenta de que ya lo era y no había marcha atrás. En el colegio practicaba gimnasia rítmica y era la típica alumna pizpireta que se apuntaba la primera cuando había que cantar y bailar. Con 18 años, su hermano -quién si no- la convenció para que se presentara al casting de High School Musical. Al principio no le hizo caso, pero en la repesca claudicó. "Daba clases a una niña que era una loca de la serie y se pasaba el día cantando las canciones, así que me sonaban, pero fui sin ninguna ambición -recuerda-. Había que marcar en un papel lo que eras: bailarina, cantante, actriz... Yo lo dejé en blanco porque, más allá de unas clases, no había hecho nada y solo puse "payasa", porque había trabajado con una amiga en fiestas infantiles. Según me dijeron después, me escogieron por esa naturalidad".

Al principio se lo tomaba como un hobby y compaginaba el trabajo con sus estudios de Psicología. " Quería ser psicóloga de niños. Siempre he tenido una conexión especial con ellos; supongo que me hacen sentir libre y no juzgada. Cuando hay un grupo de mayores con un niño, siempre me quedo a su lado, me apasionan su bondad y su ingenuidad. Me encantaría tener hijos y, aunque creo que ya no querría ser psicóloga, algún día compaginaré la interpretación con algo relacionado con niños. Hace unos años estuve como voluntaria en un colegio en Kenia y fue una experiencia increíble. Sé que suena a tópico, pero estaba enganchada a mí misma; allí dejé de mirarme el ombligo y volví nueva", relata.

La actriz, con camisa y esmoquin de Adriana Iglesias y pendientes de Ararat. / chesco lópez

Descubierta

Tras participar en series como 'El pacto' y 'Amar en tiempos revueltos', Macarena entró en el cine por la puerta grande en 2012 con 'Blancanieves', de Pablo Berger. Todo el mundo hablaba de esa película maravillosa e inclasificable, pero también de ella, una actriz casi desconocida que se comía la pantalla. Maribel Verdú, compañera de reparto, le aconsejó: "Disfruta todo lo que puedas, porque esto no suele pasar". Y lo hizo. Ganó el Goya a la mejor actriz revelación y la Concha de Plata a la mejor interpretación femenina.

Tras 'Blancanieves', dudé de mi talento. En el cine es muy fácil caer en la inseguridad".

" He formado parte de una película que va a pasar a la historia del cine español y ahora soy más consciente de la suerte que tuve -reconoce-. Solo sufrí porque me hacían muchas entrevistas y me costaba tener todo el día cámaras delante. De los nervios, me salieron calvas en la cabeza. Me estresaba pensar en el vestido que me tenía que poner. Yo iba con mis cosas de Zara y me resistía a entrar en ese juego. Recuerdo estar en casa, con mi madre, llorando: "¡Yo quiero hacer películas, pero no ir a más photocalls!", le decía. Ahora, ya no me cuesta tanto. Con la experiencia, he aprendido y ya soy capaz de disfrutarlo. Es un lujo ponerse un vestido de un diseñador por el que tantas mujeres suspirarían; y forma parte de mi trabajo".

Tras el subidón, llegó lo que Macarena llama "el bautizo real en la profesión". Es decir, ese periodo en el que las ofertas llegan con cuentagotas y las incógnitas se multiplican. "Estuve seis meses sin trabajar y me di cuenta de lo complicada que es esta profesión, mucho más de lo que parece, y de que es muy fácil caer en la inseguridad. Dudé mucho de mi talento, me planteé si mi carrera ya había dado de sí todo lo que tenía que dar. Pensaba: "Bueno, tal vez sea la típica niña que da un bombazo en una película muda y en blanco y negro y ya está, no hay nada más; y tampoco está tan mal". Además se hablaba tanto de "mi luz", que a mí me cuesta mucho verla, que tuve que decir no a proyectos que me gustaban para tratar de alejarme de eso y empezar a mostrar esa parte más adulta y con más fuerza que está en mí. Nunca he tenido una idea clara de lo que debía ser mi carrera ni he alimentado sueños concretos, pero trato de ser honesta".

Macarena viste blusa de Patrizia Pepe / chesco lópez

Una llamada surrealista

  • Cuando se estrenó La llamada en un pequeño teatro de Madrid, nadie habría imaginado que, cuatro años y medio después, esta comedia musical siguiera colgando el cartel de "No hay entradas" en cada función. Ni siquiera sus protagonistas, Macarena García, Anna Castillo y Belén Cuesta; o sus creadores, "los Javis". "Yo achaco su éxito -afirma Macarena- a que en el escenario pasa algo que hace que salgas con una energía increíble, con otras ganas de vivir". Sus fans, los llamaders, repiten y repiten. "En la película, una de ellas interpreta a una de las monjas; es una mujer divertidísima que ha acudido a casi todas las funciones", cuenta García. El argumento, rocambolesco (una adolescente fiestera se resiste a seguir la llamada de un dios, que se le aparece en forma de cantante hortera) es una excusa para hablar de la libertad, los sueños, el amor o la amistad. Y para cantar y bailar, claro.

Queridísima mamá

En este momento de la charla sale otra vez el nombre de su madre, Sofía Ambrossi, con la que solo se lleva 21 años y de la que apenas se alejó "un par de edificios" cuando se independizó. "Muy guapa por fuera, pero sobre todo por dentro", la define. Ella le transmitió la afición por la música y el baile y la perseguía, cámara en mano, para inmortalizar su talento. Tras media vida trabajando en un banco, se reinventó como profesora de pilates y ahora es la artífice de la buena forma de la actriz. "Tiene una vitalidad y un potencial para ser feliz brutales, pero no disfrutaba de su trabajo. Mi hermano y yo la convencimos para que hiciera el cambio de vida que soñaba. Fue muy valiente. Tenemos una relación muy bonita y nos encanta hacer planes juntas. Es mi apoyo más grande".

A Sofía le habría gustado ser cantante, pero se aleja del perfil de madre de la artista. " Mis padres nunca me animaron a seguir este camino ni lo contrario. Me dejaron libre y eso es un regalo. El otro día pensaba que no se lo he agradecido bastante; siempre di por hecho que lo normal es dejar que tus hijos sean lo que quieran ser, pero tengo muchos ejemplos a mi alrededor de lo contrario. Me he sentido cuidada y protegida, y nunca me han juzgado. Solo se han puesto detrás de mí para respaldarme. Se alegran de mis éxitos, pero si me dedicara a otra cosa también lo harían". "¿Y si sintieras "la llamada", como tu personaje?". "¡Huy!, no sé. Buena pregunta...".

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