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Música en la adolescencia: emoción para siempre

Dicen los neurólogos que la música que nos gustó de adolescentes nos sigue gustando toda la vida. Nuestro cerebro recuerda más lo que más le emociona.

Ilustración de maite niebla

Care Santos
CARE SANTOS

Dicen los neurólogos que la música que nos gustó de adolescentes nos sigue gustando toda la vida. La seguimos escuchando muchos años después porque está fuertemente ligada a nuestra memoria y nuestras emociones. Incluso se la transmitimos a nuestros hijos. Yo soy capaz de cantar de principio a fin 'Camino verde', de Antonio Molina, por la misma razón que mis hijos cantan a coro 'A quién le importa', de Alaska.

Lo que nos emociona de jóvenes nos convierte en la persona que seremos".

Care Santos

A todo esto se le llama "choque de reminiscencia". Tendemos a recordar muy bien lo que nos emocionó durante la adolescencia y la temprana juventud. En los relatos autobiográficos son mucho más numerosos los recuerdos correspondientes a los primeros 20 años de vida. Es lógico: en la adolescencia experimentamos grandes emociones por primera vez. Nuestro cerebro recuerda más lo que más le emociona. Lo que nos emociona de adolescentes nos convierte en la persona que seremos de adultos.

Bach a los 14

  • Johann Sebastian Bach debió de ser un adolescente tristón. Huérfano, forzado a dejar los estudios, vivía con su hermano hasta que, por problemas de espacio en su casa, tuvo que marcharse a Lüneburg. A los 14 años descubrió el instrumento que marcaría su vida: el órgano.

  • A los 18 ya tocaba en una iglesia. Sus biógrafos opinan que ese período en Lüneburg fue decisivo para el futuro genio de la música. Es decir, fue la adolescencia lo que hizo que Bach fuera Bach.

Hago examen de conciencia con respecto a mis compañías musicales, literarias y cinematográficas más antiguas: Wilkie Collins, Billy Wilder, Pedro Marín, Vivaldi, Gabriel García Márquez, La Trinca, Duran-Duran, Gilbert & Sullivan, Los Pecos, James Cagney, Edgar Allan Poe, Johann Sebastian Bach, Depeche Mode, George Michael... Sí, sé que es una lista demencial, pero qué quieren, la emoción no es nada elitista. Es justo reconocer que la adulta que soy le debe algo a cada uno de ellos.

El tiempo me ha educado el gusto, lo ha afinado y sofisticado. Hoy aprecio, pongamos por caso, las diferencias entre distintas interpretaciones de las 'Suites' para cello solo de Bach, pero aún pierdo los papeles si suena 'Aire', de Pedro Marín. La culpa es de mi adolescencia y de mi cerebro. No pienso —ni puedo— resistirme.

Madres y padres de hijos adolescentes, ojo al dato: lo que hoy les interesa, mañana será su memoria. Ellos mismos. Es bueno saberlo.

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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