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Bárbara Lennie y Marta Etura: la vida también es teatro

De la carcajada a la catarsis, pasando por el grito. Celebramos el Día del Teatro junto a dos de las actrices con más talento de su generación. Mujeres capaces de dar un salto al vacío para alcanzar un personaje y que comparten una visión kamikaze del arte, la vida y la interpretación.

Bárbara Lennie (con camiseta de P.A.R.O.S.H., falda de Max Mara Weekend y zapatos de Asos) estará en El Pavón Teatro Kamikaze con El tratamiento, hasta el 8 de abril. Marta Etura (con camiseta y falda de P.A.R.O.S.H. y zapatos de Asos) estrena Ilusiones en el mismo teatro madrileño el 25 de abril. / Rafa Gallar

Isabel Navarro
ISABEL NAVARRO

En un estudio de fotografía, dos actrices de 39 y 33 años se saludan con afecto, pero sin afectación. Diluvia en Madrid. Marta Etura lleva paraguas. Bárbara Lennie, gorro de lana. No son amigas íntimas, pero se admiran. Etura es vehemente, parece encendida por dentro y tiene cara de niña. Lennie se sienta de medio lado, responde con cierta ironía y da la sensación de que guarda un secreto o que está a punto de levantarse. Pero se queda. Trabajaron juntas por primera vez en ' Las 13 rosas' (Emilio Martínez-Lázaro, 2008), un dramón sobre 13 jóvenes condenadas a muerte por repartir octavillas contra Franco, que ellas recuerdan, sobre todo, por las horas de espera y la divertida convivencia entre las 13 actrices.

La última vez que coincidieron fue en 'El incidente', una serie de Atresmedia con la que Marta Etura ha sido muy crítica, "porque se nos presentó un proyecto que no tenía nada que ver con lo que se acabó haciendo". Y fue un fiasco.

Hoy las hemos citado para hablar de teatro porque van a protagonizar los próximos estrenos de ' El Pavón Kamikaze', una sala independiente de la escena madrileña, que en 2017 recibió el Premio Nacional de Teatro por "la valentía de sus propuestas" y ha sido un revulsivo para la ciudad.

Bárbara Lennie ya está en cartel con ' El tratamiento', de Pablo Remón, una comedia sobre un guionista frustrado, que trata de sacar adelante una película delirante con maquis y extraterrestres, donde ella interpreta a varios personajes: "Menos Francesco, que está de principio a fin, los demás lo que hacemos es contar su mundo, con muchos ambientes, personajes y saltos en el tiempo. Hay flash backs, voz en off... Yo hago de una especie de ejecutiva de una súper cadena, que va a desbaratar al protagonista. También tengo varios narradores y soy la primera chica de la que se enamoró". Le pregunto por las dificultades, pero dice que no las ha habido. "Es una función coral, donde lo que suma es el grupo humano: no ha habido análisis psicologistas, no hay pasado... Son personajes que se pueden resumir en su primera frase. Por una vez, el proceso no ha sido difícil. Parece mentira, pero a veces ocurre".

Sin embargo, Marta Etura está emboscada en un terreno resbaladizo que Bárbara Lennie conoce muy bien: los ensayos de su primera obra con Miguel del Arco, el director de la compañía Kamikaze, que hace una disección cómica y existencialista sobre el verdadero amor en 'Ilusiones' (estreno, 25 de abril), una obra de Ivan Viripaev, sobre las historias entrelazadas de dos parejas casadas, que mueren habiendo cruzado la frontera de los 80. "En el primer ensayo, llegó un momento en que tuvimos que parar porque hay una frase que dice Margarita que me hizo llorar y llorar", cuenta Etura.

Le pregunto a Miguel del Arco por ese ensayo y me responde por teléfono desde Milán. Habla mientras camina y cada cinco minutos se hace un silencio porque pasa un tranvía: "Llevábamos horas. Fue muy emocionante, pero lo tuve que parar, porque la obra que estamos montando es muy complicada, tanto por los niveles narrativos en los que se mueve como porque habla del amor y de la muerte.... de la vida en defintiva. Y vi que Marta, en un momento dado, se había dado la vuelta. En esta profesión somos unos privilegiados, porque puedes estar durante horas con pico y pala, profundizando en las emociones de los seres humanos. En ocasiones nos dicen que somos una panda de intensos, pero, claro, a veces en tres horas pasamos por más estados de ánimo que alguna gente en toda su vida".

Bárbara lleva total look de Emporio Armani. / Rafa Gallar

Sacudidas de vida y poesía

La intensidad es marca de la casa. La función por hacer, la aclamada primera pieza de Kamikaze Producciones, ganadora de siete Premios Max, fue la obra que descubrió y consagró a Lennie como una de las actrices más importantes de su generación. "Era la primera vez que me ofrecían un papel de mujer, con sus deseos y su complejidad -recuerda la actriz-. Y, además, a un nivel emocional y energético tan demandante como el que trabaja Miguel. Me dije: "Por fin tengo un personaje".

"Es que los actores dependemos absolutamente de los personajes que nos dan... -subraya Etura-. Sin ellos no tienes nada. A las mujeres nos ha tocado tantas veces hacer de "la mujer de", "la novia de", o el personaje chiquitito que tiene un arco mínimo, casi inexplorable... Pero tú puedes lucirte cuando tu personaje tiene un recorrido. Si no, es imposible".

El teatro es el aquí y el ahora más absoluto. Lo más difícil no es aprenderse el texto, sino estar presente".

Marta Etura

Y, sin embargo, en 'Ilusiones' no interpreta exactamente a un personaje, sino a una Narradora, que desde cierto distanciamiento cuenta la historia de Sandra y Dani, y su largo matrimonio de amor y lealtad. O de desamor y deslealtad. Y a eso se refería el director con los distintos niveles narrativos. En una realidad desmantelada de certezas, el Teatro Kamikaze hace dialogar al espectador con la duda y disecciona sus pulsiones. En Ilusiones, Marta Etura no es una mujer, es otra cosa. "Esa es parte de la grandeza del teatro -dice la actriz- En el cine todo está más sujeto al realismo, pero con el teatro entras desde el principio en una convención maravillosa donde todo vale. Yo salgo y digo: "Estamos aquí en Dinamarca" y "Ya estamos en Dinamarca".

Marta Etura fotografiada con body y vestido de Dior; y sandalias de Asos / Rafa Gallar

Miguel del Arco recuerda con emoción el día en que Bárbara Lennie conquistó al asalto el parlamento más difícil de La función por hacer: "Era un monólogo muy poético, donde a Israel Elejalde y ella se les salía la literatura por la boca, y era muy difícil mantener la verosimilitud. Bárbara es una actriz obsesiva, como lo soy yo, con la palabra y con el trabajo, y estaba muy preocupada con ese monólogo. A veces se producen esas cosas mágicas, de un actor o una actriz, que ha tenido muchas dudas con algo y, de repente, hay un momento en que cristaliza y fluye todo el trabajo que se ha hecho hasta llegar ahí. Ese día pensé: "¿Cómo ha sido capaz de sacar eso? ¿De dónde viene?", porque ni en el mejor de mis sueños podía imaginar a dónde iba a ser capaz de llegar". Pasa el tranvía en Milán y al otro lado de la línea vuelve a hacerse el silencio.

El teatro es un lugar de epifanías. "Los personajes son seres más vivos que multitud de hombres que se cruzan en la calle. Quizá menos reales, pero más verdaderos", dice uno de los personajes de 'La función' por hacer, reivindicando su ser. En el escenario, tras el silencio, a veces ocurre la vida. "A mí me gusta cuando los espectáculos me tambalean y me hacen pensar, me voy a casa y se me quedan pegados", dice Miguel del Arco entre tranvía y tranvía. " Cuando el teatro es bueno -añade Etura- tiene el poder de sacudirte como una descarga eléctrica y transformarte, porque el ser humano que te está contando una historia está a dos metros de ti y eso, que es una experiencia física, tiene muchísima fuerza".

El miedo a salir al escenario no se pasa nunca. Se domestica, pero siempre hay vértigo".

Bárbara Lennie

¿Qué momentos de revelación recuerdan haber tenido en una sala de teatro?, le pregunto a las actrices, y da la sensación de que, por un momento, les alivia salirse del foco para contestar desde el patio de butacas. Marta Etura rememora con vértigo 'Estado de ira', del argentino Ciro Zorzoli, "una obra donde lloré a carcajadas de la risa y, cuando terminó, me quedé con el corazón encogido. Te reías a muerte, te partías de dolor..., y todo eso en una hora y media y con 18 actores constantemente en escena que funcionaban con una dinámica perfecta".

A Bárbara Lennie le viene a la cabeza "una experiencia más allá de lo teatral", la que vivió con 'La Trilogía del dragón', de Robert Lepage, en un Festival de Otoño: "Era un montaje épico, sobre la emigración china en Canadá, que duraba seis horas. En una escena transformaban una pista de aterrizaje de Quebec en un pueblo soviético. Los actores patinaban por toda la nave y de repente aparecía una cabina. Estaba tan imbuida en la belleza y la fantasía, que me lo creía todo".

Pero volvemos a la escena de la entrevista. Al estudio. Un loft industrial de techos altos y tuberías expuestas donde dos actrices, que aseguran no sentirse estrellas, contestan con profesionalidad a preguntas, mientras el fotógrafo busca (o construye) la luz perfecta.

Bárbara Lennie (con camiseta de P.A.R.O.S.H., falda de Max Mara Weekend y zapatos de Asos) estará en El Pavón Teatro Kamikaze con El tratamiento, hasta el 8 de abril. Marta Etura (con camiseta y falda de P.A.R.O.S.H. y zapatos de Asos) estrena Ilusiones en el mismo teatro madrileño el 25 de abril. / Rafa Gallar

  • Mujerhoy: ¿Cuál es el lugar más bello de un teatro? Marta Etura: Las entrañas. Cuando miras entre el telón y la caja, justo antes de que todo empiece.

  • Bárbara Lennie: En Bilbao, en el el teatro Arriaga, también me resultan muy emocionantes los camerinos: cuando estás allí te das cuenta de que formas parte de una tradición de cómicos ancestral.

  • Marta Etura: En ese sentido, Mérida es un lugar que te estremece. No hay entrañas, lo que tiene poder es el escenario en sí y toda su historia.

  • Mujerhoy: La voluptuosidad y el deseo te hacen ser consciente de que eres cuerpo. ¿El teatro también? Marta Etura: En el cine eres rostro solo si el director quiere, pero en el escenario eres cuerpo quieras o no, porque cada parte de ti es observada, al menos, por 300 personas. El primer día que llegas al ensayo, dices: "Dónde meto las manos, qué hago con las piernas". Y tomas conciencia de ti.

  • Bárbara Lennie: El teatro te exige un cuerpo expresivo. No puedes estar en el escenario como aquí en la vida. Desde que empiezas a trabajar, estás luchando para tratar de adueñarte de tu instrumento, que es tu cuerpo, pero también tu voz. Al principio, todas las tensiones se mueven hacia lugares inesperados. Te duele y te duele. Y la razón es que la palabra tiene presencia y tu cuerpo tiene que estar en condiciones de poder portarla. Si no eres coherente con lo que estás contando, no hay donde esconderse. En eso el teatro es despiadado.

  • Mujerhoy: ¿Y ese poner el cuerpo no deja huella? Marta Etura: Sí que la deja. Desarrollas una sensibilidad que para el curro es maravillosa, pero para la vida puede ser terrible.

  • Bárbara Lennie: Es un equilibrio difícil, porque si hay algo a lo que no puedes renunciar es a ser sensible.

  • Marta Etura: Cristina Rota, mi maestra, solía decir: "Ablanda el corazón, tenlo blandito", para que todo te atraviese. Pero luego, cuando sales a la vida, lo que en el escenario juega a tu favor, en el mundo real puede hacerte mucho daño.

  • Bárbara Lennie: Yo no sabría decirte si me hace daño, tal vez porque en la vida me conozco menos de lo que me conozco en el teatro. Pero creo que no me siento tan vulnerable como asegura Marta.

  • Mujerhoy: Hay una artesanía en el teatro, que tiene que ver con la memorización de los textos, que al espectador le resulta misteriosa. ¿Cómo lo hacen? ¿Siguen algún método? Bárbara Lennie: Yo no tengo estrategia. Son horas y horas y horas de repasar, caminar y estar enfrente de la hoja... Aunque después de memorizar La clausura del amor, de Pascal Rambert, creo soy capaz de cualquier cosa. Estuvimos Isra y yo [Israel Elejalde, otro de los miembros de Kamikaze, y entonces su pareja]; durante seis meses memorizando el texto. Me pasó también con 'Las criadas'. No me veía capaz. Soy rápida, pero no soy especialmente rápida. Y necesito tiempo.

  • Marta Etura: Todo es un proceso. Yo no sé si a ti te pasa, Bárbara. Cuanto más aprendes, más consciente eres de lo poco que sabes. Yo tengo esa sensación con cada proyecto. Me acuerdo mucho de la Rota, a quien amo profundamente. Ella, antes de empezar un montaje, siempre decía: "Se me presenta como una montaña". Y es cierto: vas escalando, pero nunca alcanzas la cumbre. Incluso, cuando parece que lo tienes todo controlado, has de salir al escenario, hacer tu trabajo y conectar. Tener la suficiente concentración para no escaparte y estar presente. Lo difícil no es aprenderse el texto, sino estar ahí, concentrada, porque el teatro es el aquí y ahora más absoluto.

  • Mujerhoy: ¿Serían capaces de recordar algún pedazo de texto que siempre las haya acompañado? Marta Etura: A mí me viene a la cabeza un fragmento de Julieta, que aprendí para un ejercicio de la escuela. A los 17 años, tenía esa energía revolucionaria de la juventud y estaba loca por hacer de Julieta. Pero no elegí el típico fragmento de los enamorados, sino cuando la doncella le dice: "Han desterrado a Romeo". Y ella contesta: "No hay límite ni fin. No hay horizonte en la muerte que entrañe esta palabra, ni existen acentos que expresen esta pena". No se me olvida.

  • Mujerhoy: ¿Aún sienten el miedo cuando salen al escenario? Marta Etura: Por supuesto. A mí no me deja.

  • Brbara Lennie: El miedo no se pasa nunca. Se acomoda, se transforma... No es igual el que tienes el día 1 al que tienes el día 30, porque al final la experiencia ya ha pasado por tu cuerpo. Pero siempre hay un vértigo que tiene que ver con la adrenalina y lo inesperado de la vida: con que al compañero le haya pasado algo, que alguien se resfríe y no pare de toser, o con que se te caiga un foco en medio de la representación, como nos pasó a Manuela Paso y a mí en 'Misántropo'...

  • Mujerhoy: ¿Cuál ha sido su peor momento en un escenario? Bárbara Lennie: Sin duda, el estreno de La clausura del amor. Ahí sí que sentí que nos asomábamos al abismo. Israel Elejalde no podía ni mover el labio superio. Además, empezaba él la función.

  • Marta Etura: Es horrible empezar una función.

  • Bárbara Lennie: Se le secó la boca por culpa de los nervios, y seguía hablando y hablando. Tenía un monólogo de 45 minutos. Yo le miraba y cada vez me iba poniendo más y más nerviosa, porque pensaba: "Me va a pasar lo mismo. Voy a ser esa que se pone blanca y que se queda sin saliva...". [Sin embargo, según la crítica, la ovación fue sísmica. "De la obra se sale conmocionado y felizmente exhausto. Es el choque de dos rocas encendidas", escribió Marcos Ordóñez tras ese estreno, en el que los actores tuvieron que salir a saludar 12 veces].

  • Mujerhoy: ¿Cómo se sienten con el aplauso? ¿Les gusta? Marta Etura: El aplauso debería ser una reacción espontánea del público ante las emociones, y reflexiones que les suscita el espectáculo, pero me temo que se ha convertido en una obligación o una especie de trámite. Se nota mucho cuando un aplauso es "de verdad" y cuando es de compromiso.

  • Bárbara Lennie: Yo he tenido que aprender porque, durante mucho tiempo, el aplauso me parecía un lugar horrible en el que estar y quería irme corriendo a casa. Pero después de estar con gente que llevaba mucho más tiempo que yo trabajando, me di cuenta de que era una parte más del espectáculo, y que tienes que dar el espacio al espectador para que exprese lo que siente. Así que entendí que ese pudor era un pudor ridículo, y que tenía más que ver con mis propias inseguridades, que con la realidad de lo que ahí estaba sucediendo.

Se cierra el telón. Aplauso mudo. Las actrices hacen mutis y cambian de máscara. O son otras. La sesión de fotos va a comenzar. Y posan.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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