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Weinstein: cómo está tratando su adicción al sexo

Ha cambiado Los Ángeles por un pueblo perdido de Arizona. Sus antiguos colegas no le cogen el teléfono y está acorralado por los procesos judiciales. Mientras tanto, trata su adicción al sexo en un centro donde paga 58.000 dólares, y desmiente todas las acusaciones...

Haz click en la imagen para descubrir los famosas que confesaron (o no) ser adictos al sexo./getty

Haz click en la imagen para descubrir los famosas que confesaron (o no) ser adictos al sexo. / getty

AMY CHOZICK

Cada mañana, el productor de cine Harvey Weinstein se levanta temprano, consulta con sus abogados de la Costa Este y desayuna en una tienda de zumos donde suele pedir un café y una bebida depurativa con kale y pepino. Según cuentan personas de su entorno (que prefieren mantenerse en el anonimato), vive en un apartamento amueblado de 157 m2, situado cerca de un centro comercial en Scottsdale, Arizona (el estado del Gran Cañón de Colorado). Así suele ser la rutina de un hombre que sigue generando noticias a diario, aunque no diga ni haga nada.

El productor de Hollywood se ha convertido en un paria en los barrios de Beverly Hills y Manhattan donde solía tener sus dominios, desde que, el pasado otoño, The New York Times y la revista The New Yorker [ahora premiadas con el Pulitzer por su cobertura]; desvelaran las acusaciones de acoso sexual y agresiones que habría cometido durante décadas.

Muchas de sus acusadoras, y la ola de personas que se han pronunciado contra las agresiones y el acoso sexual, se preguntan por qué no ha sido detenido todavía. "Quiero verlo en prisión", declaró la actriz Jennifer Lawrence al programa de televisión 60 minutos en febrero.

De momento, al demanda civil contra Weinstein avanza más deprisa que las causas penales, entre otras, la presunta violación a la actriz Paz de la Huerta.

Se sabe que Weinstein ha pasado mucho tiempo en su purgatorio de Scottsdale, haciendo terapia para adictos al sexo. Así que en lugar de acudir a la ceremonia de los Oscar rodeado de gloria, como hizo durante tantos años (la Academia del cine lo expulsó en octubre), Weinstein se ha atrincherado en este rincón del condado de Maricopa, mientras ve cómo su imperio se desmorona y los fiscales de Nueva York, Los Ángeles y Londres investigan las numerosas causas penales que hay en su contra.

En estos meses el productor ha desmentido, a través de sus representantes, las acusaciones que se han formulado contra él. Weinstein se une así al reducido grupo de famosos -que incluyen a O.J. Simpson y Bill Cosby- que han sido procesados y declarados más o menos culpables por la opinión pública antes de sentarse en el banquillo. Simpson y Cosby acabaron enfrentándose a procesos penales muy mediáticos y, a pesar del fallo absolutorio de Simpson y de la anulación del primer juicio a Cosby, pasaron de la infamia a una realidad extremadamente compleja. Weinstein se encuentra, por ahora, en el limbo.

Luces apagadas

Las luces de su casa de Nueva York, de ladrillos rojos y 465 m2, suelen estar apagadas. Según la revista Variety, su casa de campo estilo Tudor en West Hollywood (California) se alquila por 7.495 dólares al mes. Además, malvendió su finca de Amagansett, en Nueva York (perdió unos dos millones de dólares en la operación), y llegó a un acuerdo de divorcio con Georgina Chapman por un valor estimado de más de 15 millones de dólares. Su esposa decidió divorciarse a raíz de las acusaciones.

Los representantes del productor llevaban meses diciendo que su cliente buscaba terapia para su adicción en Arizona. "La terapia debe de estar funcionando", dijo Uma Thurman, después de que Weinstein admitiera en The New York Times que había llamado a la actriz para pedirle disculpas por haber protagonizado un incidente en un hotel de Londres en los años 90, una situación que ella había descrito previamente como "un ataque".

Por el centro han pasado otros famosos como Kevin Spacey y Tiger Woods. ¿El precio? 58.000 dólares por los 45 días que dura el tratamiento. / d.r.

Sabemos que parte de la terapia que ha hecho el productor hasta ahora ha tenido lugar en Wickenburg (una población de 6.300 habitantes), en la clínica Gentle Path at the Meadows [que en inglés significa Camino suave en la pradera]: un centro para pacientes masculinos, con más de 15 hectáreas, cabañas de adobe y un jardín de cactus. Por la clínica han pasado, entre otros famosos, Kevin Spacey y Tiger Woods. ¿El precio? 58.000 dólares por 45 días. Allan Benham, su director ejecutivo, no ha querido confirmar si Weinstein había seguido su tratamiento y ha declinado hacer comentarios sobre pacientes.

Según gente del lugar, Weinstein no llegó a cumplir los 45 días de estancia. No obstante, la clínica nos permitió hacer una visita a sus instalaciones para ver cómo funciona su programa terapéutico.

Los pacientes se levantan a las seis y media de la mañana y se acuestan a las siete de la tarde. Durante el día: reuniones, terapia, comida orgánica y tai chi...

Gentle Path cuenta con 28 habitaciones y su rutina diaria es rigurosa, por lo que es más conocida con el sobrenombre de camino brutal. Los pacientes se levantan a las seis y media de la mañana y comienzan el día con una sesión de meditación. El desayuno, compuesto por alimentos producidos en granjas orgánicas, se sirve a las siete y cuarto. Una hora después tiene lugar una "reunión comunitaria" donde el personal y los pacientes debaten sobre temas de convivencia. Entre las nueve y cuarto y las 10, mantienen reuniones individuales con terapeutas especializados en traumas, y expertos en neurofeedback cerebral, entre otros. Después, acuden a una sala de estudio para cumplir las tareas prescritas por los terapeutas: deberes relacionados con reparar el daño a otras personas y la elaboración de una "planilla de excitación" donde registran sus patrones de conducta.

Contra la arrogancia

A continuación se realizan sesiones de terapia de grupo hasta la hora de la comida (entre las 12 y la una), a las que siguen dos horas de charlas educativas. De tres a cinco de la tarde, los pacientes se reúnen con psiquiatras, psicólogos y otros terapeutas. De cuatro a cinco, pueden elegir una "actividad complementaria" (como terapia artística, yoga o tai chi). A las cinco cenan y después asisten a las sesiones del llamado programa de 12 pasos para el tratamiento de adicciones [similar al de Alcohólicos Anónimos]. A las siete se apagan las luces.

Hablando en términos generales, sin aludir a Weinstein, el director ejecutivo de Gentle Path afirma que la llegada de famosos a la clínica siempre supone un reto: "Vienen con una actitud más arrogante. Así que lo primero que les hacemos saber es que son como los demás."

Después de cumplir una estancia de 45 días en este centro, se recomienda a los pacientes que sigan asistiendo a diferentes tipos de tratamiento ambulatorio con el fin de seguir recomponiendo sus vidas. Sin embargo, y según el testimonio de diversas personas que han tenido acceso a Weinstein recientemente, el productor, lejos de finalizar el programa, redujo considerablemente su estancia en Arizona, mientras acudía a algunas sesiones en otra institución y afrontaba sus problemas legales.

Su presencia en la clínica ha provocado la ira de los jubilados y los turistas de Scottsdale y de la cercana Paradise Valley, algunos de los cuales se han quejado de su famoso vecino en las redes sociales. En estos meses, Weinstein ha perdido peso. Sigue trabajando su red de contactos (o lo intenta). Pero, en el sistema de castas de Hollywood, la mayoría de los publicistas independientes, productores y directores prometedores que solían soportar sus caprichos y su ira verbal ya no responden a sus llamadas. Así lo confirman varios de ellos, que han decidido ignorarlo.

Su película más difícil

Dichas fuentes aseguran también que el hombre detrás de Pulp Fiction y Shakespeare in love ha dado algunos pasos para producir su película más difícil: un documental diseñado para preparar su regreso a la industria. Hasta ahora nadie quiere que le asocien al proyecto.

Antes de que Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie, Kate Beckinsale y otras docenas de mujeres acusaran en público a Weinstein, su riqueza estaba estimada en 300 millones de dólares. Pero las minutas de sus abogados, más su proceso de divorcio en curso, han reducido su fortuna.

Hace unas semanas, The Weinstein Company, antaño la joya de la Corona de la industria cinematográfica, anunció que presentará un concurso de acreedores, tras el fracaso de las negociaciones para su venta a un grupo inversor. La operación se frustró tras el pleito iniciado el mes pasado por el fiscal general de Nueva York, para bloquear la liquidación de la compañía. El escrito de la Fiscalía incluye nuevos detalles sobre el "ambiente tóxico para las mujeres" que reinaba en el estudio y la "conducta ilícita" de Weinstein respecto a sus empleadas.

Varios expertos jurídicos han interpretado esta demanda civil como una señal de que el proceso penal está estancado. La Policía de Nueva York ha acumulado pruebas sobre las acusaciones de violación realizadas por la actriz española Paz de la Huerta (luego negadas por Weinstein a través de sus representantes). Pero en noviembre, Cyrus R. Vance Jr., el fiscal del distrito de Manhattan, declaró no estar aún en condiciones de acusarle formalmente.

Sus nuevos vecinos, la mayoría jubilados, se han quejado de su presencia en el pueblo, y en un restaurante le dieron un puñetazo en la cara.

"La posible prescripción de algunos delitos supone [para la Fiscalía] un problema, así que ¿qué es lo siguiente que pueden hacer para mostrar al público que están haciendo algo? -se pregunta el abogado penalista Louis J. Shapiro, de Los Ángeles-. Dejar el caso en manos de la oficina del fiscal general y emprender la vía civil". En febrero, la policía de Los Ángeles envió tres posibles causas penales a la oficina del fiscal del distrito. En Reino Unido, nueve mujeres han formulado acusaciones de agresión sexual. El productor también se enfrenta a otras demandas civiles, entre otras, una demanda colectiva contra la Weinstein Company.

Mientras, el paisaje seco de Arizona ha servido a los intereses de la defensa. En enero, hubo cierto pánico en los momentos previos a la ceremonia de los Globos de Oro al propagarse el falso rumor de que estaba en Beverly Hills y se hospedaba en el Hotel Montage. Allí habría tenido lugar una supuesta violación. Algo improbable, puesto que en esos días estaba en Arizona. Por esas mismas fechas, un cliente del restaurante de lujo Elements, en Paradise Valley, le dio un puñetazo en la cara mientras cenaba en el mismo local con su padrino de adicción, según informó TMZ [un sitio web dedicado a las noticias sobre famosos].

En el caso de Weinstein, sus frecuentes apariciones en público (normalmente vistiendo una camiseta negra y un sombrero Fedora), ya sea en un restaurante de lujo italiano de Scottsdale o en un café de Phoenix que presume de tener "influencias culinarias refinadas de Los Ángeles, Nueva York y Londres", han ensombrecido el movimiento #MeToo y aumentado el cinismo colectivo ante el tratamiento seguido por Weinstein para su adicción al sexo.

Pero Rebecca Roiphe, profesora en la Escuela de Derecho de Nueva York y exadjunta al fiscal de distrito de Manhattan, pide paciencia y lo resume así: "Por muy frustrante y, en cierto modo, lesivo para el movimiento #MeToo que resulte, tenemos que dejar, de verdad, que el proceso penal siga su curso".

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