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Todo sobre 'La otra Mirada', la serie feminista de La 1

En los años 20, las maestras se convirtieron en la vanguardia de la lucha por los derechos de la mujer. A ellas rinde homenaje La otra mirada, la serie de La 1.Hablamos con sus protagonistas de estas pioneras y de lo que aún queda por hacer.

De izq. a dcha: Ana Wagener, blusa y pantalón de Amitie para El Corte Inglés, sandalias de Stonefly y pendientes de Papiroga. Cecilia Freire, blusa de Etam, pantalón de Georges Rech Paris, anillo de Tous y zapatos de Pura López. Patricia López, vestido de Uterque, sandalias de Unisa y brazalete de Tous. Macarena García, vestido de Springfield, sandalias de Pura López y pulseras de Tiffany&Co. / pedro walter

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Una historia de mujeres que buscan salir adelante en un entorno sombrío y conservador, en la Sevilla de los años 20. Así es 'La otra mirada', la serie del prime time de La 1, una historia que recupera a las primeras maestras que, desde una escuela “para señoritas”, lucharon para que las mujeres aprendieran algo más que a coser su ajuar.

Los prejuicios se heredan en la cultura, de forma inconsciente"

patricia lópez arnaiz

“Llegará un día en que no necesitemos casarnos para tener una vida, tendremos una propia”, dice Teresa, el personaje interpretado por Patricia López Arnáiz. Teresa es una atípica profesora de literatura, una mujer soltera e independiente, que viste pantalones y fuma sin esconderse, una rareza (y un peligro) en esa década en la que ellas eran solo madres y esposas. Y sus métodos de enseñanza también lo son: mueve los pupitres, escoge lecturas vanguardistas y anima a las alumnas a decir lo que piensan. “Lo que más me sorprendió fue que todas las asignaturas estaban relacionadas con el hogar y la casa. Se les negaba cualquier cosa que tuviera que ver con el intelecto”, reflexiona la actriz.

Patricia López Arnaiz con camisa de Juan Vidal, pantalón de Max Mara y anillo de Pandola. / pedro walter

Patricia López Arnaiz: "Estoy en un momento dulce"

  • No es la primera vez que interpreta a una Teresa que rompe las normas en Sevilla: Patricia viene de protagonizar La peste, y aunque ambas están separadas por cuatro siglos, son mujeres que tienen que esconderse.

  • “Mi carrera se ha ido construyendo sin haber querido construir una carrera. Con el teatro disfruté muchísimo y, poco a poco, empecé a enlazar trabajos en cine y televisión. Estoy en un momento profesional muy dulce".

Tenemos una deuda con estas mujeres, que lucharon tanto y tan solas".

Macarena garcía

Las otras profesoras, interpretadas por Macarena García (Manuela), Cecilia Freire (Ángela) y Ana Wagener (Luisa), reciben a Teresa con sorpresa (expectantes unas, indignadas otras), frente a su pretensión de borrar el sambenito de “mujeres decentes” y convertir a sus alumnas en mujeres capaces de cambiar su realidad. “Tenemos una deuda con estas mujeres, que lucharon tanto y tan solas”, afirma Macarena García.

Porque en la España de los años 20, las mujeres no tenían derecho al voto (a diferencia de las estadounidenses, las neozelandesas o las mexicanas) y podían ir a la cárcel y arriesgarse a ser condenadas a cadena perpetua si eran sorprendidas con un amante. No existía el divorcio; perdían el derecho a hacer cualquier gestión (incluso comprar o vender sus propiedades) sin el permiso de su marido, y podían ser castigadas con la cárcel por desobedecerle. Eran “ciudadanas de segunda”, que pasaban de depender de la autoridad del padre a la del marido, sin un atisbo de vida propia, como si fueran menores.

Su destino era ser “ángeles del hogar”: bordar, cocinar y mantener la casa dispuesta. Así que solo recibían clases de bordado o repostería y algo de cultura general. Las obreras simplemente no existían: no tenían contratos ni pensiones, y muchas ni estaban inscritas en el padrón.

Macarena García: "He sido afortunada desde el principio en esta profesión"

  • Macarena conoce bien el medio: ha participado en series como Hospital Central, El internado o Tiempos revueltos.

  • Ha protagonizado musicales, como La llamada, que le valió un Fotogramas de Plata. Y es difícil olvidar su Blancanieves, por la que ganó el Goya a la Actriz Revelación y la Concha de Plata.

  • “Creo que he sido afortunada desde el principio. En esta profesión necesitas trabajo y constancia, pero también suerte. Y a mí me ha acompañado. Pero me queda todavía mucho por aprender y por mostrar”.

Macarena con vestido de Tod's, sandalias de Unisa y brazalete de Tous. / pedro walter

La habitación propia

Patricia López Arnáiz, la intérprete de la desafiante Teresa, apenas conocía la España de los años 20. “Me apoyé en una escritora de entonces que me encanta, Virginia Woolf, y en su forma de concebir la independencia de las mujeres. Y creo que hay discursos de esa época que todavía se siguen haciendo hoy. Por ejemplo, se continúa dando por hecho que son las mujeres las que cuidan, mientras los hombres alimentan a la familia”.

Patricia estudió en Vitoria, en una ikastola, en los años 80, y recuerda los ejercicios, en las clases de gimnasia, para perder el miedo al contacto con el cuerpo de los otros niños. “Tuve una educación muy liberal, muy de experimentar, pero creo que los prejuicios se heredan en la cultura que te rodea, de forma inconsciente”, reconoce. Pero muchas veces, la “modernidad” no va unida a una mentalidad liberal. Cecilia Freire estudió en un colegio británico “con tintes modernos”, donde, sin embargo, no apoyaron su vocación de actriz. “No fomentaban la creatividad y despreciaron ese sueño que yo tenía”, recuerda.

La Inglaterra de los 20 no tenía mucho que ver con la España de la misma época. Aquí llegaban muy de lejos los ecos de la lucha de las sufragistas por conseguir el voto femenino. Pero nuestro país tenía entonces sus propias sufragistas: las maestras. El personaje de Teresa en 'La otra mirada' es un trasunto de una de las más influyentes, María de Maeztu; y la academia sevillana, un reflejo de su Residencia de Señoritas, fundada en 1915, en Madrid.

Maeztu, licenciada en Pedagogía y maestra, ideó su escuela femenina siguiendo los principios de la Institución Libre de Enseñanza, un organismo renovador de la pedagogía, laico y liberal, que recibió el apoyo de políticos e intelectuales de la época. Sus principios eran tres: igualdad de sexos, diálogo profesor-alumno e incorporación de la mujer a la Universidad.

Las españolas solo tuvieron derecho a la educación a partir de 1910. En ese momento, el 70% eran analfabetas. De Maeztu luchó por engrandecer la labor de las maestras, por demostrar que, solo estudiando, las mujeres podrían tener un camino propio. Y exhortaba a sus alumnas: “No quiero más maestras, quiero médicas, ingenieras, botánicas…”. Puede parecer contradictorio, pero no lo es: para ella, el siguiente paso para las mujeres era la Universidad, algo que se les había negado hasta entonces. En 1920, solo había 300 universitarias.

Objetivo: libertad

Se sigue educando en la docilidad. Se premia la belleza, no el carácter".

Cecilia freire

Las mujeres debían “ser educadas, correctas y hacer lo que se espera de ellas, es decir, callar”, explica Cecilia Freire, Ángela en la serie, la maestra dócil que siente cómo va creciendo en su interior una semilla de revuelta. “Y creo que se sigue educando a las mujeres en la docilidad. Cuando se habla de las niñas, se pregunta si son buenas, algo que no ocurre con los chicos, porque de una niña bien educada se espera que no hable de más, que no cree conflictos, que no se enfrente. En ellas, se sigue premiando la belleza, no el carácter, que es lo que les distingue a ellos”, asegura la actriz, que ha sido madre de una niña recientemente. “Creo que esa es la gran diferencia con la educación de las mujeres de hoy –contesta Ana Wagener–. Mis padres me enseñaron a respetar a los demás, pero no a callarme”.

Cecilia Freire: "La gente conecta con la autenticidad"

  • La carrera de Cecilia Freire en la televisión ha sido prolífica: desde su Blanca Román en Física o química, en 2008, hasta la entrañable Rita Montesinos, uno de los personajes más carismáticos de Velvet (2014-2016), y por el que recibió el Premio Ondas.

  • Gracias a ellos, Cecilia se ha convertido en un rostro popular y destacado por su talento. Además, ha trabajado en el teatro y en películas como Solsticio y Aunque todo vaya mal.

  • “Para mí, lo importante es transmitir más haciendo menos –explica Freire–. Creo que la gente conecta con la autenticidad, y por eso, como actriz, me gustaría ir creciendo en ese sentido”.

Cecilia Freire con trench de Michael Kors Colecction y pulsera de Tiffany & Co. / pedro walter

“Lo que más me sorprendió, cuando estudié la época, era cómo todos insistían en lo mismo: no habrá libertad, ni independencia para las mujeres sin educación”, afirma Macarena García, que interpreta a Manuela, la joven directora de la Academia, que hace lo que le dicen, hasta que se da cuenta de que quiere ser quien realmente es. “Ella refleja esa valentía que caracterizaba a tantas maestras –reflexiona–. Quiere darles a las chicas la idea de que se merecen lo mejor. Y, aunque parezca mentira, sigue siendo necesario. Yo fui a un colegio en el que la forma de vestir era muy importante, si era o no provocativa, por ejemplo. Juzgar a una mujer solo por su capacidad intelectual es aún una rareza en ciertos ambientes”.

Además de María de Maeztu, otras mujeres lucharon por una educación femenina de calidad, partiendo de la pedagogía y saltando a otros ámbitos. Como Carmen Burgos, Colombine, la primera periodista española, activista del sufragio femenino y el divorcio. O Rosa Sensat, defensora de la reforma de la educación de las niñas.

Mis padres me enseñaron a respetar a los demás, pero no a callarme".

ana wagener

“Me conmueve la fuerza y resistencia de estas maestras, que encuentran impedimentos, pero tiran hacia delante con dignidad”, dice Ana Wagener, que encarna a la tradicional Luisa. La actriz vivió en Sevilla de los 13 a los 30 años y conoció ese ambiente de tradiciones, en el que pesan mucho los apellidos. “Imagino a mi Luisa estudiando para poder enseñar, en lugar de coser el ajuar; o haciéndolo también, un esfuerzo para ella y para sus padres”.

Ana con chaqueta de Georges Rech Paris, y top y pantalón de Adolfo Dominguez. Pendientes de Yanes Young. / pedro walter

Ana Wagener: "Creo en el trabajo, en la constancia y en el esfuerzo"

  • Inició su carrera en el teatro y, pronto, se hizo conocida en la televisión por series como Querido maestro, Compañeros o La Señora.

  • En cine, recibió el Goya a la Mejor Interpretación Femenina de Reparto en 2011 por La voz dormida.

  • “Me considero una afortunada. Y quiero pensar que aún me quedan muchas historias que contar. Siempre intento dar lo mejor que tengo, para sentirme con derecho a exigir. Creo que esta profesión es una carrera de fondo y no lo digo como frase hecha, sino basándome en mi propia experiencia”, reconoce.

En los bailes de la época, las madres se sentaban alrededor de la pista, para impedir cualquier coqueteo impropio. Y el papel de las maestras era mantener a distancia a los jóvenes para preservar a las muchachas del “qué dirán”. Los columnistas de sociedad eran implacables: al Lyceum Club, fundado por De Maeztu en 1920, lo llamaban “el club de las maridas”, porque sus socias eran esposas de hombres importantes. Y a las jóvenes que adoptaban las nuevas modas las calificaban como “feas y adorables”.

Hoy todo ello nos parece muy lejano, pero el mensaje sigue intacto. “Soy feminista; me avergonzaría no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona, en la obra total de la cultura humana”. Son palabras de María de Maeztu, escritas hace un siglo.

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