vivir

Juntos 40 horas a la semana

Pasas más tiempo con ellos que con tu familia, en un escenario convertido en una guerra de egos, pero también de afectos. Lo que un contrato ha unido, que no lo separe la convivencia.

Fotolia

BEATRIZ NAVAZO Madrid

Javier es administrativo y lleva tres años en su actual empresa, una grande, importante, de esas que salen en los periódicos. Llegó en la peor época de esta crisis que aún no hemos dejado atrás, esa en la que todo el mundo repetía: “Da gracias de que tienes un trabajo”. Así que cobra “exactamente” la mitad que sus compañeros del mismo rango.

“Se creen por encima de mí, por esa dudosa superioridad que otorga la antigüedad, aunque soy yo quien hace, sin exagerar, el 60% del trabajo”. Historias de ese tipo conocemos todos.

Batallas viejas o nuevas rencillas que lastran la productividad y vulneran el estado emocional de trabajadores como Javier, que no solo se siente mal pagado y poco reconocido, sino que está “quemado” por la ceguera de sus jefes. Una ceguera que tal vez sea voluntaria... Si Javier tuviera que medir su grado de satisfacción en el trabajo, del uno al 10, no podría darle ni un cinco raspado. Por debajo de la media de los trabajadores españoles.

Seis de cada 10 renunciaría a ganar más a cambio de más felicidad en el trabajo.

Las cifras están frescas porque Adecco –la multinacional de los recursos humanos– ha publicado recientemente la Encuesta sobre felicidad en el trabajo que realiza anualmente. Los españoles le dan una nota de 6,3 a su bienestar laboral. ¿Cuáles son, según los encuestados, los ingredientes de esa dicha? Por este orden: disfrutar de un buen ambiente, un horario que permita conciliar con la vida personal y un buen salario. Para todo lo demás, está el publicista Don Draper, que en la serie Mad men, decía: “La felicidad es una valla en un lado de la carretera que te dice que lo estás haciendo bien”.

Felices y productivos

En nuestro país, sin embargo, seis de cada 10 trabajadores renunciarían a ganar más a cambio de mayor felicidad en el entorno laboral. “Un trabajador feliz no solo es más productivo, sino que desarrolla un mayor compromiso con la compañía, así su motivación es mayor y esto redunda en más implicación, aceptación de responsabilidades y mayor tolerancia al estrés”, asegura Margarita Álvarez, directora de Marketing y Comunicación de Adecco. Y el ambiente laboral es la clave.

Aunque cada vez más empresas ponen el foco en las personas y en la retención del talento, todavía son más las que ignoran este aspecto (seis de cada 10 trabajadores creen que su empresa aún no aplica políticas dedicadas al bienestar del empleado) y perpetúan modelos empresariales que producen ambientes enfermo y empleados desmotivados. La precariedad, la sobrecarga de trabajo, las largas jornadas y el mobbing hacen que el estrés sea el segundo problema de salud vinculado al trabajo más frecuente en Europa.

Estrechar los vínculos

No es el caso de Mercedes, amiga de Javier, que cuenta una historia muy distinta. Lleva 23 años en la misma compañía de seguros. Y es feliz. “Si tengo que ponerle nota, le pongo un ocho”, reconoce.

Sus compañeros (entre los que incluye a su jefe directo) están entre sus mejores amigos. Se conocieron con 20 años y han pasado juntos de todo. “Ahora salimos menos, pero antes no perdonábamos un fi n de semana y hemos pasado juntos hasta las vacaciones”, relata.

En este ecosistema pueden proliferar actitudes tóxicas.

Evidentemente, no es necesario ese grado de cercanía, pero para María Ancochea, coach y directora académica de la Escuela Europea de Coaching en Madrid, “los lazos de amistad pueden potenciar el bienestar dentro de la ofi cina y los resultados”. El único “pero” que podría ponerle Mercedes a su entorno profesional es que tal vez podría haber aspirado a más, si no fuera por ese vínculo tan estrecho.

“Puede que por no separarme de ellos me haya quedado un poco estancada. Tal vez podría haber aspirado a más pero luego oigo las movidas y las penurias que pasan otros en sus trabajos y me doy cuenta de la suerte que tengo”. Y es que nuestro desarrollo profesional, nuestros objetivos y sueños y el sustento de nuestra familia se juegan cada día en un escenario de equilibrios de poder, guerras de egos y pugnas para defender el territorio. Y en ese ecosistema con vida propia, pueden proliferar, en más ocasiones de las deseadas, actitudes tóxicas que envenenan el ambiente y crean un clima que puede acabar generando altos grados de estrés y agotamiento físico y emocional.

Sospechosos habituales

Los trabajadores no se van de las empresas, se van de los jefes"

Margarita Álvarez

Pasamos lista: están los que se escaquean (que deslizan con mayor o menor descaro su trabajo a la mesa de al lado); los reyes de la procastinación que lo dejan todo para mañana y a los que al fi nal hay que sacarles las castañas del fuego; el perfeccionista que nunca da por acabada una tarea, entorpeciendo el trabajo de los demás; el criticón, que dedica una buena parte de la jornada a descalifi car y poner en duda a todos los que están a su alrededor; el agresivo, que utiliza los gritos y el miedo como armas para hacerse respetar y para hacer a la otra persona sentirse incapaz, débil e insegura; el pasivoagresivo que te perdona la vida; el quejica que cree que el mundo entero que está en su contra y que, en el fondo, es una persona dependiente, que espera que los demás resuelvan sus problemas...

Sin embargo más que etiquetas que podemos asignar categóricamente a unos o a otros a nuestro alrededor, son actitudes o comportamientos que todos podemos desempeñar según las circunstancias y en algunos momentos.

“Todos tenemos que ser conscientes del efecto que tenemos sobre nuestro entorno –advierte Margarita Álvarez–. Nos quejamos mucho, pero pocas veces pensamos en la responsabilidad que cada uno tenemos. Sobre todo si eres jefe. Los trabajadores no se van de las empresas, se van de los jefes. Eso nos da una idea del efecto brutal que tienen sobre su equipo, para mal y para bien”.

Los jefes también lloran

Rafa estaba razonablemente contento en su trabajo hasta que le ascendieron y pasó a ser el responsable de un equipo de 20 personas, entre ellos dos que define como “difíciles”. “Podría haberlos despedido, pero por su edad y su falta de formación, lo habrían tenido muy difícil para encontrar otro empleo –reconoce–. Si pasas ocho horas al día con la misma gente acabas por conocer sus circunstancias y el despido les habría puesto en una situación precaria. Pagué el precio cada día por no tomar la decisión. Fueron años muy duros y cuando se me presentó la ocasión, me marché”.

Que el día vaya bien o sea un infierno depende, básicamente, del humor con el que se haya levantado la jefa"

Marina (36 años) - Trabajadora en el sector de la moda

Con él está Marina, que asiente como entonando un mea culpa. Tiene 36 años y trabaja en el sector de la moda. “Me paso el día refunfuñando, lo reconozco. Pero es que de puertas para fuera todo es glamour y sonrisas, y dentro todo es cutre y malas caras. Que el día vaya bien o sea un infierno depende, básicamente, del humor con el que se haya levantado la jefa”.

Pero como las oportunidades de encontrar otro trabajo son escasas, Marina trata de pasar desapercibida y evitar el confl icto. Otro error común. Según la coach, eso solo denota falta de confi anza y de compromiso con el crecimiento.

“Los conflictos son inevitables y muchas veces ventajosos, porque son una invitación a mirar la realidad desde un ángulo distinto. Lo que siempre debería ser un objetivo es evitar tanto la agresividad y como la destructividad como formas de afrontarlo”, aconseja María Ancochea. De momento, Marina se encoge de hombros y cambia de tema porque hoy es sábado y los expertos también dicen que es crucial saber desconectar. Pero el lunes será otro día.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?