Tres cosas que indican que te obsesiona adelgazar

Quizás las hagas sin darte cuenta porque ya formen parte de tu día a día. Pero está claro que si ves reflejado tu comportamiento en alguna de estas acciones e incluso en algunos momentos del año las practicas a diario, tienes un problema y debes consultar a un especialista.

1. Te pesas compulsivamente. Si eres de las que te subes a la báscula antes y después de cada comida, debes saber que estás incurriendo en un comportamiento compulsivo que con el tiempo suele ir a peor. Será suficiente con que te peses una vez a la semana. Los expertos recomiendan que se haga por la mañana después de la ducha y antes de desayunar para obtener datos más fiables. Pero si insistes en vivir encima de una báscula, te avisamos de que probablemente sus señales serán equívocas.

2. Cuentas cada caloría. Si eliges la comida solo por el número de calorías sin tener en cuenta su valor nutricional y su capacidad para dejarte satisfecha, nos encontramos con otro síntoma de que estás obsesionada. Comer es un placer, no un ejercicio matemático. La línea entre un conteo obsesivo de calorías y el desarrollo de desórdenes alimentarios como la bulimia y la anorexia es muy delgada. Lo primero es que disfrutes de la comida y luego se pueden vigilar las raciones pero sacar lápiz y papel (o la calculadora del móvil) en cada comida, o peor aún poner en marcha la calculadora mental es un problema.

3. Examinas minuciosamente tu cuerpo. Te fijas en el hueso saliente de la clavícula, en lo afilado de los pómulos (si están o no suficientemente marcados), luego pasas a las caderas y a los glúteos. Enseguida al abdomen. Luego analizas los brazos por si hubieran perdido tono… ¡Y así todo el día! Hacer barridos visuales del cuerpo ante un espejo varias veces al día suele ser un síntoma habitual de una preocupación excesiva por el peso y por la forma del cuerpo.