vivir

Miopía: ¿la podemos parar?

En Asia tienen tintes de epidemia, pero en Europa las cifras tampoco son esperanzadoras. Cada vez hay más miopes. ¿Se puede hacer algo para frenarla?

Una mujer en el oftalmólogo. / getty

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

Cada vez somos más miopes. La prevalencia de este problema de visión varía de un país a otro, pero la tendencia es la misma en casi todos los lugares del planeta: crece de forma acelerada. Si en 2015 ya había 312 millones en el mundo, en 2025 esa cifra ascenderá a 324 millones. De momento, los países del este de Asia son los que se están llevando la peor parte. Pero aunque en Europa el porcentaje de población miope es menor (un 47% de europeos frente a un 80% de asiáticos), nuestras cifras también preocupan a los expertos. “La miopía está aumentando y es una preocupación social para los médicos, no solo por el problema en sí, sino porque están apareciendo más casos de miopías grandes, lo que indica que en el futuro esas personas tendrán más patologías de retina y otras consecuencias oftalmológicas”, explica la doctora Rosario Gómez de Liaño, oftalmóloga y profesora de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid. ¿Qué está pasando y qué podemos hacer para frenar su avance?

Genética y algo más

La mayoría de los miopes tienen algo en común: unos padres miopes. Este defecto del ojo, que hace que sea más grande de lo normal e impide que las imágenes se enfoquen bien en la retina, se hereda. Que nuestro padre o nuestra madre sean miopes multiplica por 10 nuestro riesgo. Si ambos progenitores tienen este problema, la probabilidad aumenta hasta un 60%. Aún así, q ue la nuestra sea una familia “de gafas” es un factor importante, pero no el único. Algunos estudios plantean que el efecto genético de la miopía se magnifica cuando se acompaña de otros que tienen que ver con nuestro estilo de vida. Eso es lo que explica, por ejemplo, que en China haya muchos más hijos miopes que padres miopes (78% frente a 19,8%).

Algunos de los factores que nos hacen debutar en la miopía aún se desconocen, pero otros ya han sido revelados, y el más sencillo de evitar es impedir que los niños pasen sus días encerrados entre cuatro paredes. Desde 2007, varios estudios han comprobado cómo la actividad al aire libre puede detener la aparición de la miopía, aunque aún se desconoce el mecanismo. Algunas hipótesis apuntan a que la radiación ultravioleta provoca una liberación de dopamina que relaja los músculos oculares y disminuye el crecimiento del globo ocular.

Horizonte, sol y aire libre

Actúe como actúe, los datos están ahí. En 2015, un estudio chino publicado en la revista JAMA confirmaba este efecto a través de un seguimiento de 12 escuelas en las que se realizaron de forma obligatoria actividades al aire libre. “No es el único estudio que se ha hecho sobre el tema, pero sí el más bonito. En él sacó a los niños al patio durante 45 minutos diarios, y solo con eso se comprobó que la miopía aumentaba menos en esos centros que en el resto”, explica la dra. Gómez de Liaño. Concretamente, los colegios del experimento tenían una incidencia de miopía de un 8% frente al 17,65% de las escuelas en las que no se intervino. Y es que ninguna iluminación interior puede competir con la del sol y sus 130.000 lux.

Las investigaciones que intentan descubrir por qué nuestros ojos se vuelven miopes y cómo frenar ese proceso tienen más relevancia de la que podemos imaginar. ¿Pero tan importante es no llevar gafas? En realidad sí lo es. Ser miope implica mucho más que no ver bien los objetos que están lejos. La progresión de la miopía puede desencadenar cambios patológicos en el globo ocular que acaban afectando a estructuras como el cristalino, la retina periférica y la mácula. Ser miope, sobre todo si con los años se acumulan dioptrías, supone tener muchas papeletas para sufrir un desprendimiento de retina. Y no olvidemos que, cuando un niño tiene este problema visual, puede añadir hasta 0,50 dioptrías al año a su graduación si no se toman medidas adecuadas.

Ojo a la lectura

  • El factor educativo también parece estar relacionado con la progresión de la miopía. Esta relación se ve influida por realizar un mayor trabajo de cerca.

  • En 2011, un estudio del New England College Optometry de Boston (EE.UU.), realizado con 375 madres y 252 padres, comprobó que en ocupaciones administrativas y ejecutivas hay un porcentaje mayor de miopes (68,87%) que en el grupo de ocupaciones no profesionales (44,60%).

  • Y entre la población entre 9 y 14 años, se han encontrado datos que apuntan a que el tiempo dedicado a la lectura y escritura se relaciona significativamente con la progresión de miopía. Esto podría estar relacionado los cambios que el ojo tiene que realizar para leer y los movimientos oculares durante la lectura, así como la distancia de trabajo.

  • De mayores, tampoco nos libramos de esta asociación: un estudio que analizó a 17.217 adultos durante 2 años encontró que la exposición y el uso del ordenador durante más de 30 horas semanales aumenta el riesgo de desarrollo o progresión de la miopía.

Ahora mismo los oftalmólogos pediátricos tienen a su disposición dos opciones. La que tiene un mayor apoyo de la comunidad científica es la de echar unas gotas al niño cada noche de un producto llamado atropina súper diluida. “Estas gotas actúan a través de unos receptores de la retina e intentan que la miopía progrese a menos velocidad. Los estudios apuntan a que con ellas se reduce el ritmo de progresión a la mitad. En China se emplean unas gotas concentradas al 1% de esta misma sustancia, pero esa medicación implica un mayor gasto (porque es necesario usarla con lentes progresivas) y provoca problemas de fotosensibilidad. En Europa, no empleamos esta versión, sino la súper diluida al 0,01%, que no conlleva esas molestias ni tener que cambiar de gafas”, explica la dra. Gómez de Liaño

Otra opción orientada a un público adulto son las lentillas. Existen dos tipos, las que se ponen por la noche (de ortoqueratología) y otras blandas y diurnas. Las lentillas que se emplean por la noche aplanan la córnea y, si se utilizan durante años, el paciente puede llegar a no necesitar gafas (como si se hubiera operado). “Los estudios que se han realizado con estas lentes afirman que, si se emplean, la miopía progresa menos, pero la verdad es que estas investigaciones tienen menos apoyo de la comunidad científica”, advierte la oftalmóloga.

“Y luego existen unas lentillas que se ponen durante el día, como cualquier otra, con la diferencia de que poseen un halo de difusión periférica. Te permiten ver, pero al mismo tiempo te tratan.Estas son las que llevan menos tiempo de estudio, aunque los trabajos realizados hasta la fecha apuntan a que funcionan”, concluye la dra. Gómez de Liaño.

Y además...

-La miopía será una epidemia si no hay prevención

-Ojo con el daño que las pantallas pueden causar a un niño

-Los casos de miopía y astigmatismo en niños pequeños han aumentado

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?