Una acelga fugaz

Estamos reunidas en casa de La listilla. Dada la escasez de novedades amorosas, tiramos de hemeroteca.

PINA GRAUS Madrid

A petición de las presentes, estoy relatando una aventura galáctica. Listilla añade un chorrito de ron a mi limonada helada.

"Estaba intentando averiguar por qué no giraba el ventilador del techo, cuando sonó el teléfono. Contesté, procurando no perder el equilibrio. "¿Hola?". "¿Ofelia?". "No, se ha equivocado". "No, no soy la nueva ayudante de laboratorio, me dedico a arreglar ventiladores". Hago una pausa. "Seguimos conversando y al cabo de una hora la tal Ofelia se había esfumado". "¡Qué cosas te pasan!", exclama Gordi, sirviéndose una pila de montaditos.

"¿Y no te propuso matrimonio?". "Pensamos que sería mejor conocernos antes....", respondo, riéndome. "Sigue", me apremian. "Quería explicarle cómo llegar aquí. Me dijo que tenía GPS. Yo le dije que esos aparatos no eran fiables y le conté lo del repartidor de pizzas".

"¿Qué repartidor?", pregunta otra de las mercurianas, apodada Algarroba. Listilla la pone al corriente. "¿Recordáis aquella furgoneta cargada de pizzas que apareció en medio de un sembrado de acelgas y remolachas, cerca del cerro Matamoscas? Tuvo que sacarla la grúa. El pobre repartidor repetía que había seguido las indicaciones del GPS". Tras las risas, nos servimos más limonada, y retomo el relato.

"Quedamos en la plaza junto a la fuente del caño". Surgen las preguntas ("¿Y cómo era?") y cojo carrerilla. "Alto, atractivo con gafas y un aire olvidadizo. Llevaba chaqueta, unos zapatos relucientes ¡y un paraguas! Le propuse tomar algo, pero prefirió dar una vuelta por el campo, y le llevé por el camino de la ermita". Surgen murmullos y sigo. "Cuando se terminó el camino, ya sabéis, empezaron las vallas. Las saltó con dificultad, pero con elegancia. Nos sentamos en un prado, cerca del arroyo Piloncillo".

Era astrofísico. Se puso a disertar sobre electrones fugaces y asteroides lejanos. Yo le escuchaba absorta. De pronto, se quitó las gafas y preguntó: "Aquello, ¿son arbustos?". Al fondo del prado, las vacas de Julián nos observaban con hostilidad. Abducida por la conversación, no las había visto venir. Volvió a ponérselas y exclamó riendo: "¡Esos arbustos tienen cuernos! ¿Son bravas?". "Depende". Respondí. "¿De qué depende?". Contesté: "De la distancia que haya entre ellas y nosotros y entre nosotros y la valla; que está disminuyendo. Vámonos despacio".

Eché a andar, sin perder de vista a la manada. De pronto, una vaca se arrancó y detrás, el resto. Le adelanté gritando: "¡Corre, corre!". ¡Y vaya si corrió! Y al llegar a la valla la saltó olímpicamente. Aterrizamos entre cardos y boñigas. Una vez a salvo nos reímos. Al otro lado del muro, el paraguas yacía abandonado a su suerte. Murmuré: "Ya lo recuperaremos." Y el contestó: "No lo necesito, pero ¿querrías traérmelo?". Sorprendida, pregunté: "Claro. ¿Dónde vives?". "En Canarias", dijo sonriente. "¡Deja que lo adivine!", apunta Listilla. "Y terminasteis viendo las estrellas...".

Ilustración: Maite Niebla.

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21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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