PREMIOS PRINCESA DE ASTURIAS

Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias, filósofo, oportunista o visionario: «Pensamos que somos libres, pero solo vamos de una adicción a otra»

Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, se ha convertido en toda una estrella de la filosofía. No se cansa de publicar libros. El último, Sobre Dios. Pero ¿puede un filósofo ser superventas?

Byung-Chul Han es el autor de La sociedad del cansancio y Sobre Dios. PAIDÓS
Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias, filósofo, oportunista o visionario: «Pensamos que somos libres, pero solo vamos de una adicción a otra»
Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

Byung-Chul Han (Seúl, 1959) es el filósofo de cabecera de un público amplio y heterogéneo. En especial, desde que vio la luz La sociedad del cansancio (2010) y dejó descrita la fatiga del «consumidor consumido». Y hasta ahora, a punto de recoger el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de manos de Leonor. De hecho, ha sido llegar a Oviedo y vencer con sus frases lapidarias. «Tengo la esperanza de que colapse el sistema, y va a pasar pronto». «Los catedráticos son vendedores, los estudiantes son clientes que acaban evaluando a los profesores». Y así un largo etcétera. Es posible que deleite con su prosa sentenciosa y su afilado discurso sobre la decadencia de Occidente incluso a la reina Letizia, consumada lectora.

Y eso que Han no ha hecho otra cosa que sacarnos los colores (y multiplicar lectores). Ahora en los prolegómenos de los premios y siempre en sus libros. Nos diagnosticó cansancio, nos detectó un Eros agonizante, nos reprochó habernos alejado de los rituales y nos advirtió que la hiperactividad y el consumismo no son el camino, para prescribirnos, a renglón seguido, inactividad y vida contemplativa. Pero pronto se activó el detector de paradojas. ¿Cómo podía Byung-Chul Han elogiar la inactividad cuando él mismo no paraba de dar a la imprenta un libro tras otro, un año sí y el otro también? ¿No se cansaba Han de tan frenética actividad literaria? ¿Acaso no estaba él contribuyendo al exceso de productividad que tanto criticaba? Y, a la vez, ¿quién se puede permitir una vida contemplativa?

Ya el simple hecho de cosechar rápidamente un número masivo de seguidores avivó la cuestión de si realmente un filósofo puede ser superventas. Dicho de otro modo, convertirse en un fenómeno, una estrella. O peor todavía, la duda de si lo que produce, y al ritmo que lo hace, es auténtica filosofía. Para los más críticos, sus escuetos volúmenes no son sino textos simples y ligeros con demasiadas citas de filósofos, empezando por Heidegger y terminando por Simone Weil, su «alma gemela», destinados al mismo consumo que denuncia y pensados, en aras de la mercantilización, para todos los públicos. Algo así como una filosofía prêt-à-porter.

Filosofía de cabecera o fast book

A la cabeza de estos no diremos detractores sino críticos de su obra están las profesoras de filosofía que en 2018 publicaron el pequeño pero sesudo libro ¿Por qué (no) leer a Byung-Chul Han? (Ubu Ediciones), en el que tachan lo suyo de «fast book». Un libro colectivo donde sus autoras desmenuzan «la operación Byung-Chul Han», deconstruyendo su estrategia por «su ánimo simplificador y astuto». Lejos de dar rodeos, Luciana Espinosa, María Beatriz Greco, Ana Paula Penchaszadeh, María Cristina Ruiz del Ferrier y Senda Sferco recorren las contradicciones de Han, sus juegos retóricos y «cómo se apropia bestsellerianamente de autores claves para conseguir un producto de fácil y rápida digestión».

Sin embargo, como contrapeso, el jurado del Premio Princesa de Asturias ha destacado «su brillantez para interpretar los retos de la sociedad tecnológica», y que «su obra revela una capacidad extraordinaria para comunicar de forma precisa y directa nuevas ideas en las que se recogen tradiciones filosóficas de Oriente y Occidente». Haciendo hincapié en que se trata de «un análisis fértil, que arroja luz sobre fenómenos complejos del mundo contemporáneo y que ha encontrado un amplio eco entre público de diversas generaciones».

Byung-Chul Han nació en Seúl, pero vive en Alemania desde los 22 años. FPA

Desde el Principado llegan más alabanzas: «Muy crítico con el neoliberalismo, para Han vivimos en la edad de los trastornos neuronales (depresión, síndrome de fatiga crónica, de déficit de atención, hiperactividad…) causados por un exceso de positividad en una sociedad que ha abandonado la reflexión, el retiro, la meditación y que, por tanto, no valora la individualidad». Y este es, en efecto, el terreno en el que se desenvuelve Han, el de «las heridas contemporáneas», dicho con sus palabras. Como dando la razón a Cicerón en tanto que el filósofo es el médico del alma.

Un breve repaso por su bibliografía vale para advertir su vapuleada por unos y ensalzada por otros fecundidad: Sobre el poder (2005), Topología de la violencia (2011), La sociedad de la transparencia (2012), En el enjambre (2013), La sociedad paliativa (2021), No-cosas (2021), Infocracia (2022), Vida contemplativa (2022), La crisis de la narración (2024) o El espíritu de la esperanza (2024). Y así hasta superar la treintena, la mayoría editados aquí por Herder, que, dicho en su descargo, no es lo que se entiende por una editorial comercial.

El último libro de Byung-Chul Han y el siguiente

Lejos de enlentecer el ritmo de sus publicaciones y atender a su propia llamada a reconsiderar esta vida contrarreloj, el profesor ha pisado el acelerador en los últimos años. Acaba de dar a su editor alemán un libro dedicado al respeto. También este tema le quita el sueño: «Ya no nos respetamos mutuamente, somos muy agresivos los unos con los otros, no aceptamos la opinión del otro. Si no estamos de acuerdo con alguien, lo declaramos enemigo. Ya no somos capaces de abrirnos a lo ajeno». Y ya está con el siguiente, que versará sobre la adicción. Ha sido tajante en la ciudad de La Regenta al respecto: «Tenemos adicción al consumo, al trabajo, al juego, a las redes sociales. Pensamos que somos libres, pero solo vamos de una dependencia a otra, de una adicción a otra».

La última entrega de Han en español, esta vez con Paidós, del Grupo Planeta, lo que nos da la medida de su popularidad, se llama Sobre Dios y es una reflexión sobre el pensamiento de la gran filósofa Simone Weil acerca de la necesidad de recuperar el sentido. Para Byung-Chul Han, la figura intelectual más brillante del siglo XX, «una brújula ética y espiritual para nuestro tiempo», junto a la que nos invita a redescubrir el vacío, el silencio y la atención.

Y, de nuevo, ha sido saludado como visionario, por este ensayo breve, de apenas 144 páginas. Todos los son, rondando las 200. Muy lejos de tochos filosóficos como El mundo como voluntad y representación, de Schopenhauer, por poner un ejemplo en las antípodas, que consta de dos volúmenes y 1.728 páginas en la edición de Alianza de bolsillo, y que nadie, salvo los estudiosos, lee hoy. Bueno, la verdad es que en su momento tampoco. Pese a que el alemán del XIX habla del amor sexual, la música o el genio creativo.

Un maestro zen y un gran comunicador

A Han hay que reconocerle su don para adecuarse al mundo de hoy y sus dotes de gran comunicador, llegando a donde no acostumbran a llegar los filósofos. Porque a divulgativo no le gana nadie. Algo en lo que ha incidido el jurado que le ha concedido el prestigioso premio, pero también el motivo de que le lluevan las críticas a cántaros. Por plantear viejas ideas con nuevas envolturas, las de la autoayuda -la portada de Sobre Dios lo parece-, y con el siempre cool regusto oriental. Hay quien le ha llamado maestro zen de la filosofía.

Su imagen pública, el surcoreano europeizado en bicicleta por la Alemania hipercivilizada, entregado al cuidado de su jardín lleno de hortensias, que huye de lo público, que no hace turismo, que bucea en las tiendas de segunda mano y se refugia en Bach y sus dos pianos, mientras reivindica el uso de las manos, tan alejada del clásico filósofo, aunque suene a tópico, le hace flaco favor. Tampoco ayuda que cite, por obvios, a Momo, de Michael Ende, o El cielo sobre Berlín, de Wim Wenders, acusada siempre de pedante y pretenciosa, con su adorado Peter Handke en el guion. Ni que recurra a Melancholia, de Lars von Trier.

No hemos mentado aún La tonalidad del pensamiento (2024), que es lo más personal suyo que tenemos hasta la fecha y que Paidós anuncia como «el primer libro con contenido audiovisual de un filósofo contemporáneo». Contiene textos de sus conferencias, el código QR para acceder a ellas, porque no quiere que se vean en plataformas, e imágenes exclusivas. Y tal vez sea aquí donde da una de las claves de su manera de filosofar, con la fe puesta en que «la filosofía no se define por el contenido de sus ideas, sino por su tono». Las ideas, a su juicio, deben sonar.

Quién es Byung-Chul Han

Pero Han no es un advenedizo. Llegó a Alemania con 22 años, sin saber nada de alemán, para estudiar metalurgia y terminó haciendo la carrera de Literatura Alemana y Teología en la Universidad de Múnich, así como la de Filosofía en la Universidad de Friburgo, donde se doctoró en 1994 con una tesis sobre Martin Heidegger. Ha sido docente en la Universidad de Basilea (Suiza, 2000-2012), donde empezó Nietzsche, y profesor de Filosofía y Estudios Culturales en la Universidad de las Artes de Berlín, después de haber ejercido en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe, al lado del mordaz Peter Sloterdijk.

Con todo, ha quedado en el imaginario como el filósofo de La sociedad del cansancio. Puede que porque, al fin y al cabo, todos lo estamos (cansados). Además, el libro dio pie a un documental para su mayor gloria, La sociedad del cansancio: Byung-Chul Han en Seúl y Berlín (2015), de Isabella Gresser, que, por cierto, estudió con Marina Abramovic. Vaya por delante que el filósofo es un prestidigitador del lenguaje hasta el punto de hablar, en Psicopolítica (Herder), de dataísmo, en un juego de palabras con el artístico dadaísmo, para significar que vivimos en un mundo en el que los datos han ocupado el papel de los mitos. Un dataísmo que, según él, adquiere «rasgos libidinosos, incluso pornográficos» y que «renuncia totalmente al sentido». Y de donde nacen los dataístas, que «copulan con datos» por encontrarlos irresistiblemente sexis.

Sus mensajes son así de efectistas, casi titulares de prensa. Han da siempre y a tiempo en la diana. Los premios asturianos están siendo una ocasión única para verle, que esto también lo ha manejado bien: «También estoy aquí para dar las gracias a la prensa española. Sin sus artículos no hubiese sido posible este éxito en España, un éxito que no sé si es merecido». Así pues, quizá solo sean infundadas sospechas, pero la pregunta esta ahí: ¿lo del exitoso filósofo es retiro espiritual de una sociedad del cansancio, que debiera serlo del descanso, o meditada estrategia de marketing de un autor mediático?

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.