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El rejuvenecimiento facial con grasa propia, también conocido como lipolfilling, es una de las técnicas más punteras y demandadas dentro de la medicina estética. Un enfoque en el que se reponen volúmenes de grasa, uno de los problemas principales con la llegada de la menopausia, que hace que recuperemos el aspecto de nuestro rostro con tejido propio del paciente.
Se trata de un procedimiento que es muy versátil y que se puede realizar en distintas zonas del rostro y del cuerpo, permitiendo, además, que se realice una regeneración de la piel. Como en cualquier procedimiento de medicina estética, el asesoramiento de un profesional es esencial, ya que la valoración y el análisis personalizado determinará unos resultados naturales. La doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y estética y directora médica de Eleca Clinic, explica las claves de este procedimiento.
La transferencia de grasa propia es «la técnica que utiliza tu propia grasa para rejuvenecer y remodelar» afirma la doctora Jiménez, que también considera que es un procedimiento «tremendamente versátil que se pueden emplear en muchas zonas». La profesional explica que «consiste en extraer la grasa en una zona determinada, que suele ser un punto excedente de grasa o que queremos perfilar en nuestro cuerpo» y al que se le realiza «un procesado», que no tiene que ser un centrifugado». En el procedimiento existen «métodos de decantado, que pueden ser una especie de malla en la cual se purifica o un decantado normal sin buscar ninguna purificación».
Una vez hemos extraído esta grasa, Jiménez detalla que puede ser de tres tipos. En primer lugar encontramos grasa normal, que esta «se va a reintroducir mediante unas cánulas muy finas». Tendríamos también un segundo tipo que es la grasa SNIF, «una grasa que ya hemos procesado porque la pasamos por un trasvasador especial, que tiene unos agujeros con los que se obtiene una grasa más fina que se puede colocar por encima de la grasa normal». La última, sería la conocida como Nanofat, en la que se realiza «un procesamiento que se ha pasado por un filtro muy pequeño y con la que se obtiene un líquido que se puede inyectar en forma de mesoterapia».
Para la doctora Jiménez es clave destacar que «el tejido graso va a actuar tanto como volumen como regenerador de todos los tejidos que rodean el punto donde se ha hecho la inyección de esa grasa autóloga». El motivo de esto es que «va cargado de células madre y estas se van a transformar en aquellas células que sean necesarias». Entre los principales lugares de aplicación, menciona Jiménez, que encontramos «el rostro, las manos, la zona de los glúteos y las mamas», realizándose en estos dos últimos para buscar «volumen», mientras que en el rostro se busca «una cirugía regenerativa a nivel de piel» en la que «se mejora textura, luminosidad y se trata, en algunos casos, arrugas finas».
Acudir a un especialista que entienda las necesidades del paciente es clave para el éxito del procedimiento. La doctora Jiménez recomienda que «sea un especialista en cirugía plástica que maneje la transferencia de grasa desde el principio, que entienda y trabaje cada una de las secciones de grasa». La profesional menciona que se realiza un estudio por tercios, «específicamente de ciertas zonas donde sabemos que existe un volumen de grasa profundo» y en las que «la grasa ya es más intermedia, es una grasa que necesitamos para mímica y que no debemos de sobrecargar». También recomienda, para unos resultados más naturales, que el paciente muestre «fotos de cuando tenía entre 20 y 30 años».
Otro punto sobre el que advierte Jiménez es fumar. Lo desaconseja «antes y después del procedimiento porque hace que la cantidad de células de grasa que van a sobrevivir se reduzca». También «aumenta el sangrado local de donde se saca y donde se inyecta». Considera, además, importante «no exponerse al sol, hacer una dieta adecuada y mantener una rutina de cuidado de la piel, adecuada para la zona».
El procedimiento del lipofilling o transferencia de grasa propia conlleva una recuperación entre 7 y 10 días. Encontraremos «inflamación y en algún caso puede salir algún hematoma». La cirujana plástica y estética recomienda «la protección solar» y el uso de cremas indicadas para evitar «hiperpigmentaciones» con activos como «ácido kójico, ácido ferúlico e incluso retinoides». Es importante también «no masajear la zona en la que se ha colocado el injerto porque se puede desplazar o extruirse en el lugar donde se ha colocado la cánula». La doctora también menciona que no debemos de «aplicar calor directo porque produce una mayor inflamación y puede hacer que el número de células que sobrevivan al injerto disminuyan».
En cuanto a los resultados, los veremos «entre la tercera y cuarta semana». Una de las grandes ventajas de la transferencia de grasa es que «aportas volumen y regeneras, por lo que es muy versátil en las zonas en las que se puede aplicar y porque actúa justamente en dos de los puntos clave del envejecimiento que son la pérdida de volumen y de calidad de la piel».
¿Es necesario realizarlo de nuevo? Para Jiménez «depende mucho del momento en el que se encuentre la evolución del paciente». Detalla que «si tratamos pacientes por encima de 50 años y con algún cambio hormonal, en este caso sería cada dos o tres años». En más jóvenes, recomienda «esperar por encima de cinco años para un segundo tratamiento».
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.