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Madre entregada, pionera en el mundo del fútbol y empresaria de referencia: así es Teresa Rivero, de quien preocupa su estado de salud crítico

Hace unos días saltaba la noticia: Teresa Rivero se encontraba hospitalizada, en estado grave, tras fracturarse la cadera en una desafortunada caída. Repasamos las huellas que ha dejado impresas con fuerza a lo largo de sus 85 años una mujer que ha dado a luz 13 veces y que marcó un antes y un después en el mundo del fútbol al ocupar la presidencia del Rayo Vallecano a mediados de los 90.

Teresa Rivero en una imagen de archivo junto a su marido, fallecido en 2016. Pincha sobre la foto para ver todos los famosos que nos ha dejado este año./gtres.

Teresa Rivero en una imagen de archivo junto a su marido, fallecido en 2016. Pincha sobre la foto para ver todos los famosos que nos ha dejado este año. / gtres.

Anita Guerra
ANITA GUERRA

Desde hace unos días, Teresa Rivero se encuentra ingresada en el madrileño Hospital Puerta de Hierro. Cuentan varios medios que en estado crítico. Y se detalla que fue una desafortunada caída en su casa de Boadilla del Monte, la que provocó una fractura de cadera que tiene muy preocupados a todos sus familiares. Entre ellos, Almudena, una de sus 12 hijos (alumbró 13, pero una de ellas falleció como consecuencia de la leucemia, lo que constituye uno de los mayores dramas de su vida), que era quien se encontraba a su lado en el momento de este accidente doméstico.

A sus 85 años, Teresa es una figura de nuestro país. Por supuesto, en el mundo de los negocios. ¿Quién no recuerda esos anuncios de los flanes Dhul, de propiedad familiar, a finales de los 90 y en los que se escuchaba a Teresa decir "no le des más vueltas"? Un reclamo ideal para comprar sus productos, máxime si tenemos en cuenta que fue la primera mujer en España en colocarse al frente de un equipo de fútbol.

Ella abrió camino a Amaia Gorostiza (presidenta del Eibar) o Victoria Pavón (el Leganés). En 1994, María Teresa se sentaba en el palco del Estadio de Vallecas como presidenta del Rayo. La empresa dueña del equipo madrileño, era la mítica Nueva Rumasa de su marido, José María Ruiz Mateos, y este no encontró mejores manos en las que dejar al conjunto de la franja roja que las de su esposa.

Un cargo que mantuvo hasta que, en 2011, la empresa cayó en concurso de acreedores y no les quedó más remedio, con todo el dolor de su corazón, que vender las acciones a otro empresario (a Raúl Martín Presa, aún máximo mandatario del club, muy criticado por la inmensa mayoría de la masa social del conjunto del barrio madrileño):

Teresa junto a Manuel Ruiz de Lopera, mítico expresidente del Betis. / dr.

Pero, además de esa incursión en un mundo de hombres, ¿qué más huellas ha dejado María Teresa Rivero? ¿Quién es ella? ¿Cómo fue su infancia? ¿Cómo han sido sus últimos años? Vamos a tratar de responder estas cuestiones, empezando por la segunda de ellas. La viuda de Ruiz-Mateos nació en la localidad gaditana de Jerez de la Frontera el 19 de mayo de 1935 en el seno de una familia acomodada ligada al Opus Dei. Su padre, Salvador Rivero, era abogado y caballero de la Orden de Calatrava y de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. Su madre, María Josefa Sánchez-Romate, pertenecía a una familia de clase alta muy vinculada al mundo del vino, a bodegas como Rivero y Pemartín.

Junto a sus padres y sus seis hermanos vivió en la céntrica calle San Marcos, en Jerez, hasta que a los 21 años se cruzó en su vida el que ha sido su único hombre: José María Ruiz-Mateos. Se casaron dos años más tarde y, pasados diez más, se trasladaron a Madrid, donde comenzaron a tejer ese entramado empresarial que les dio tiempos de sonrisas, pero también de lágrimas (no olvidemos que tiene a todos sus hijos varones encarcelados).

A ella siempre le gustó toca la guitarra, pero nunca encontró el momento idóneo para dedicarse a ello. Cada vez que trataba de despegar, de hacerlo algo serio para su porvenir, volvía a quedarse embarazada y lo dejaba en un segundo plano. Porque María Teresa ha sido una madre entregada de los pies a la cabeza. Como acabamos de apuntar, una de sus mayores penas estos últimos tiempos ha sido la situación penitenciaria de sus hijos. Máxime en estos meses de pandemia en los que, dispersos por la geografía española, no ha podido visitarles.

Desde Vanitatis recogían no hace mucho que son las nueras de Teresa quienes han asumido la responsabilidad de sacar a la venta sus propiedades para obtener liquidez. Y que los nietos de Rivera aún en edad escolar y universitaria, han tenido que hacer un esfuerzo extra para poder seguir estudiando gracias a las becas.

Imagen familiar de los Ruiz-Mateos-Rivero. / gtres.

Poco antes de este escenario al que nos enfrentamos a nivel mundial, en diciembre de 2019, se conocía que estaba inmersa en unos graves problemas económicos que llevaron a su desahucio de su domicilio de Aravaca. Aunque en un primer momento se especuló con la posibilidad de que fuese uno de sus 57 nietos quien le diera cobijo, finalmente se mudó con Paloma, una de sus hijas, en Jerez (hasta que, hace unos meses, regreso a Madrid, donde se ha producido esa fatal caída). Concretamente, la que saltó a la fama por aquel tartazo histórico a Isabel Preysler cuando esta estaba embarazada de Miguel Boyer, con quien José María tuvo sus más y sus menos cuando el primero era Ministro de Hacienda.

El último disgusto

Pero esto no es todo, porque hace unas semanas, la Sala II del Tribunal Supremo ratificaba la sentencia, dictada dos años atrás por la Audiencia de Madrid y recurrida por la defensa de Rivero. Una condena de siete años de prisión y una multa (a pagar de manera conjunta con Jesús Fraile, en su día apoderado del Rayo Vallecano) de 16,8 millones de euros (el doble de la cantidad defraudada en los ejercicios 2009 y 2010, cuando su presidencia daba los último coletazos).

Las finanzas de esta hacen poco probable que pueda satisfacer lo que le reclama Hacienda. Su edad, hace que sea aún menos probable que entre en la cárcel, un escenario más que conocido para la familia. Un fallo, según recogía este mes de octubre el portal web 'Vanitatis', que hace ha provocado que "viva aterrorizada". Porque ella quería una vejez plácida, entre tazas de té y partida de cartas con las amigas, las que se han convertido en sus dos mayores pasiones en estos años.

La hija 14 (que no era suya)

Unas idas y venidas y unos años complicados para Teresa, que ha visto cómo, desde que falleciera su marido, todo ha ido a peor. Porque os líos empresariales siempre fueron un sello de identidad de los Ruiz-Mateos, pero la aparición en escena de Adela Montesdeoca, hija extramatrimonial de José María, que nunca le dio el puesto que le correspondía, agitó la tranquildad de la vejez de aquella mujer que se hizo con un hueco en la simpatía de los españoles en los lejanos 90. Aunque, dicho sea de paso, ella estaría al tanto de la existencia de esta joven, pero dejó pasar el desliz de su marido, a pesar de que no fue una aventura puntual, sino paralela al matrimonio durante más tiempo del que se considera como 'affaire'.

Ojo, porque después de pedir las pruebas pertinentes y que se la reconociera como la hija número 14 de Ruiz-Mateos, fue incluida en la lista de responsables de la deuda que dejó este merced a Rumasa, la refundación de esta y otra ristra de negocios que se convirtieron, con el paso de los años, en un quebradero de cabeza para sus descendientes. Así que Adela decidió ampararse tras el escudo de la Justicia de Estados Unidos para tratar de fintar los problemas que se derivaban de esa paternidad reconocida. Mucho mayores que las bondades de llevar el apellido.

Y, quizás, el mismo gran escollo que ha encontrado María Teresa en esta recta final de su vida, en la que la fama se ha esfumado para dar paso a un buen número de problemas derivados de esos escollos de índole económica que hacen prever un desenlace lejano al lustre que merecería una figura femenina de su peso en nuestra esfera social.

Teresa Rivero en una de las últimas imágenes que se tienen de ella, en diciembre de 2019. / gtres.

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