“Llevo soltera mucho tiempo. Soy difícil y lo sé”

Corazón ¿Le gusta protagonizar reportajes de moda? Natalia de Molina Me he sentido muy cómoda y cada día me divierto más con este tipo de sesiones. Las primeras veces lo pasaba mal, pero ahora ya las vivo como cuando ruedo, las disfruto. Es parte de nuestro trabajo también.

C. Estrena película y nominación. ¿Qué veremos en 'Techo y comida'? N.M. Es una película honesta, cruda, humilde y tremendamente necesaria, que habla de algo que todos conocemos por las noticias. La película te obliga a mirar a la persona que hay detrás de la cifra estadística: la crisis tiene rostro de mujer y en este caso se llama Rocío.

C. ¿Cómo es su papel? N.M. Rocío es una madre soltera de 25 años con un niño de ocho. Está en el paro, sin ayuda y no puede hacer frente al coste del piso en alquiler en el que viven. Es una luchadora que quiere salir de esa situación y que tiene miedo a que le quiten la custodia de su hijo. La historia es dura, y toca el corazón porque sabemos que hay muchas Rocíos.

C. ¿Y tiene algo que ver con usted y con su personalidad? N.M. Es un personaje totalmente alejado de mí. Sin embargo, después de interpretarlo, te diría que sí, porque ahora la llevo conmigo. La quiero, la siento y la admiro. He aprendido mucho de Rocío y creo que va a ser un personaje que me acompñae siempre.

C. ¿Cómo es la auténtica Natalia? N.M. Esto lo respondería mejor quien me conoce (risas). Me veo normal y transparente, aunque hay quien me ha dicho que soy una mujer algo misteriosa. Si tuviera que definirme en dos palabras te diría que tímida y observadora, pero imagino que soy muchas cosas más, como todo el mundo.

C. ¿Es cierto que en un AVE rumbo a Jerez llamó a su madre llorando, diciéndole que el papel de Techo y comida era difícil y que sintió pánico? N.M. Sí. Esta película era una responsabilidad muy grande, un gran reto como actriz en todos los aspectos, y es natural que sintiese miedo. Yo quería estar a la altura y una, a veces, quiere hacer las cosas muy bien, pero siempre hay un factor que no puedes controlar. Tuve miedo. Aunque lo raro hubiese sido que no lo tuviera.

C. Diríamos, entonces, que el apoyo de su madre y de su familia es fundamental para su estabilidad... N.M. Por supuesto. Mi pilar es mi familia y mi madre es lo más importante que tengo en la vida, y en este proyecto en concreto ha estado presente desde el principio. En parte yo he entendido a Rocío como la entiendo gracias a ella.

C. ¿Cuál es el consejo que le ha dado su madre para poder con todo siendo tan joven? N.M. Somos cuatro hermanas y a todas nos ha inculcado que luchemos por nuestros sueños, pero siempre con los pies en la tierra.

C. Imaginamos que desde pequeña quiso ser actriz. ¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser artista? N.M. Supongo que el gran paso lo das cuando estás en el instituto y te tienes que plantear qué carrera estudiar, a qué quieres dedicar el resto de tu vida. Es una edad difícil para saber algo tan crucial y yo he tenido la suerte de tenerlo claro desde siempre, y además mi familia me ha apoyado.

C. ¿Dónde estudió usted interpretación? N.M. En la ESAD de Málaga, luego continúe mi formación en Madrid, en el Estudio Corazza, y hoy en día, cuando puedo, hago cursos. Creo que es imprescindible no dejar de formarse nunca. Siempre hay algo nuevo que aprender y descubrir en esta profesión.

C. ¿Cine, teatro o televisión? ¿Dónde se encuentra más cómoda después de haber probado todos los palos? N.M. La verdad es que me gustan todos, no me decanto por uno en concreto.

C. Y como medios diferentes que son, ¿qué le aporta cada uno de ellos? N.M. El teatro está vivo, la adrenalina que se siente al estar encima de las tablas es mucho más fuerte que en el cine o la televisión. El cine es pura magia y muy complicado de hacer. En televisión vives el personaje día a día y puedes construirlo durante mucho más tiempo.

C. Diríamos que tuvo alguien en quién fijarse o tal vez comenzaron juntas… Me refiero a su hermana. Háblenos de Celia de Molina. N.M. Estamos muy unidas, éste es un sueño que compartimos y nos apoyamos mucho. De pequeñas siempre jugábamos juntas y ahora de mayores, igual (risas). Ella es mayor y me ha allanado el terreno, sobre todo con mi padre, que a él sí que le costaba más aceptar que quisiéramos dedicarnos a esto.

C. ¿Han trabajado juntas? N.M. En teatro muchas veces, en cine: en 'Cómo sobrevivir a una despedida'.

C. ¿Cómo se vive el éxito? ¿Ha cambiado algo su forma de vivir el día a día o sigue siendo la misma? N.M. Creo que sigo siendo la misma aunque profesionalmente, claro, haya cambiado. Cuando no estoy trabajando, hago las cosas que me gustaron siempre y con los mismos amigos.

C. Ganar un Goya siendo tan joven es una responsabilidad, porque en los demás trabajos hay que estar a la altura. ¿Qué significó para usted? N.M. Intento no añadirme presiones externas, vivo cada trabajo como si fuera el primero y con la sensación de que puede ser el último. Mi presión va por otro lado, por querer ser mejor cada día, superarme y enfrentarme a nuevos retos. Vivir es fácil con los ojos cerrados y todo lo que ha pasado con esta película ha sido increíble. Era mi primera oportunidad, la aproveché y valoraron mi trabajo. Es un honor y un reconocimiento muy grande, más cuando eres una recién llegada a la que nadie conoce. Gracias a esta película me han pasado cosas maravillosas, como por ejemplo Techo y Comida, a la que llegué porque Juan Miguel del Castillo, el director, me vio en la película y pensó en mí para interpretar el papel de Rocío.

C. ¿Tiene algún otro sueño profesional, por ejemplo, abrirse camino en Hollywood, como han hecho otras actrices españolas? N.M. No dejo de soñar, creo que tener sueños hace que te marques metas y avances en la vida. Ahora mismo quiero seguir trabajando y construir mi carrera aquí. Si el día de mañana tuviese que trabajar fuera, lo haría encantada, pero no es mi objetivo. Si pasa, pasará de una manera natural, no porque yo vaya en su búsqueda.

C. ¿Tiene algún papel soñado? Como interpretar a alguna mujer que admira… N.M. Hay muchos papeles con los que sueño, pero prefiero no decirlos en voz alta porque corro el riesgo de que no se cumpla. ¡Soy un poco supersticiosa!

C. ¿Y le gusta que la reconozcan por la calle? N.M. ¡No lo hacen, así que no tengo ese problema! (risas) Alguna vez me han felicitado por un trabajo o me han pedido hacerse una foto. Imagínate, yo encantada.

C. Háblenos de su coraza. Al convertirse en una persona pública y admirada, tendrá momentos de inquietud o vértigo, es decir, no sé si le preocupa sentirse en cierto modo observada en el terreno personal. N.M. Me gusta mantener mi intimidad, pero sé que al ser un personaje público ese interés puede aparecer. Creo que si lo llevas con naturalidad y respeto no debe ser un problema.

C. ¿Qué tipo de cosas hace cuando no está trabajando? N.M. Mi gran pasión es bailar, siempre que puedo voy a clase de danza, ya sea contemporánea o funky, ambas me encantan. También escribo bastante, es mi manera de despejar la mente

C. ¿Se considera una luchadora que pelea por lo suyo? N.M. Sí, y a veces también peleo por los demás.

C. ¿Soñadora o terrenal? N.M. Me dejo llevar por mi intuición y siempre tengo los pies en la tierra. Es la mezcla perfecta, tener la cabeza mirando al cielo con los pies sintiendo la tierra.

C. ¿Qué lugar ocupa el trabajo en su vida en estos momentos? N.M. A día de hoy es lo que hace que me lata el corazón.

C. ¿Cómo empieza un día cualquiera en la vida de Natalia de Molina? N.M. Disfruto mucho del desayuno. Tengo la piel sensible, así que para mí es muy importante cuidarla bien, limpiarla e hidratarla con los productos adecuados como los de Biotherm. De día, suelo maquillarme de forma natural y por la noche, busco una imagen más sofisticada. Para elegir la ropa, por la mañana improviso y si tengo un evento, pienso el look al detalle y los zapatos de tacón son mi perdición.

C. Ahora está en plena promoción de su nueva película. ¿De dónde saca tanta energía y vitalidad para estar bien a cualquier hora? N.M. ¡Del desayuno! Y por supuesto, también de los buenos productos de maquillaje.

C. ¿Y cómo compagina su vida laboral con la personal? ¿Tiene todo el tiempo que le gustaría para ver a los suyos? N.M. Creo que me faltan horas en el día, la verdad, pero las que tengo, las exprimo al máximo.

C. ¿Cómo pasará estas fiestas que están a punto de comenzar? N.M. En famlia.

C. Y, aunque es joven aú, ¿le gustaría ser madre? N.M. Aún no me lo planteo, pero el día de mañana sí quiero ser madre. Es uno de los sueños que tengo.

C. Hablando del hombre que en un futuro compartirá la vida con usted, ¿qué espera de él? N.M. Lo más importante es que te respeten. Llevo soltera mucho tiempo, soy difícil y lo sé. Lo que ocurre es que tengo muy claro que si no siento mariposas, no hay nada que hacer. Siempre he estado ‘ennoviada’ y ahora, supongo que por el trabajo, y evidentemente porque no ha aparecido la persona, estoy feliz y contenta disfrutando de mi soltería. No necesito a nadie para sentirme completa. Quien aparezca, cuando tenga que aparecer, debe quererme, pero quererme bien y hacerme reír, la risa es muy importante.

C. ¿Qué consigue sacarle una sonrisa a Natalia de Molina? N.M. Una palabra cariñosa o un gesto bonito en un momento complicado.

C. ¿Y hay algo que no soporte o que le enfade muchísimo? N.M. La falta de empatía.

C. ¿Qué le pide al año que está a punto de llegar? N.M. Salud, trabajo y amor.