Sexo, mentiras y cintas de vídeo en las que dicen que sale Donald Trump

Lo cierto es que es tan rocambolesca, que probablemente pasará a la historia como otra de esas leyendas sin confirmar atribuidas a ciertos famosos que se repiten cual cascarrillo con el pasar de los años. Sin embargo, hay quien le da credibilidad (la CIA, mismamente), acaso porque nada puede descartarse del magnate que se enorgullecía de “agarrar a las mujeres por la vagina”.

Al parecer, un dossier de un acreditadísimo y desaparecido espía británico llamado Christopher Steele asegura que Rusia posee ciertas cintas de vídeo de contenido sexual que podrían terminar con el gobierno Trump antes de que comience. Trump lo niega. Putin lo niega.

La CIA insiste en que el dossier es creíble. Las grabaciones, de existir, se habría realizado en viajes de negocios del inminente Presidente a Moscú y San Petersburgo, y le mostrarían en distintas habitaciones de hotel, llevando a cabo actividades que no están catalogadas como convencionales en los manuales de sexo al uso. En la remota posibilidad de que esas cintas existieran, el grupoeditorial Penthouse Global Media ha ofrecido un millón de dólares por los derechos de las mismas, simplemente para verlas y, así, creerlas.

Las grabaciones probablemente no tendrían más consecuencias que una obligada disculpa pública por parte del Presidente, y a otra cosa. La tradición manda que los dirigentes estadounidenses sean unos mujeriegos que, a pesar de ser pillados 'in fraganti' en un país que exige intachable moralidad a sus líderes, han continuado tranquilamente ejerciendo su función. Todos, menos Bill Clinton.

El romance de Clinton con Monica Lewinsky, registrado en conversaciones telefónicas grabadas, le costó un “impeachment” letal políticamente, pero este se debió más a su mala gestión del escándalo que a otra cosa: mintió en vez de reconocer su debilidad y pedir perdón, y le pillaron. En la práctica, se asume que los hombres en el poder pueden entregarse a este tipo de placeres a pie de calle. El santo Ronald Reagan figura en una biografía de Nancy Reagan como adúltero con la actriz Selene Walters (a la que, según el libro escrito por Kitty Kelley, forzó). Lyndon Johnson reconocía públicamente como un gran aficionado a las mujeres, y JFK prácticamente arrasaba por donde pasaba.

Franklin Delano Roosevelt tuvo varios 'affaires', por ejemplo con la secretaria de su mujer y con la princesa Marta de Noruega. Warren Harding pudo ser envenenado por su mujer, harta de llegara al atrevimiento de dejar embarazada a una de sus amantes. Thomas Jefferson, padre de la Constitución, tuvo una relación paralela con una esclava negra que era hermanastra de su mujer, con la que tuvo entre uno y cinco hijos. Solo Harry Truman, George Rommey y Jimmy Carter cuentan con un expediente irreprochable en este capítulo.