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Ocho años sin Corín Tellado, la novelista romántica que fracasó en el amor

Hoy se cumplen ocho años de la muerte de la escritora de novela romántica más importante de nuestro país. Así la recuerda su hija Begoña.

Corin Tellado posa con varios de sus más de 5.000 títulos. / abc.

JESÚS MANUEL RUIZ

Un lustro y medio después, el recuerdo y la memoria son los misma para los familiares de Corín Tellado. "Vivir sin ella es diferente y ha sido muy doloroso. Mamá era mi cómplice y mi referente. Era esa madre y amiga a la que todos podíamos recurrir para todo. Era una persona dialogante y comprensiva. Amaba a todos y especialmente a sus hijos, sus seis nietos y a su yerno Julio y a su nuera Caco", Begoña Tellado, hija de la escritora, recibe a Corazón en Asturias cuando está a punto de cumplirse el octavo aniversario de su muerte.

"Aun hoy, después de tantos años, sigo sintiendo muchas veces la enorme necesidad de abrazarla y tocarla. Es muy fuerte. Pero lo que hago todos los días es hablar con ella y contarle mis problemas y pedirle ayuda. No puedo evitarlo", añade muy emocionada.

La hija de la escritora nos revela cuál fue uno de los grandes tesoros que les dejó antes de fallecer. "Mamá nos entregó una carta cuando se fue. Nos pedía que siguiéramos siendo una piña las dos familias. Y te aseguro que así ha sido", explica Begoña. Esas dos familias a las que se refiere son la suya y la de su hermano Chomi –nombre con el que conocen a Domingo en su círculo íntimo–. Ambos decidieron, hace 26 años, perpetuar el apellido de su madre y lo consiguieron tras largos trámites administrativos. Un apellido que, además, no se perderá porque su hijo Domingo tiene descendencia.

Sus lecciones de fortaleza e integridad se nos han quedado a todos grabadas"

begoña tellado

Begoña continúa con su relato emocionado mientras recuerda a su madre: "Sus lecciones de fortaleza e integridad creo que nos han quedado a todos grabadas. Su calidad humana era tremenda. Nunca se consideró por encima de nadie y siempre ayudó a personas que trabajaban aquí y, sobre todo, a su familia, hermanos y sobrinos".

Su relación fue especial. Fue su madre y, a la vez, su padre. Corín Tellado fue una mujer afortunada en la literatura y con sus hijos, pero no en el amor. Se casó en Covadonga (Asturias) con Domingo Egusquizaga Sangroniz. Un año después del enlace, nació Begoña y, en 1961, Domingo. Cuando los hijos tenían dos y tres años, respectivamente, la pareja se separó. Begoña recuerda: "Cuando se aprobó la ley del divorcio, en 1981, a mi madre ya no le hace falta divorciarse. Considera que no tenía que hacerlo".

Un familiar que se convertiría en imprescindible para la novelista fue su nuera María José –Caco–. Ella fue quien transcribió lo que Tellado le dictaba cuando ya le era imposible utilizar su máquina de escribir. Begoña y María José dibujan la semblanza de la mujer que escribió 5.000 novelas románticas y que no consiguió ser feliz en su amor de pareja. 

Sus últimas letras

La llegada de Corín a la literatura se debe a Onofre. "Mi madre iba a un libero y le prestaba novelas. Un día, Onofre le dijo que le tenía preparada una novela romántica y ella le dijo: 'Esa novela la escribo yo'", explica su hija. Tiempo después, Onofre puso en contacto a Corín con la editorial Bruguera. Ese fue el principio de su carrera. 

A los 65 años, cayó enferma. Estuvo con tratamiento de diálisis 20 años. El final se agravó, porque fumó muchísimo a la largo de su vida y eso hizo más complicado el tratamiento. Corín Tellado no falleció en el hospital: el desenlace se produjo en su casa de Gijón, con su gente, sus dos hijos Begoña y Chomi y sus hijos políticos Julio y Caco. Sus seis nietos rodearon a la abuela Corín hasta el final.  Allí estaba su verdadera familia. Y murió sin dejar de hacer lo que más le gustaba: escribir. 

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