Andrés, de gasolinero a promotor inmobiliario gracias a las propinas de Chiquito

El fallecimiento de Chiquito de la Calzada ha dejado testimonios conmovedores. A la redacción de la revista ha llegado el de dos personas que coincidieron con él en dos momentos diferentes de su vida. El primero es de Adrián Navas, hoy un prestigioso inmobiliario en la provincia de Málaga. Adrián, siendo un adolescente, trabajaba en la gasolinera La Tana, sitiada en la salida de Málaga a Madrid.

Navas ha contado a la revista que Chiquito de la Calzada fue muy generoso en las propinas que le daba cuando realizaba el trabajo de gasolinero. Todavía recuerdan que cuando veían aparecer a Chiquito con su mujer, Pepita, por la gasolinera, los compañeros decían "hoy me toca a mí". Todos deseaban la propina, pero Gregorio siempre que veía que Adrián estaba de servicio, optaba por su gasolinero preferido.

Quizá Chiquito, con sus generosas propinas, quiso devolver a la vida lo que la vida hizo con él. En algún momento él también tuvo que vivir de las propinas que le daban de tablao en tablao por todos los rincones de Málaga. Fue tan pobre que, cuando tuvo dinero, lo trato como su gran joya. Tenía fama de agarrado cuando iba de comidas y cenas con amigos. Alguno cuenta con ironía que, cuando llegaba el momento de pagar el almuerzo, Chiquito siempre se llevaba las manos al bolsillo y no para sacar el monedero.

Antes de Pepita

Carmen Rojas, del barrio del Perchel, en Málaga, fue la primera novia de Chiquito de la Calzada. Carmen tenía 14 años y él, 20. Al enterarse del fallecimiento, con todo el cariño del mundo, exclamó: "Me he vuelto a quedar viuda". Carmen enviudó de su primer marido y ahora ha perdido al hombre que le provocó las primeras carcajadas de su vida.

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