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Jorge Planas: "En África, algunas personas tardan tres días en llegar al hospital"

Es uno de los médicos más conocidos de su sector. El cirujano plástico Jorge Planas nos habla de su profesión, de la primera operación que vio, con nueve años, y de su labor solidaria en áfrica.

Hablamos de solidaridad con Jorge Planas, cirujano plástico. / alberto bernárdez.

Ana García Lozano
ANA GARCÍA LOZANO

El doctor Jorge Planas, es un reconocido especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, director médico de la Clínica Planas en Barcelona y Madrid.

Es también profesor de Cirugía Plástica de la Universidad Tor Vergata de Roma, profesor de doctorado en Cirugía Plástica de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor del Máster de Patología mamaria de la Universidad de Barcelona.

  • Corazón Con ese currículo, no puedo evitar preguntar de dónde saca tiempo para la solidaridad. Jorge Planas Para eso siempre hay tiempo, porque la solidaridad es la base para estar bien con uno mismo. Piensa que mi profesión no es ser cirujano plástico, sino médico. Y la medicina es una profesión humanista. No está generada para ganar dinero. La razón por la que estudias Medicina es para ser un gran médico, no para ser un gran empresario. La base de la medicina es ayudar al paciente. En la cirugía plástica, desgraciadamente, hay momentos en los que se pierde la esencia de lo que debe ser.

  • C. ¿Se refiere a que a veces puede parecer algo frívolo? J.P. Es la sociedad la que ve a esta cirugía como un mercado. La gente viene a comprarse una nariz, unos pechos, te pide garantía, compara precios. Eso, a los profesionales, nos entristece. Lo que ocurre es que, como todo en la vida, te adaptas y terminas viéndolo normal, porque es parte del mundo en el que vives, pero el cirujano plástico es solidario como cualquier otro médico. Tú ves a oftalmólogos o a cardiólogos, que van a operar a África, Asia, zonas deprimidas, ¿verdad? Pues bien, nosotros igual. Eso es lo que nos recuerda por qué, un día, elegimos esta profesión.

  • C. Bueno, en su caso, la profesión fue casi una norma de obligado cumplimiento... J.P. Hombre, obligado no, porque somos tres hermanos y hay uno que no es cirujano plástico. La verdad es que nuestro padre nunca nos encaminó ni nos recomendó ser cirujanos.

  • C. Ya, pero ver una operación con nueve años tiene que marcar. J.P. Sí, eso marca, sin duda. Yo siempre explico que cuando era niño, mi jardín era el quirófano. Yo vivía en el ultimo piso de la clínica, en el quinto. Lógicamente, cuando cogías el ascensor, no te quedaba otra que pasar por la clínica, por la planta de habitaciones, por la de consultas o por la de quirófanos. Evidentemente, la puerta de quirófanos estaba bloqueada, hasta que un día mi padre la desbloqueó, en el sentido de que me permitió asistir a una primera cirugía con solo nueve años. Lo que sí es cierto es que vives el ambiente de la medicina desde que eres pequeño, igual que el hijo de un mecánico que tenga el taller en el garaje de su casa ve cómo su padre arregla la moto hasta que un día le apetece ayudarle. Probablemente, si mi padre no hubiese sido cirujano, yo no habría sido médico.

  • C. Hablemos de solidaridad, porque colabora, de manera muy activa, con AMREF (Fundación Africana para la Medicina y la Investigación), que es la mayor organización internacional sanitaria de origen y gestión completamente africanos. J.P. Eso es importante, porque la sede central está en Nairobi, en pleno foco del problema.

Es la sociedad la que ve la cirugía plástica como un mercado"

  • C. Me gustaría que hiciéramos un poquito de historia y que nos remontáramos a los inicios de esta ONG, en 1956. J.P. AMREF la creó un cirujano plástico inglés, que también era piloto. Él tenía su avioneta y en verano, en sus vacaciones, le gustaba sobrevolar el África subsahariana. Cuando veía un poblado, aterrizaba y lo dotaba de una radio para que la población estuviera conectada con Nairobi. De este modo, si tenían una picadura de serpiente o una necesidad urgente por enfermedad, se podían poner en contacto para que les enviaran un avión medicalizado o, si era necesario, los transportaran. Poco a poco fue creando, con asociaciones religiosas, pequeños hospitales en las zonas más pobladas de la selva… Así logró crear una gran red. Aquí, Alfonso Villalonga, otro cirujano plástico, y yo creamos la sede española y al ser los dos cirujanos, nos involucramos en los Surgical safaris.

  • C. ¿Se refiere a los 'Flying Doctors'? ¿Ese servicio de ambulancias aéreas que transportan a médicos especializados a zonas de difícil acceso? J.P. Exacto. Así es como sir Archibald McIndoe creó la red de comunicación con todos los pueblos para poder asistir a las poblaciones más remotas y desatendidas del este de África.

  • C. Cuéntenos, ¿cómo organizan todo el dispositivo? ¿Es muy complicado coordinar todas las operaciones? J.P. Hay un calendario donde incluimos a todos los cirujanos plásticos que quieran ir. En ocasiones, somos nosotros, personalmente, quienes viajamos, pero si no podemos, buscamos a otros médicos. Les enviamos para operar en tal sitio, tal mes, tal semana. En esos días, tú llegas, vas a Nairobi y allí, en el mismo aeropuerto, hay un hangar, donde están los aviones. Desde ese punto, te desplazas al hospital, que es el lugar donde vas a estar durante siete días operando. Ni que decir tiene que son semanas maratonianas.

  • C. Y con lo complicadas que son las comunicaciones allí, ¿cómo acceden las personas que tengan que operarse? J.P. La gente de todos los poblados viene, en muchos casos, caminando. Algunas personas tardan hasta tres días en llegar a ese hospital de campaña.

Ana García Lozano posa con Jorge Planas durante la entrevista. / alberto bernárdez.

  • C. ¿Cómo son esos hospitales y los quirófanos? J.P. Si vieras algunas de las cosas que vemos allí, te echarías las manos a la cabeza, porque igual ves a una enfermera con un matamoscas, haciendo eso, matar moscas, que durante la operación se te puede ir la luz, la esterilización deja mucho que desear… Todo es muy rudimentario, aunque, afortunadamente, cada vez un poco menos, porque hay más medios.

  • C. Es que, del mismo modo que ha habido un gran avance en la Medicina, en 60 años han tenido que cambiar las cosas, para mejor. Además, AMREF tiene otro objetivo primordial: la formación de médicos africanos, ¿verdad? J.P. Es muy importante enseñar, porque ir a ayudar, al final, no deja de ser algo así como poner trapos en heridas, pero no se cura el problema. Lo ideal es conseguir que ellos sean autosuficientes para todo: la educación, la técnica quirúrgica... Cada vez hay más gente que va aprendiendo con esos viajes y se va formando.

  • C. Las mujeres y los niños en África son la población más vulnerable. En cirugía plástica, ¿también? J.P. Bueno, ten en cuenta que lo que operamos más en cirugía plástica, aparte de malformaciones congénitas, son quemaduras, cicatrices, heridas provocadas por animales salvajes, mordeduras… En medicina general hay más problemas y, además, mucho más graves.

  • C. Habrá historias que no podrá olvidar... J.P. Claro, porque tú ves a muchos niños pasar por allí y ellos siempre te marcan más. Recuerdo un caso que recojo en mi libro: Historias y vivencias de un cirujano plástico, de un niño, de diez años, llamado Aftab, al que tuve que operarle las manos. Le pregunté, antes de sedarlo, porque es imposible administrarles anestesia general, por los cortes de luz: «¿Qué quieres ser de mayor?». El niño me contestó: «¡Doctor, doctor!». Recordé que Aftab tenía la misma edad, prácticamente, con la que entré en un quirófano por primera vez y no pude evitar que se me humedecieran los ojos. Imagínate que igual te queda un último día para operar y ves que no vas a poder acabar todas las cirugías. Entonces te tienes que quedar y anular tu vuelo, porque después de que ellos hayan caminado tres días y esperado su turno, ¡cómo vas a irte y dejarles! Es imposible marcharse. Las jornadas son agotadoras, pero es muy bonito y te engancha bastante.

  • C. ¿Es adictivo? J.P. Yo diría que es peligroso, porque cuando llegas aquí, la comparativa es muy chocante. Cuesta adaptarse a escuchar a una paciente, a la que le has hecho un pecho perfecto, que todavía esté mirando si en un extremo, a veces, si le da la luz, en no sé qué momento, se puede ver o quizá no...

  • C. Los problemas del primer mundo… En ese momento, tiene que pasarle por la mente toda la película vivida en esos días en África, ¿no? J.P. Sí, exacto. Son mis 'Memorias de África'.

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