La dura infancia de Dakota Johnson por culpa de la fama de Melanie Griffith: «Había momentos en los que era realmente aterrador»

Jorge C. Parcero Publicado · 24 de octubre de 2025, 13:57 h

Apenas unos días después de la que viéramos, de refilón, en la boda en Valladolid de su hermanastra Stella del Carmen Banderas, la siempre natural y espontánea Dakota Johnson nos ha dejado un puñado de jugosos titulares en su última entrevista. Hablando con la edición alemana de la revista Vogue confiesa que su 'red flag' definitiva en cuanto a los hombres es «que lleven chanclas en público. ¡Huye!» y habla de su infinito amor por su flequillo: «Me lo cortaba yo misma cuando tenía cuatro años y me encantaba. Lo he tenido toda mi vida, excepto entre los diez y los catorce».

Pero el detalle que más ha sorprendido es su recuerdo de su «aterradora infancia». Pese a que ella afirma ser la primera en reconocer las «increíbles ventajas» de ser hija de dos estrellas como Melanie Griffith y Don Johnson, la actriz ha asegurado que su fama podía resultar a veces muy dura y confusa para ella cuando era niña.

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Dakota, cuya abuela es Tippi Hedren y cuyo padrastro fue otro gran nombre de Hollywood como Antonio Banderas, «creció en los platós y siempre estuvo rodeada de gente que hacía películas». Pero también de todas las situaciones complicadas que rodean al séptimo arte. En sus propias palabras, «si aceptas eso como algo normal cuando eres pequeña, puede provocarte muchos complejos».

«Creo que nunca me di cuenta realmente de lo que es Hollywood», afirma la intérprete de 36 años, que nació en Texas «porque mi padre rodaba allí». Aunque siempre tuvo muy claro «que la profesión de mi familia era diferente a la de, por ejemplo, mis compañeros de colegio, cuyas madres iban a la oficina todos los días», afirma que «siempre lo acepté sin más» porque «es lo que hacemos. Lo llevamos en la sangre».

Ya de niña, Dakota estaba acostumbrada a ser acosada por los paparazzi. En 1996, cuando solo tenía siete años, su familia, formada entonces por Melanie Griffith y su entonces marido Antonio Banderas, fue fotografiada durante un paseo por Budapest. Recordando aquel día, comenta que «cuando era pequeña, había momentos en los que era realmente aterrador y la gente intentaba llegar hasta mi madre de forma agresiva y con violencia física, cuando solo queríamos ir al supermercado».

También añade que de niña, aceptaba situaciones como estas como «normales» y solo años más tarde se dio cuenta de que eran de todo menos normales. La protagonista de Madame Web creció con la idea de que «el mundo conoce tu vida privada de una manera muy invasiva, grosera y dolorosa«, sin embargo, la actriz matiza: «Hay desventajas, pero también hay ventajas increíbles, como en todo, supongo».

Convertida ahora en una de las actrices más taquilleras de Hollywood, Dakota Johnson tuvo que agradecerle a su madre su debut en la gran pantalla, a los nueve años, en la película Crazy in Alabama, de 1999, dirigida por Antonio Banderas, pese a que la cinta recibió en su día críticas muy poco positivas. «Pero no me permitieron trabajar de verdad hasta que terminé el instituto», señala en la entrevista una Dakota que siempre ha mantenido una relación muy estrecha con el actor malagueño.

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A los 17 años, la intérprete fue nombrada Miss Golden Globe 2006, un honor reservado exclusivamente a los hijos de famosos, en el que la embajadora entrega los trofeos a los ganadores y los acompaña fuera del escenario. Un año después, firmaba con la agencia IMG para debutar como modelo y poco después arrancaba su carrera como actriz.

Hablando con un gran orgullo sobre Melanie Griffith, Dakota señala cómo fue su madre quien le enseñó «cómo cuidar y amar su cuerpo», lo que le dio la confianza necesaria para lucir los looks tan atrevidos a los que nos tiene acostumbrados en las alfombras rojas. «Es divertido llevar un vestido sexy», afirma la protagonista de Materialistas, antes de añadir que «y si la mujer a la que más admiras no te dice desde pequeña que eres perfecta, inteligente, especial, fuerte y valiente, eso puede destrozarte. Es difícil volver a enseñarte a ti misma ese amor más adelante. Ese fue un gran regalo que ella me dio».

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