«Mario y yo fuimos muy felices juntos»
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Acompañada por su hija Tamara Falcó y por buenas amigas como Nuria González, la viuda de Fernando Fernández Tapias, Isabel Preysler presentaba al mundo en Madrid su esperada autobiografía: Mi verdadera historia. Aseguraba la socialité filipina que se ha decidido a escribir estas memorias porque ahora tiene «la edad adecuada» y que su intención ha sido la de desmentir «tantas cosas falsas» que se han dicho sobre ella a lo largo de las muchas décadas que lleva siendo cotizado objeto de deseo de la crónica social.
Su primer amor en Manila, Julio Kalaw, un playboy al que no aceptaban sus padres; los excesivos celos de Miguel Boyer («tenía la ridícula obsesión de pensar y creer que todo el mundo se enamoraba de mí») o el inmenso dolor que sintió cuando, tras el secuestro del doctor Iglesias Puga, ella y Julio Iglesias decidieron enviar a Miami a sus tres hijos, son algunas de las confesiones de Isabel Preysler a lo largo de los dieciséis capítulos del libro.
Pero sin duda uno de los más esperados es el que versa sobre sus ocho años de relación sentimental, de 2015 a 2022, con al escritor y premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. En unas páginas temidas de antemano por los familiares del literato, la de Manila aporta su propia versión sobre la naturaleza de su amor y las causas de su ruptura
«Me llena de perplejidad y aún no consigo entender el empeño de su entorno por intentar hacer creer a todo el mundo que Mario fue desgraciado a mi lado», asegura una Isabel Preysler, que ha decidido incluir en el libro algunas de las cartas de amor que Vargas Llosa le escribió. «Las cartas son mías y yo puedo publicarlas», dijo ante los medios durante la presentación de sus memorias. «No creo que puedan molestar a nadie. No temo represalias de la familia Vargas Llosa. Mi libro solo corrige las cosas falsas que se han dicho. Mario y yo fuimos muy felices juntos«.
La gran polémica sobre el 'alquiler' del Nobel
Una de esas «cosas falsas» que Isabel Preysler ha querido desmentir con rotundidad en su autobiografía es un rumor sobre sus años de convivencia junto a Mario Vargas Llosa que aseguraba que este le pagaba una elevada cantidad de dinero cada mes para sufragar sus gastos en la mansión de la socialité en Puerta de Hierro.
De acuerdo con el libro biográfico Reina de corazones, el escritor habría entregado a su entonces pareja una cantidad mensual de 80.000 euros por residir en su vivienda en el exclusivo barrio de la capital. «La gente solía decir que Isabel vivía a cuchillo y mantel, pero no es cierto. Mario Vargas Llosa daba mucho dinero, y eso es algo normal para mantener esa casa», recogía el libro, citando a Federico Jiménez Losantos, amigo cercano del escritor.
Ahora, la aludida ha desmentido categóricamente ese extremo. «Jamás le pedí que aportase nada, ni que contribuyera en los gastos, ni la cantidad que decidiera. Su aportación fue menor de esos 80.000 euros inventados, y además disminuyó con el tiempo sin que me quejara», se puede leer en el libro. Sí añade Isabel Preysler que la decisión del escritor de entregarle cierta cantidad de dinero cada mes fue «enteramente suya, aunque influida por Carmen Balcells», en referencia a su agente literaria y amiga personal.
Su versión sobre la ruptura con Vargas Llosa
Mi verdadera historia aporta detalles íntimos sobre el inicio de la relación sentimental entre Isabel Preysler, su apogeo y, lo que acarreaba más incógnitas hasta ahora, su finalización. «Me besó en el ascensor y ahí empezó todo», relata la autora del libro sobre cómo, tras cenar junto a unos amigos en casa de la diseñadora Elena Benarroch, aquel momento de pasión dio inicio a sus ocho años juntos.
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También desea dejar muy claro que fue ella quien escribió la carta que puso punto final a una historia de amor que no finalizó en buenos términos. «Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy mal educado. Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás y yo no voy a soportar tus idas y venidas«, podemos leer en la dura misiva.
Pese a que en esa carta escrita en papel azul claro no olvidaba reseñar que «durante muchos años hemos sido muy felices», aquellas palabras supusieron su adiós definitivo. Mario Vargas Llosa no volvería a Puerta de Hierro y mandaría a alguien a por su pasaporte y varios efectos personales. Tras la ruptura, el escritor recompondría los lazos rotos con sus hijos y su ex esposa, Patricia Llosa, que le acompañó hasta su muerte el pasado mes de abril.
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