La trágica vida de Jesús Rollán, la estrella del waterpolo que murió joven, enamoró a la infanta Cristina y la perdió cuando le presentó a Iñaki Urdangarin

Jesús Rollán fue el primer flechazo de la Infanta Cristina al llegar a Barcelona y quien la ayudó a conocer a los deportistas de élite de la residencia Blume. Él era el miembro más carismático del equipo olímpico español de waterpolo: una estrella fuera y dentro de la piscina que tuvo un final trágico.

Pincha en la imagen de la infanta Cristina si quieres ver la vida de su madre, la reina Sofía, en foto. /gtres

Pincha en la imagen de la infanta Cristina si quieres ver la vida de su madre, la reina Sofía, en foto. / gtres

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

La figura de Jesús Rollán, el waterpolista que se convirtió en uno de los flechazos de la infanta Cristina, da para un libro. De hecho, la novela de su vida deportiva acaba de ser escrita, se llama «Jesús Rollán eterno. Vida y muerte de una leyenda» y la han escrito los periodistas Francisco Ávila y Alberto Martínez. Pero en sus páginas no encontrarás la historia que le unió al curriculum amoroso de la infanta, y eso que esa relación también da para mucho.

Todo empezó con un triángulo, como en las mejores comedias románticas, protagonizado por guapísimos deportistas de élite y la soltera de oro de la realeza europea. La infanta Cristina, dedicada deportista y olímpica en Seul 88, como abanderada del equipo español y reserva en la clase 470 de vela, ya había mostrado su debilidad por los hombres dedicados a la competición. Antes de conocer a Jesús Rollán, el carismático portero de la selección de waterpolo, salió con Fernando León, un imponente regatista amigo del novio de su prima Alexia de Grecia, y Álvaro Bultó, un aventurero que, desafortunadamente, falleció en un accidente practicando salto base en 2013.

Era casi inevitable que se viera atraída por Rollán, probablemente una de las estrellas más queridas y fascinantes que ha tenido nuestro deporte. Como recordaba Sergi Pedrerol, uno de sus mejores amigos de Jesús Rollán en la presentación del libro sobre su carrera deportiva: «No sabías por qué, pero Jesús tenía un magnetismo especial. Aglutinaba mucha gente a su alrededor. En la Blume, todos los deportistas acababan en nuestra habitación».

El suicidio en 2006 de Jesús Rollán nos permitió contemplar una escena verdaderamente trágica: la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín llorando en su funeral, unidos por el dolor de la pérdida del que fue un gran amigo para ambos. Rollán tenía solo 37 años.

La infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, en el funeral de Jesús Rollán, amigo de ambos. / gtres

La infanta Cristina y Jesús Rollán se conocieron en la residencia Blume, donde también vivía Iñaki Urdangarín como otros tantos deportistas de élite que se entrenaban en Barcelona. La infanta tenía bastantes amigos en aquella residencia, sobre todo relacionados con el mundo de la vela, así que era cuestión de tiempo que se fijara en uno de los deportistas más simpáticos y atractivos del equipo olímpico. Cuentan que las juergas que protagonizaban entonces estos jóvenes y sobradamente musculados eran conocidas en todo Barcelona: no podían divertirse más. La relación entre la infanta Cristina y Jesús Rollán fue, sin embargo, más que un divertimento. La Casa Real llegó a tomársela muy en serio y no veía con malos ojos un compromiso oficial.

Vídeo. Los trágicos romances de la infanta Cristina

Jesús Rollán, ingeniero agrónomo de formación, fue la estrella más carismática del dream team del waterpolo español hasta la fecha. Su historial deportivo es impresionante: medalla de plata en Barcelona 92, medalla de oro en Atlanta 96, oro en los mundiales de Perth 98 y Fukuoka 2001 y, precisamente en 2001, proclamado mejor portero del mundo. Cristina le conoció en su mejor momento, a su llegada a Barcelona en 1993 para incorporarse a su primer destino en La Caixa, cuando él ya era medallista olímpico. Sin embargo, la química no funcionó como debiera y esa relación que tango gustaba en Zarzuela terminó en una entrañable amistad.

Fue Jesús Rollán el que, algunos años más tarde, presentó a Iñaki Urdangarín y la infanta, en una de esas fiestas en las que coincidían deportistas de élite y acompañantes. Al más puro estilo Melrose Place. El flechazo, esta vez sí, fue total, y la infanta Cristina confesó a sus íntimas que estaba colada por el rubio y alto jugador de balonmano. En esos primeros pasos de su romance, los tres siguieron coincidiendo y celebrando juntos, como cualquier pandilla.

Mientras la infanta Cristina vivía su cuento romántico particular con su príncipe deportista, Jesús Rollán vivía la tragedia que, hoy lo sabemos, amenaza a los deportistas de élite al cerrar su carrera deportiva. Rollán, desenvuelto y carismático, vivió sus últimos años como deportista de élite convertido en un héroe popular y, de hecho, aparecía frecuentemente en programas de televisión. En un maratón benéfico llegó a donar su medalla de oro de Atlanta 96, un detalle que muestra su enorme generosidad.

Rollán sufrió muchísimas lesiones a lo largo de su carrera, pero empeoraron desde 2002, cuando dejó la competición. En ese momento, la depresión agarró en su vieja afición de juventud por las drogas. Sus problemas se agravaron cuando, estando como segundo entrenador del Chiavari Nuoto de la A-1 italiana, se separó de su esposa Leticia, con la que tenía una hija, Asia. «Quizá se le juntó todo, su retirada como jugador, problemas con su mujer y problemas para ver a su hija», explicó Rafael Blanco, director general del COE en aquel momento.

La Federación Española intentó ayudarle y le dio un puesto como entrenador de porteros de las categorías inferiores y fue nombrado embajador de la candidatura de Madrid 2012, pero su estado de salud empeoró. Las adicciones que Jesús Rollán arrastraba desde hacía años fueron tomando fuerza, tanta que el propio Comité Olímpico Español decidió ayudarle y sufragar los gastos de la clínica de desintoxicación. A los cinco meses de su ingreso, la depresión pudo con él y se arrojó desde la terraza de su habitación.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?