Lenguado, rodaballo, lubina... cinco mitos sobre el pescado de acuicultura que tienes que derribar
¿Te dijeron que era poco sostenible? ¿Que el pescado tenía menos calidad? ¿O que resultaba más caro? Pues es totalmente al revés

La acuicultura, que es el cultivo sostenible de pescado, permite ofrecer un producto de calidad sin forzar los ecosistemas silvestres de mares y ríos, esto es, permitiendo la regeneración de sus especies. Se trata de un sector sostenible que tiene que enfrentarse a decenas de leyendas urbanas orbitando a su alrededor. Es por ello que hoy venimos a desmontar algunas de las creencias en torno a este sector, que nos permite disfrutar de pescado en la mesa durante todo el año y a precios accesibles.
Como sistema complementario a la pesca extractiva, la acuicultura hace que ciertas especies, cuyas etapas de veda son estrictas para lograr su preservación, se recuperen de manera natural. Porque uno de los prejuicios a los que se tiene que enfrentar el sector es a que amenaza a la pesca tradicional, cuando lo cierto es que son dos modelos que se necesitan y complementan. Desde hace más de 30 años, el aumento de la acuicultura a nivel mundial permite dar un respiro a mares y ríos, garantizando las reservas de los ecosistemas, al mismo tiempo que se sigue alimentando a la población global con proteínas de alto valor nutricional.
La acuicultura permite ofrecer un producto de gran calidad, sin forzar los ecosistemas silvestres de mares y ríos
Estamos hablando de producir un amplio abanico de especies marinas y fluviales, muy valoradas en nuestro recetario, y además saludables para toda la población: lenguado, corvina, trucha, lubina, atún, anguila, esturión, seriola... Porque independientemente de su lugar de procedencia, el pescado es un producto con un interesante contenido nutricional, como los ácidos grasos omega 3, esenciales para el correcto funcionamiento del corazón. También es fuente de proteínas de calidad y minerales como el potasio, el calcio o el hierro.
En ocasiones el sector se asocia, de manera totalmente errónea, con grandes corporaciones, pero lo cierto es que la acuicultura española está formada en su mayor parte por pequeños y medianos negocios. La acuicultura genera empleo local y supone la reactivación del tejido productivo de zonas rurales a las que no suelen llegar otras inversiones productivas. Genera en ellas, a veces zonas de la España vaciada, empleo directo e indirecto. Los profesionales que integran la cadena productiva se preocupan por el el cuidado del medio ambiente, y además desde muy distintos perfiles: desde profesiones más técnicas, hasta científicos y biólogos.
El pescado de acuicultura no solo es sano, económico y sostenible: también tiene todas sus propiedades naturales
El pescado de acuicultura no solo es sano, económico y sostenible, también goza de todas sus propiedades naturales. Uno de los mitos que hay sobre este alimento tan saludable es que tiene un sabor distinto al salvaje, pero no hay fundamento para tal afirmación: al cultivarse dentro de los mares y ríos, sabe completamente igual. Prueba de ello es que afamados cocineros lo emplean en sus elaboraciones. A la vez, tiene unas altas garantías: en las instalaciones, los peces están controlados y cumplen con todas las medidas sanitarias europeas.
Último mito, ¿es menos sostenible? Los avances tecnológicos de las modernas instalaciones, completamente integradas en los entornos naturales, hacen que su huella de carbono sea mucho menor que el resto de ganaderías. Según diversos estudios, genera menos gases de efecto invernadero que otros sectores productivos. Por todo ello, cuando basamos nuestro aporte proteínico en el pescado de acuicultura, también estamos cuidando del planeta.
Ana Belén Madrid
Ángela Zorrilla