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And Just Like That... Carrie Bradshaw nos demuestra cómo el destino siempre nos sorprende con el regreso de Aidan y Samantha

El regreso de Carrie Bradshaw a las calles de Nueva York es la mejor prueba de que el destino siempre guarda un as en la manga. Aidan y Samantha son la guinda del pastel más dulce de HBO Max

Carmen Raya

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“Me puse a pensar en el destino. Ese loco concepto de que no somos realmente responsables del rumbo que toman nuestras vidas. Que todo está predestinado, escrito en las estrellas. ¿Podemos dar un paso en falso y desviarnos de nuestra vía láctea personal? ¿Puedes cometer un error y perder tu destino?”. 

Con estas palabras, una soñadora Carrie Bradshaw se enfrentaba a las idas y venidas de su vida como treintañera en la ciudad de Nueva York. Una profunda reflexión sobre el rumbo que toman nuestras vidas y sobre si nuestros actos son los que van dándole forma o si por el contrario no tenemos ningún tipo de control sobre él. 

Sea como fuere, dos décadas más tarde Carrie Bradshaw ha vuelto a subirse a sus Manolo Blahnik favoritos dispuesta a continuar con una existencia que a veces se le antoja demasiado previsible. Porque si a los 30 años se planteaba el hecho de que quizá estaba alterando su destino con sus actos, ahora la periodista teme precisamente lo contrario: que su futuro esté escrito sin posibilidad de cambios. 

El destino, escrito o no, es cuestión de cómo lo vivamos

En And Just Like That…, uno de los regresos más esperados de HBO Max, la línea biográfica de Carrie Bradshaw cuenta con la misma dosis de realismo. Y quizá por eso es tan refrescante comprobar cómo Carrie se ha superado en muchos momentos de su vida enfrentando, aceptando y asimilando las dificultades que han aparecido en su camino. 

Una realidad (muy cruda en ocasiones) que no ha sido edulcorada ya que los fans de Bradshaw deseaban conocer qué le había deparado el futuro y cómo había sido capaz de avanzar. Para bien y para mal, Carrie ha madurado siendo consciente de que, cómo se preguntaba a los 30, nunca sabremos si somos realmente dueños de nuestro destino. Es por eso que ella siempre ha preferido vivir el momento y saborearlo aunque tenga un ligero toque amargo.

Las sorpresas llegan en cualquier momento de la vida

A sus más de cincuenta años, Carrie sigue manteniendo apasionados (y divertidísimos) debates sobre la existencia del ser humano con sus amigas, amigos, compañeros de trabajo, conocidos, desconocidos, etc. La curiosidad por descifrar quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos no ha dejado de acompañarla ni un solo minuto. Es Carrie, ¿qué esperabas?

De ahí que cuando Aidan y Samantha entran en escena de nuevo en la segunda temporada de And Just Like That..., Carrie recuerde por qué jamás debe dar nada por sentado. ¿Acaso no era su columna en The New York Star un espacio en el que todo estaba abierto a la especulación y al cambio? Exacto. Como si se tratase de la tormenta perfecta, el regreso de estos dos personajes es la excusa perfecta para comprender que la edad no debe, ni puede, condicionarnos. 

¿Quién no se ha encontrado alguna vez con un gran amor (o pasión) que parecía olvidado? ¡Y qué decir de ese mensaje que te sorprende en la pantalla de tu móvil cuyo remitente es aquella amiga de la que no te separabas a los 30!

Sin embargo, por muchas vueltas que le demos al destino y a las sorpresas que la vida nos tiene preparadas (o no), Carrie Bradshaw siempre tuvo la mejor de las respuestas.

“Tal vez nuestros errores son los que marcan nuestro destino. Sin ellos, ¿qué daría forma a nuestras vidas? Tal vez, si nunca nos desviáramos del rumbo, no nos enamoraríamos, ni tendríamos hijos, ni seríamos quienes somos. Después de todo, las estaciones cambian, al igual que las ciudades. La gente entra en tu vida y la gente se va. Pero es reconfortante saber que los que amas están siempre en tu corazón y, si tienes mucha suerte, a un viaje de distancia en avión”.

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