Paradores

Un alojamiento de cuento para sentirte parte de la nobleza medieval

No hace falta irte a la campiña inglesa o la Provenza francesa para pasear por calles que parecen sacadas de un cuento. En Santo Domingo de la Calzada encontrarás esa escapada con la que llevas tiempo soñando.

Alicia Rivera

Si bien es cierto que las máquinas para viajar en el tiempo todavía no se han inventado, sí que es posible trasladarnos a otros momentos de la historia e impregnarnos de la misma acudiendo a determinados lugares donde podemos sentirnos como parte de un pasado muy muy lejano. 

Muestra de ello es Santo Domingo de la Calzada, una pequeña localidad en el corazón de La Rioja de suma importancia en el recorrido del Camino de Santiago. Hubo un tiempo en el que esta travesía era inhóspita y arriesgada y cuenta la leyenda que Domingo García –Santo Domingo– edificó en esta zona un puente, una calzada, un albergue y un hospital para atender a los peregrinos. 

En 1965, este antiguo hospital se convirtió en un hotel y, en la actualidad, acoge el Parador de Santo Domingo de la Calzada. Tal vez por tratarse de una villa con una marcada identidad como anfitriona de peregrinos, o por el imponente carácter de la realeza medieval que se despliega en su interior… sea por el motivo que sea, allí el tiempo parece haberse detenido. Con todo, se convierte en el enclave perfecto cuando se busca un refugio, ya sea para escapar de la rutina o para sumergirte en todo lo que La Rioja tiene para ofrecer a sus visitantes. Naturaleza, gastronomía, cultura vinícola e historia se dan cita en Santo Domingo de la Calzada.

avanti
indietro

Una historia de peregrinaje y realeza medieval

Las raíces peregrinas no son las únicas que arraigan la herencia del Parador de Santo Domingo de la Calzada, sino que también tiene un vínculo con la monarquía. “La historia de este establecimiento se mezcla con el camino, pero antes perteneció a los reyes de Navarra, que se lo cedieron a la localidad”, desvela Pilar Iglesias, la directora del Parador. A este respecto, anota lo llamativo que resulta que “un lugar para atender a enfermos y heridos tenga un estilo palaciego como éste”, en referencia a la sorprendente arquitectura del edificio, que te traslada a la Edad Media.

Impresiona especialmente el gran salón central: “Los arcos góticos y los muros evocan un pasado de cuento, es mi rincón favorito”, reconoce Pilar. Y es cierto que una puede ponerse en la piel de una auténtica reina recorriendo los pasillos del Parador. Un lugar que emana serenidad, siendo la “estancia perfecta para leer, tomar un café o simplemente escuchar el silencio”, en palabras de Pilar.

La identidad gótica del edificio se ha mantenido intacta a lo largo de las sucesivas reformas del edificio, pero el hecho de que sea una construcción sobria no le resta un halo imponente de grandeza, amén de sus techos altos, sus arcos, su escalera de piedra y las piezas de imaginería sacra. A ello se suma una decoración donde se ha cuidado cada detalle, con habitaciones concebidas para soñar despierto. “Este edificio nació para acoger y lo sigue haciendo”, concede la directora del Parador. 

Hablando de las habitaciones, estas ofrecen una vista privilegiada a la plaza de la catedral. No es una catedral de esas que te roban el aliento por su tamaño, sino que te conquista el corazón por lo encantadora que resulta. Todas las fachadas del pueblo siguen el mismo estilo discreto pero firme, con la piedra como seña de identidad y testigo del paso del tiempo. Paseando entre sus calles empedradas, te sentirás como en uno de esos cuentos de la infancia que te sabías de memoria. 

Naturaleza y enoturismo para completar la estancia

La Rioja es un paraíso para los amantes del vino, con un sello de prestigio reconocido a nivel internacional. Una de las capitales del enoturismo por excelencia. Tanto es así que “muchos huéspedes de este Parador vienen con rutas planeadas para acudir a las distintas bodegas de la zona”, tal y como detalla Pilar Iglesias. 

A pocos kilómetros de Santo Domingo se encuentra una extensa selección de viñedos y bodegas que visitar para disfrutar de una cata y conocer de primera mano el proceso de elaboración del vino.

Además, también es obligado un recorrido por el paraje natural en los alrededores de la localidad. Para un paseo tranquilo y agradable, la vía Verde del Oja-Tirón comunica Ezcaray con Casalarreina, con una extensión de 30 apacibles kilómetros sin demasiada dificultad, flanqueados por viñedos, chopos y la ribera del río. 

En caso de buscar una ruta más exigente en términos de senderismo, la alternativa ideal es la sierra de la Demanda, con pinares, hayedos y unas vistas arrebatadoras. Y en invierno, la estación de Valdezcaray es una de las favoritas de los amantes de los esquís. Después de la aventura, toca reponer fuerzas con un banquete a la altura de la realeza.

Una oda a la tradición culinaria de La Rioja

A los mandos de la cocina del Parador de Santo Domingo de la Calzada se encuentra Joxean Manero, cuya ascendencia riojana y vasca se deja entrever en sus platos. Él mismo cuenta que “desde pequeño me gustaba estar en la cocina con mi madre, una cocinera excepcional”. Con ella descubrió su pasión por la gastronomía, especialmente la sensación de “ver a otro disfrutar lo que uno ha preparado”. 

En la carta se dan cita dos vertientes culinarias. Por un lado, una alternativa tradicional, que rinde tributo a la cocina típica riojana; y una propuesta más vanguardista donde también se respeta la tradición, pero con un giro innovador. Por ejemplo, el chef destaca los raviolis rellenos de manitas de cerdo y aceitunas, “una forma excepcional de probar la casquería que, personalmente, me encanta”, dice Joxean. Asimismo, destaca el protagonismo de las verduras en sus recetas.

“Mi cocina es sabor, ingrediente, temporada y presentación”, resume el chef, quien aconseja preguntar siempre por las sugerencias para dejarse sorprender. Como nota dulce, sobresale ‘La pera que quería ser manzana’, un trampantojo compuesto por una pera cocida que se inserta en un molde de silicona con forma de manzana y se baña una verde y otra roja. Un postre tan dulce como llamativo que pone la guinda final a una visita para recordar.

Una alternativa para quienes buscan sumirse en la quietud

Curiosamente, a unos 500 metros del Parador de Santo Domingo de la Calzada se encuentra el Parador de Santo Domingo Bernardo de Fresneda. En este caso, resulta idóneo para quienes buscan el silencio y la intimidad, por ejemplo para una escapada de relajación absoluta o un retiro dedicado a encontrarse o concentrarse en un proyecto profesional sin distracciones.

avanti
indietro

Este Parador se ubica en el convento de San Francisco y “recibe huéspedes que buscan una desconexión aún mayor y peregrinos que desean una serenidad absoluta o sentir ese recogimiento propio de un convento”, concluye Pilar Iglesias.

Compartir

Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Paradores. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.