En septiembre, una puerta apareció en Madrid Río. Brillaba como una instalación artística, pero quien entraba en ella salía con otra sensación: angustia, desconcierto, la impotencia de no saber qué hacer. Era La Puerta Invisible, la campaña que Orange y la Fundación Orange han lanzado para hacer visible una brecha que aún margina a millones de personas: la digital. La instalación, parte del programa Todo por aprender, busca que cualquiera experimente lo que siente quien no sabe usar una app, pedir una cita online o acceder a un servicio digital. Detrás de la metáfora hay una acción real: más de 300.000 horas de formación gratuita que Orange y la Fundación Orange impartirán en toda España para ayudar a mayores y personas sin competencias digitales a desenvolverse en la nueva sociedad conectada. Una carencia que también se deja sentir en el tejido empresarial.

En España hay más de 120.000 vacantes tecnológicas sin cubrir. Un número tan grande como toda la población de Cádiz o León, como se escuchó en la presentación del informe Anatomía de la brecha de talento tecnológico (DigitalES, 2024).  “La falta de profesionales con habilidades tecnológicas se ha convertido en un obstáculo crucial para el crecimiento económico de España”, sostiene el estudio. Este desajuste afecta especialmente a las pymes, que carecen de los recursos de atracción salarial de las grandes compañías y tardan más en cerrar posiciones técnicas. El tiempo medio para cubrir un perfil tecnológico es de 18 semanas, seis más que la media europea.

La demanda de profesionales digitales se dispara en ámbitos como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, el análisis de datos, el cloud computing o el marketing digital. En los últimos cinco años, las ofertas vinculadas a IA crecieron un 454 %, y la ciberseguridad suma ya más de 83.000 especialistas necesarios. Son perfiles cada vez más transversales, presentes en la industria, la logística, la energía o los servicios.

Y el entorno laboral se está adaptando a él. En España, uno de cada veinte trabajadores se dedica a profesiones TIC, una proporción algo menor que la media europea. Peor hay un desfase importante en función del tamaño: mientras las grandes corporaciones cuentan con equipos especializados, la mayoría de las microempresas sigue dependiendo de proveedores externos para cubrir sus necesidades digitales. Solo el 2 % dispone de personal TIC, frente al 70 % de las grandes.

La brecha no es solo de tamaño, también de género. Aunque cada vez más mujeres eligen carreras tecnológicas, su presencia en el sector sigue siendo minoritaria, y las cifras apenas se mueven. Romper ese techo invisible es uno de los grandes retos para los próximos años, junto con la necesidad de incorporar más de un millón de nuevos especialistas digitales si España quiere cumplir los objetivos europeos de 2030: que el 10 % del empleo total sea digital en 2030.

Hay, también, buenas noticias. El ecosistema tecnológico español avanza. Este 2025, el país ha sumado 1.552 nuevas pymes tecnológicas, alcanzando un total de 8.580 empresas activas en el sector, según los últimos datos del Observatorio de Pymes Tech. Estas compañías están surgiendo en ámbitos punteros —software, datos, logística, salud o educación— y, cada vez más, fuera del eje Madrid-Barcelona. Valencia, Málaga, Bilbao o Sevilla consolidan polos de innovación propios, con proyectos orientados a producto, clientes y crecimiento sostenible.

Una de las vías más efectivas para dar ese salto lo representan herramientas como la Oficina Virtual de Orange. Esta solución permite a las pymes crear entornos colaborativos seguros en la nube, compartir documentos, coordinar equipos en remoto y acceder a su información desde cualquier dispositivo. Más allá de la tecnología, su impacto es cultural: ayuda a que los equipos trabajen de forma más flexible, a que la comunicación fluya y a que los empleados adquieran competencias digitales reales en su día a día. En definitiva, convierte la digitalización en algo tangible, accesible y con retorno inmediato para las pequeñas empresas.

Según el VI Estudio Empleabilidad y Talento Digital de la Fundación VASS y la Universidad Autónoma de Madrid (2024), España se consolida como una de las grandes fábricas de talento digital de Europa. En la última década, el número de especialistas tecnológicos ha crecido un 76 %, hasta rozar los 940.000 profesionales, y solo en los tres últimos años se han incorporado 193.000 nuevos técnicos, más que en Alemania, Italia o Francia. El sector digital ya genera casi 700.000 empleos directos, con una tasa de paro de apenas el 4 %, frente al 11 % general.

Los salarios en las profesiones TIC son casi un 50 % más altos que la media nacional, y las vocaciones informáticas siguen al alza: las plazas universitarias en ingeniería informática han aumentado un 24 % desde 2016, mientras la demanda lo ha hecho un 63 %. La buena noticia es que las competencias digitales de los jóvenes se ajustan cada vez mejor al mercado. Las empresas estiman que las habilidades clave adquiridas por los titulados han pasado del 59 % en 2020 al 85 % en 2024, lo que indica una mejora clara en la preparación del nuevo talento.

¿Y dónde trabajan? Los perfiles tecnológicos ya no se limitan al sector TIC: se extienden a la industria, la logística, el marketing o los servicios financieros. El informe Empleos y Sectores Emergentes 2024 identifica como más demandados a los analistas de datos, los ingenieros de machine learning, los especialistas en ciberseguridad, los gestores de proyectos cloud y los expertos en marketing digital basado en datos.

El auge de la IA generativa y del análisis de datos está impulsando perfiles híbridos, que combinan competencias técnicas con habilidades transversales. Además de las habilidades técnicas, las empresas valoran cada vez más las llamadas soft skills: comunicación, adaptabilidad, trabajo en equipo y pensamiento crítico. Las pymes que invierten en formación continua —a través de plataformas en la nube, programas de upskilling o comunidades internas de aprendizaje— ganan en competitividad y capacidad de innovación.

Las pymes que crean una cultura de aprendizaje constante son las que mejor retienen talento. La clave pasa por entornos donde el conocimiento circule. En este sentido, Orange Empresas impulsa herramientas colaborativas seguras en la nube y plataformas de trabajo remoto que mejoran la productividad, la cohesión y la capacidad de atraer talento joven.

España cuenta con fortalezas —infraestructuras avanzadas, calidad de vida y una red de pymes creativa—, pero también con un déficit formativo y una brecha de género que aún pesan. Convertirse en un país capaz de generar y retener talento digital exige alinear educación, empresa y administración bajo una estrategia compartida. Porque no hay transformación digital sin personas preparadas. O, como advierte el informe de la Fundación VASS, “el mayor error no está en el código, sino en no saber encontrar —ni formar— a quienes lo generarán.”