Por suerte, cada vez más mujeres que visten más allá de la talla 44 salen a las redes a mostrarnos su visión de la moda, a contarnos cómo es su relación con su cuerpo y qué se siente al trabajar en una industria programada para vestir cuerpos estándar. Es cierto: modelos, actrices, cantantes, presentadoras de televisión y toda mujer que aparece en los medios lo tiene mucho más fácil si tiene una 38, porque esa es la talla que las marcas ponen a disposición de los estilistas que tienen que vestirlas, gratis. De ahí que forme parte del trabajo tratar de mantenerse alrededor de esa talla: para facilitar el engranaje de toda una maquinaria que, por una pura cuestión práctica o económica, termina convirtiendo al resto de los cuerpos en aliens. Celebremos que las influencers curvys están abriendo las prácticas de la industria para demostrar que la moda no tiene que ser un mal trago, sino que puede abrir camino a una liberación.
No es normal
Lo que hasta hace poco tiempo veíamos natural, sin plantearnos gran cosa, hoy nos resulta cada vez más raro gracias a la irrupción de cientos de bloggers e influencers curvys que se visten para las redes. Sí: cada vez nos parece más extraño que mires donde mires –en los programas y series de televisión, en las revistas, en la publicidad... solo aparezcan mujeres de una talla. Toda la diversidad de cuerpos que vemos en la calle cada día y en Instagram a poco que naveguemos queda fulminada en estos espacios. En España, una de las primeras en dar un paso adelante fue la fantástica Elena Devesa.
Importante
Que una prenda te quede bien no importa tanto como que te haga sentir bien. La ropa no sirve para tapar nada inapropiado o feo, aunque buscar el disimulo tampoco es un pecado. Para lo que sí sirve es para comunicar múltiples mensajes: nuestra personalidad y estilo, que nos gustan las tendencias, nuestra creatividad, que nos desmarcamos de los demás o que, porque queremos tener ese detalle de respeto o seducción, nos hemos vestido especialmente ese día... Cuando la usamos así nos sentimos bien. Nadia Aboulhosn, una estrella global de la influencia, lo hace exactamente así.
Fuera barreras
La ropa queda funciona en la 40 funciona en la talla 50. Lo que hace que la ropa no asiente en los cuerpos no es la talla, son las proporciones. Si la industria de la moda española persiste en la idea de que el estilo tiene talla y en diferenciar los diseños curvys del resto, significa que no le interesa que las mujeres de tallas diversas vistan en tendencia sino vender vestidos como sacos a la mayor cantidad de gente posible. A Louise O'Reilly le queda la talla 48 de todas las tendencias posibles como un guante.
Cambio de chip
El cuerpo no es solo un escaparate: es lo que somos y lo queremos quererlo tal y como es. Hablar de él en tercera persona, como si fuera un ente externo que tenemos que disciplinar o que nos estuviera haciendo la vida imposible no es querernos bien ni es cuidarse. Busquemos un equilibrio que nos funcione entre lo que comemos y lo que nos movemos y tratemos bien el resultado. Con el mismo amor a una misma que despide todo el perfil de Instagram de Clémentine Desseaux.
La elegancia no tiene talla
Vestimos como pensamos, así que toda la riqueza mental que vamos acumulando con las experiencias, las personas, los viajes, los encuentros, los aprendizajes se manifiesta en nuestra actitud y, a poco tiempo que le dediquemos, en cómo vestimos nuestro cuerpo. La elegancia en el pensar se manifiesta tarde o temprano en el estilo y este no tiene talla. Ejemplo máximo: Gabi Fresh.
Solo nos queda decir que el estilo no tiene talla. Y esperamos que haya quedado más que claro con estos ejemplos.