Las nuevas zonas sexy

Hasta ahora, cuando una mujer trataba de sacar su lado sexy, no había duda: o lucía escote o lucía piernas. Y, si salía de noche, tal vez los dos cosas a la vez. Pero por lo que se ve (y lo que se oculta) el concepto de lo sexy está hoy en plena evolución. En las pasarelas para esta primavera-verano, Balenciaga sacó un diseño con una abertura en forma de semicírculo, a la altura del estómago, mientras que Stella McCartney y Proenza Schouler le dieron un toque geométrico a sus escotes, con un corte en el costado de una túnica azul (la primera) y a ambos lados de un precioso vestido blanco y negro de volantes escalonados (Proenza).

Incluso se vieron trajes de chaqueta que dejaban al aire el vientre, como los de Calvin Klein o (de nuevo) Balenciaga. Antes, llevar un traje de dos piezas solía ser garantía de recato y look profesional. Pero ya no. El nuevo escote puede adoptar forma de uve y llegar hasta el ombligo, según las versiones propuestas por Gucci y Rodarte, entre otros. O bien transformarse en un escote lateral, que tapa el centro y enseña un poco los lados de los pechos.

Sin embargo, el último grito en el destape apuesta por los hombros. Hasta ahora, solo quedaban al descubierto en ciertas colecciones sofisticadas y femeninas, tipo Chloé o Hugo Boss. Pero en esta temporada incluso una firma conservadora como Erdem se ha tirado a la piscina: algunos de sus modelos exhiben unas aberturas en los hombros que escandalizarían a un victoriano del siglo XIX, pero fascinarán a las fashionistas del XXI.

"Me encanta la idea de ver unas mangas que, a primera vista, parece que hayan sido arrancadas y están como colgando del hombro. O un vestido con la parte alta ceñida y una falda larga y vaporosa, dejando ver un poco del estómago", dice el diseñador Erdem Moralioglu. Y es que "vestirse así despierta un tipo de atracción sexual discreta y sutil", añade la directora creativa de la firma norteamericana Milly, Michelle Smith.

Hasta la alfombra roja, últimamente más discreta que las caprichosas pasarelas, se ha entregado de lleno al culto de las nuevas zonas erógenas. En lo que va de año, la nueva realeza de Hollywood (Jennifer Lawrence, Brie Larson, Rooney Mara) ha deslumbrado con una exhibición de abdómenes increíblemente lisos. Y todo gracias a Dior, Calvin Klein y Givenchy, respectivamente (y a las tablas de abdominales de las actrices, no les vamos a quitar mérito).

O bien (en el caso de Lily James, Sienna Miller y Dakota Johnson) con un combinado de abdomen más hombros, todos al descubierto por cortesía de Erdem, Ralph Lauren y Rosetta Getty. Y es que, por si no era suficiente con la exigencia de mantener la figura, ahora las actrices tienen que mostrarle al mundo la evidencia de que el gimnasio funciona. Es decir, que la tableta de chocolate no se come, se luce.

Por supuesto, también se trata del último desafío al que se enfrentan las intérpretes mayores de 40 años que pelean por seguir siendo "visibles". ¿Y cómo? Pues, literalmente, sacando a la luz ciertas partes de su anatomía. Una labor nada sencilla para cualquiera que supere en edad a Katniss Everdeen [la juvenil protagonista de la trilogía de "Los juegos del hambre"]. Entonces, ¿de qué va todo esto de las nuevas zonas erógenas? Es una forma cómplice y posmoderna de concebir el desnudo.

Penny Martin, la editora de la revista de tendencias inglesa The Gentlewoman desarrolla esta teoría: "En los círculos de la moda, es raro que la mujer que se gasta más de 1.000€ en un vestido quiera transmitir su sexualidad solamente a través del escote reflexiona. Es más, en estos tiempos de nostalgia por el estilo de los años 30, un recorte en la tela introduce una zona de vacío (algo que en fotografía se conoce como "espacio negativo"), que aporta cierta ligereza al conjunto". Y en esos trajes de chaqueta en los que el top deja al aire el abdomen y se combina con unos pantalones muy holgados se puede ver una influencia del estilo de las tribus urbanas, desde el hip-hop hasta los "skaters".

Hay quien pensará que todo empezó con algunas estrellas del pop, como Madonna o a Miley Cirus, pero es evidente que la inspiración para esos modelos ligeros de ropa proviene de las bailarinas de cancán, el circo o el cabaret contemporáneo. Pero, en efecto, son las divas de la música las que han conseguido que nos familiaricemos con las distintas variedades de vientres planos y tonificados, hasta el punto de que la industria de la moda empieza a plantearse que debemos imitarlas. Son ellas las que llevan la vanguardia de un look extremo que, poco a poco, nos va resultando menos transgresor.

Lo cierto es que, aunque eso explique parte del fenómeno, es muy probable que esta tendencia a desplazar las zonas más sensuales se origine también como una especie de reacción contra la cultura del desnudo total. Como sugiere Penny Martin, las nuevas zonas erógenas llaman más la atención precisamente porque emergen a través de cortes y hendiduras en el conjunto. Puedes dejar a la vista una parte de tu cuerpo, puede que dos, pero sigues sin enseñar demasiado.

Entonces, ¿hasta dónde va a llegar todo esto? Misterio. La cuestión es que, mientras dure esta tendencia, las viejas zonas erógenas se consideran un poco desfasadas. ¿Vulgares? Ponte un vestido con un escotazo o una superminifalda y parecerás una concursante de un "reality". Vestir así ya no es moderno, ya no es "cool". De hecho, hasta hace poco era casi imposible vestir sexy y "cool" a la vez.

Ahora, sin embargo, con llevar un hombro descubierto, el ombligo al aire o un escote de esos con los que nunca irías a ningún otro lado que no fuera una discoteca de moda puedes aunar ambas pretensiones. Como señala la creadora Michelle Smith, de Milly, "este tipo de aberturas dan un aspecto muy atractivo, pero nada vulgar. No hace falta pasarse el día enseñando más de la cuenta, no hay llevar las cosas a un extremo en el que se pierde ya todo el encanto de la propuesta".

Así pues, mostrar de más o de menos no tiene ya un componente erótico (o no tanto), sino que es todo un símbolo de nuestra época: ¿estamos o no estamos en forma? Si una logra sobrevivir a los juegos del (morirse de) hambre y a las sesiones de abdominales, está claro que querrá mostrar los resultados. Michelle Smith confiesa que, cuando diseñó la colección de Milly para esta temporada, "hacía muchísimo deporte. Para mí fue como una etapa de evolución".

Cuando menciono una creación suya, la blusa camisera celeste con un corte en el costado a la altura del abdomen, exclama: "Sí, es verdad. Es una incisión muy fina en la zona de la barriga". ¿Una buena noticia para el resto de las mortales? La diseñadora hizo también otro modelo sin el corte, para las que prefieren comer chocolate y no sufrir tanto en el gimnasio.