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Las tendencias deco que puedes fichar de la casa de Custo

¿Es posible pasar Del cromatismo al minimalismo? El diseñador custo dalmau nos demuestra que sí. Y lo hace en su espectaular casa, a los pies del tibidabo.

El diseñador en uno de sus rincones favoritos del salón. En la pared, un tríptico de Paco Chica recoge el espíritu lúdico de Picasso. / Vicens Giménez

MARCO MALIBRÁN

Hambrientos de naturaleza, el diseñador Custo Dalmau y su mujer, Eva Vollmer, decidieron cambiar el ático soleado de la calle Muntaner donde vivían, en pleno centro de Barcelona, por una casa en el campo. Pero entonces se encontraron con este chalé que parecía la cuadratura del círculo. "Era una casa de campo, pero en la ciudad y no lo dudamos". El nuevo hogar de la familia Dalmau se encuentra a los pies de la montaña del Tibidabo, en la hermosa ladera de la sierra de Collserola. Cercana al apacible barrio de Sant Gervasi, en plena ciudad y que hasta bien avanzado el siglo XIX no formó parte de Barcelona, es un barrio que todavía conserva ese ambiente relajado y alejado de la urbe. "Somos muy pocos vecinos -comenta Custo-. De hecho, nuestro principal vecino es el campo... ¡y los jabalíes! La ubicación hace que este lugar sea espectacular".

Pero no es solo eso. La casa ocupa un espacio de 500 metros cuadrados, distribuidos verticalmente en cuatro plantas, que se despliegan en grandes habitaciones, con mucha luz y espectaculares vistas de la montaña, la ciudad de Barcelona y el mar. "Nada más comprarla, nos metimos en una obra que duró 18 meses. Cambiamos la distribución: había muchas habitaciones, pero ahora cada piso tiene una única gran pieza."

El diseñador en uno de sus rincones favoritos del salón. En la pared, un tríptico de Paco Chica recoge el espíritu lúdico de Picasso. / Vicens Giménez

Con la reforma, sustituimos muros por cristal para proyectar los interiores hacia el horizonte del mar".

La entrada no puede ser más bucólica: atravesamos un jardín con piscina, un distendido "chill out" y una cabaña de madera, que disfrutan las cinco hijas de la pareja en verano. "Aquí siempre estamos a una temperatura de tres o cuatro grados menos que en Barcelona; en agosto es maravilloso".

Aprovechar la privilegiada ubicación y sustituir muros por cristal para proyectar los espacios interiores al horizonte del mar y a la verticalidad de la sierra fue el objetivo arquitectónico que la pareja se impuso cuando decidió hacer la reforma. Y el resultado es espectacular. La torre de tres plantas es un continente neutro, de espacios amplios, diáfanos y funcionales, abiertos a la luz. Los tres primeros pisos se comunican a través de un lucernario practicable, que va desde el cuarto de invitados, situado en el sótano, hasta la terraza de la habitación del matrimonio.

El "living room" de la segunda planta, que comunica con una terraza, es el anexo ideal para la habitación de Custo y de su mujer, Eva. / Vicens Giménez

Detalles del anticuario

El primer gran espacio que se abre al jardín es el salón con la cocina integrada. Aquí transcurre gran parte de la vida de la familia. Un ambiente muy moderno, ecléctico, donde se mezclan los muebles funcionales con piezas de anticuario, de tiendas del Empordà, traídos de los múltiples viajes que la pareja hace o comprados en tiendas como Antique Boutique y Antique Centre. Los sofás están hechos a medida, igual que las mesas, de tablones de madera antigua, y un gran sillón de terciopelo negro, más ancho de lo habitual, "para que quepan cómodamente un adulto y un niño, y así poder usarlo para leer cuentos juntos". Custo nos confiesa que la principal responsable de la decoración de la casa es Eva, su mujer: "Le fascinan los anticuarios y es muy aficionada a moverla cada cierto tiempo. Viajamos mucho y traemos siempre cosas nuevas".

Sobre mesas y sillas, incluso en el suelo, se apilan torres de revistas, libros de arte, fotografía y moda; son la huella viva de la profesión colorista de Eva y de la afición vital de Custo, que antes de la moda se dedicó al grafismo. La imponente biblioteca está decorada con reproducciones de trabajos de Cándida Höfer. También tienen una gran colección de diferentes vajillas antiguas, en la que priman las de la Cartuja. Pero sin duda, la pieza más llamativa del salón es el tríptico del artista lanzaroteño Paco Chica, desde el que un Picasso con montera y cigarro increpa a quien le contempla.

Libros de gran formato y fotografías familiares decoran uno de los rincones del salón. / Vicens Giménez

Un remanso de tranquilidad

En el sótano, encontramos un confortable cuarto de invitados de estilo minimalista. La luz cenital que entra desde el lucernario se intensifica con el blanco de los suelos, las paredes y los muebles. Lo que llama la atención es cómo la reconocida paleta de colores Custo Barcelona, atrevida y surfera, contrasta con la ausencia de cromatismo en su hogar. "En casa del herrero, cuchillo de palo", apunta Custo. "Mi mujer y yo estamos trabajando todo el día con colores. Pero una cosa es el oficio, otra el hogar", reconoce.

En el piso intermedio, justo encima del salón-cocina, el dormitorio de Eva y Custo se abre a una terraza con increíbles vistas de la ciudad. En verano, nos cuenta, colocan parasoles y cojines bordados a mano traídos de Turquía. La habitación contigua es un "living room" minimalista, un espacio distendido de confortables sofás y amplios ventanales. Y un piso más arriba, en un cuarto amplio y luminoso, está el dormitorio de las tres hijas pequeñas; la cuarta tiene un cuarto propio y la quinta ocupa una buhardilla de estilo nórdico con lucernario. "Nuestra casa es un remanso de calma en la naturaleza. Realmente aquí se está muy bien", asegura Custo mientras nos despide.

El áerea de invitados, en el sótano, está iluminada por el lucernario que comunica las tres plantas. / Vicens Giménez

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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