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Propósitos para un año nuevo con apego

A punto de comenzar el nuevo año es un momento perfecto para repasar si la relación que tenemos con nuestros hijos es la que realmente queremos tener.

Una madre divirtiéndose con su hija. / fotolia

Joaquina Dueñas
JOAQUINA DUEÑAS

Hay etapas críticas en las que el menor pretende identificar su identidad autónoma lo puede suponer un enfrentamiento directo ya que en muchas ocasiones lo hace retando continuamente a la autoridad, bien sean padres o profesores. En la actualidad existen diferentes corrientes que procuran que la educación de los hijos se base en el respeto a la evolución y madurez individual de cada uno y que pueden ayudarte a cumplir tus propósitos de año nuevo si lo que quieres es favorecer la asertividad, seguridad, confianza de tus hijos en un entorno de buena comunicación familiar.

Propósitos:

  • Presentes y conscientes: No por ser sencillo deja de ser importante. Más aún, se trata de uno de los propósitos más fáciles de cumplir y más efectivos. Se trata de pasar tiempo con los niños, pero tiempo compartido y consciente, en el que las conversaciones y los juegos sean protagonistas. Para ello es importante apagar las pantallas y poner en silencio los teléfonos móviles. No se trata tanto de pasar mucho tiempo, sino de que ese tiempo sea de calidad.

  • No más gritos: Todos podemos perder los nervios y aunque debamos evitarlo, es importante no culparnos. Se trata de reconocer que lo gritos no aportan nada positivo a la convivencia en el seno familiar y que hace niños inseguros y, en ocasiones, agresivos. Seguir técnicas de relajación, hacer diferentes ejercicios prácticos o llevar un diario de los gritos pueden ayudar a controlar esos impulsos.

  • Disciplina positiva: basa la educación de los niños en la comunicación, en el amor, en el entendimiento y en la empatía. Se trata de dar importancia a las preocupaciones de los niños y que los padres comprendan el comportamiento de los pequeños, incluso cuando éste no es adecuado, procurando reconducirlo desde el respeto y el afecto. Una educación alejada del autoritarismo que permite que los niños cometan sus propios errores y adopten sus propias decisiones asumiendo riesgos siempre controlados.

  • Identificación: La empatía con los menores en la piedra angular de la mayoría de estas relaciones paterno-filiales. El objeto es considerar a los niños como personas autónomas, capaces de adoptar sus propias decisiones y con su carácter particular y no como seres vacíos que hay que rellenar y que modelar a imagen y semejanza de nadie.

  • Pedagogía blanca: Corriente educativa consistente en acompañar a los menores de forma que sean ellos los que a través de su curiosidad natural, de su espíritu crítico y de su creatividad, descubran y comprendan el mundo que les rodea y desde ahí puedan ampliar el círculo. Su objeto es desarrollar todo el potencial de los niños respetando sus talentos y sus ritmos evolutivos.

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