Con el final de la etapa escolar, aumentan las consultas relacioandas con terapia de familia enfocada al periodo estival. Qué hacer con los niños cuando aún se está en el trabajo, la organización de las vacaciones o la planificación de actividades familiares son los principales motivos del aumento del estrés, la ansiedad, angustia y el agobio de los adultos. "A las puertas del inicio de las vacaciones, incluso con algunos colegios forzados a adelantar el fin de las clases debido a la ola de calor, se produce la paradoja de las exigencias de la conciliación laboral frente a la situación en la que muchos niños despiertan cada día con una agenda repleta de actividades. Es en esta búsqueda de ocio para los niños donde se produce una sobreocupación infantil en la que casi es imposible que los pequeños puedan descansar", explica Verónica Rodríguez Orellana, terapeuta y Directora de Coaching Club.
La distensión, el descanso, el aburrimiento y el tedio despiertan su imaginación y creatividad
Este exceso de actividad y deberes tanto en los niños como en los adultos en una temporada que está pensada para el descanso, se agrava en el caso de niños de corta edad y adolescentes, víctimas cada vez más acentuadas de la sobreocupación y de la supeditación a unas agendas que poco difieren de los requerimientos de la de sus padres. "demás de las obligaciones escolares habituales, muchos niños y adolescentes reciben clases adicionales de idiomas, de apoyo en algunas asignaturas, disciplinas artísticas, deportes, etcétera; con lo que se sumen en una dinámica incesante de programas recargados desapareciendo los espacios para el juego, el ocio o el entretenimiento", explica la terapeuta de Coaching Club.
Pánico a la agenda vacía
Tal como explican en Coaching Club existe una demencial tendencia a mimetizar el mundo infantil con el (a veces angustioso) ritmo de vida de los adultos. "En la frenética vida laboral de los padres, se da la situación de que no logran transmitir a sus hijos las experiencias de ocio o los juegos propios de la infancia. Al contrario se empeñan obsesivamente en que no adolezcan de carencias que observan en sí mismos, recargando sus obligaciones hasta límites inasumibles", afirma Verónica Rodríguez Orellana.
Algunos padres no son conscientesde hasta qué punto es positivo que los pequeños dispongan de un tiempo de distensión, de descanso, hasta incluso de aburrimiento y tedio que posibilite que se ponga en marcha su imaginación y su creatividad, habilidad clave para completar el proceso educativo.
La exigencia pasa factura
Los padres deben tener en cuenta que ese cúmulo de actividades y de obligaciones disminuye la capacidad de sus hijos para percibir y conectarse con sus necesidades emocionales, así como para desarrollar sus aptitudes personales y su talento.
"Los primeros síntomas que nos indican a las claras que un niño empieza a padecer de sobrecarga serían la pérdida de apetito, las dificultades para conciliar el sueño, la creciente irascibilidad, la dificultad para relacionarse socialmente o la disminución del rendimiento académico, además de las consecuencias de un estrés sobrevenido cuando sienten una desproporción entre las demandas exigidas y las posibilidades y recursos en sus manos para tratar de satisfacerlas", explica Verónica Rodríguez Orellana.
Para planificar estos dos meses y medio de vacaciones infantiles, Coaching Club lanza estos puntos que considera importantes:
- Comprar pocos juguetes. Sólo los que estimulen la imaginación de los pequeños.
- Evitar los juguetes electrónicos.
- Evitar la carga excesiva de actividades.
- Enseñarles a los niños a aprovechar el tiempo libre y darles materiales sencillos del hogar para explorar.
- Dejarlos jugar libremente.
- Estimular las actividades al aire libre. La naturaleza es una fuente inagotable de inspiración y asombro.
- Tratar de disminuir las horas de televisión tablet y ordenador.
- Dedicar tiempo a estar con los niños en el hogar y proponer actividades para hacer en conjunto.