ESCAPADAS CERCANAS

Esta es la ciudad blanca más bonita de Andalucía: la alcazaba, mil y una iglesias y el paisaje mágico del Torcal

Antequera es barroca, como buena andaluza, y renacentista a la vez. De su poderío dan fe la alcazaba y todos sus tesoros, incluyendo el Torcal. Por algo se la considera el centro de Andalucía, más allá de lo geográfico.

Antequera atesora un extraordinario patrimonio histórico-artístico. TURISMO MÁLAGA
Esta es la ciudad blanca más bonita de Andalucía: la alcazaba, mil y una iglesias y el paisaje mágico del Torcal
Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

Podría presumir de su gran belleza, pero esta ciudad andaluza se caracteriza, contra todo pronóstico, por su discreción. Y eso que es barroca también. Además de la Puerta del Sol de Andalucía. Queremos decir su kilómetro cero, el centro. Pero Antequera es así, bella sin alharacas. Como una procesión de Semana Santa en silencio. Tan armónica, tan blanca y tan artística que resulta arrebatadora. Porque no es una una calle determinada, ni una plaza en cuestión, que sería la de San Sebastián, ni un encantador casco antiguo, sino ella en su totalidad.

Pese a la celebración callada de su gloria, esta localidad de Málaga sí que ha dado que hablar al cederle su nombre a un hermoso bronce romano del siglo I, el Efebo de Antequera, que atesora el Museo de la Ciudad. Recordándonos que fue el municipium de Anticaria y que por aquí llegó a pasar la Via Domitiana Augusta. Pero, huellas romanas aparte, bautiza también al Torcal, uno de los paisajes kársticos más impresionantes de Europa.

Y ya en la cosa gastronómica, donde también sobresale, a la porra y el mollete, que se llaman antequeranos. La primera es la versión malagueña del salmorejo, igualmente coronado con láminas de jamón y huevo duro; el segundo, ese pan mullido y doblemente apetitoso sobre el que se pone la pringá o el tomate rallado con el aceite de oliva virgen extra de la tierra. Abierto el apetito, no nos vamos a ir de restaurantes, que podríamos, sino de ruta cultural, porque en Antequera tenemos de todo. Dólmenes, una villa romana, una alcazaba y un sinfín de monumentos renacentistas y barrocos, dejándose sentir, y mucho, el mudéjar.

Qué puedes ver en Antequera

Los pies se nos van, antes que nada, a la alcazaba, uno de los recintos fortificados más prominentes de Al-Ándalus. Este castillo fue levantado entre los siglos XI y XIII por los musulmanes para reforzar la frontera entre el reino nazarí de Granada y los territorios cristianos. Para conquistarlo hay que pasar por el Arco de los Gigantes, que da paso a la soberbia torre del homenaje (XIV-XV), que se conoce popularmente como Torre de Papabellotas, con templete-campanario, y presume de ser una de las torres cristianas más grandes de la comunidad. Está conectada por una línea de muralla con la Torre Blanca, de origen islámico.

La alcazaba coronando la ciudad blanca con el Peñón de los Enamorados asomando. TURISMO ANTEQUERA

Momento ahora de recordar que la toma de Antequera tuvo lugar en 1410, por parte del infante don Fernando, ochenta años antes que la de Granada (1482-1492), y que, a partir de la conquista cristiana, la ciudad comenzó a extenderse extramuros. Una vez en lo alto, es obligado acercarse al Mirador Almenillas, porque es desde donde mejor se ve el frondoso bosque de torres, espadañas, campanarios y palacios, que se levantaron en cuatro siglos. Y no solo eso, también la peña de los Enamorados, con la romántica leyenda de los dos amantes.

Iglesias renacentistas y barrocas

Dejando al margen el poderío incuestionable de la alcazaba, si por algo se distingue (también) Antequera es por sus mil y una iglesias. Hay tantas que no se pueden contar. La de San Pedro, con bóveda de crucería gótica y yeserías barrocas; la de San Sebastián, que es la más representativa de la ciudad, con una emblemática torre coronada por el Angelote; la de San Juan Bautista, con un interior solemne, como corresponde; o la Real Colegiata de Santa María la Mayor, la primera iglesia renacentista de toda Andalucía. Hasta aquí algunas de las renacentistas.

La Real Colegiata de Santa María acoge actualmente conciertos y exposiciones. TURISMO ANTEQUERA

La retahíla continúa con el barroco. Ya saben, ornamentación sin límite y la teatralidad de las luces y las sombras. Deslumbra la del Carmen, con su enjambre de columnas, cornisas y hornacinas, más los consabidos retablos; la de Santa María de Jesús, con ricas yeserías y alambicada decoración; o la del convento de San José, con una fabulosa fachada. Esto es un no parar de templos, conventos de distintas órdenes y también palacios, que los hay por todas partes.

Palacios y casas principales

Lo es el propio ayuntamiento, Palacio Consistorial, que perteneció a un conjunto monástico y conserva su patio claustral. Enfrente, la bella Casa de los Pardo, ejemplo del manierismo de cuño andaluz. Muy interesantes son las portadas de la Casa de los Ramírez, la del Conde de Pinofiel, la de los Condes de Colchado, ya rozando el neoclásico, o la Casa Bouderé, de estilo eclecticista francés. Para terminar en el Palacio de Nájera, que preside la Plaza del Coso Viejo y es sede del Museo de la Ciudad de Antequera.

El Torcal de Antequera, un paisaje kárstico que parece mágico. TURISMO ANTEQUERA

Tras recorrer calles y plazas, subir y bajas cuestas, asomarse a los balcones y tomar conciencia de dicha monumentalidad, queda desplazarse hasta ese lugar único, tanto que parece de otro planeta, que es el Torcal de Antequera, uno de los Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. Un auténtico museo de esculturas naturales de una riqueza geológica sin igual, lo que se conoce como paisaje kárstico. Y, aviso a navegantes, está siempre abierto y la entrada es gratuita.

Además de las fantásticas formas -tornillos, sombrerillos, cálices o dados-, hasta dibujar una ciudad encantada, el paraje cuenta con una rica y variada flora, en la que se desenvuelve como pez en el agua la cabra montés. Forma parte, para colmo de bienes, de un sitio Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto a la ya mencionada Peña de los Enamorados, los dólmenes de Menga y Viera y el tholos de El Romeral. Todo sin salir de Antequera.

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Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.