una embarcación con mucha historia
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Iniciar sesiónuna embarcación con mucha historia
Tal y como pudimos ver en la quinta temporada de The Crown, el HMY Britannia fue uno de los espacios más queridos por la reina Isabel II. No en vano, a bordo de este barco que fue botado meses después de que ocupase el trono, fue una embarcación que le llevó a recorrer el mundo y el único en el que, como ella misma decía, podía relajarse. Una joya histórica que se puede visitar en Escocia y que nos permite conocer mejor el reinado de una de las figuras históricas más reconocidas de los últimos tiempos.
Atracado permanentemente en el puerto de Leith, un precioso barrio de Edimburgo, el Britannia realizó 968 visitas oficiales, entre las que se encontraron momentos históricos como la transferencia de la soberanía de Hong Kong en 1997, el rescate de más de mil refugiados de la ciudad yemenita de Adén o los encuentros con presidentes estadounidenses como Gerald Ford, Ronald Reagan y Bill Clinton. Pero también es un lugar repleto de recuerdos y momentos íntimos que forman parte de la historia de la familia real británica.
Abierto 363 días al año, con entradas que van desde los 22 euros para adultos y los 11 para niños, en la visita al HMY Britannia está incluida la audioguía, para que no nos perdamos ni un detalle de esta ocasión única de conocer mejor un trozo de la historia del siglo XX.
Botado el 16 de abril de 1953 desde el astillero John Brown & Company en Clydebank (Escocia), el HMY Britannia sirvió durante cuatro décadas a la Familia Real, navegando más de un millón de millas náuticas, una distancia similar a una vuelta al mundo cada año. Pero estas no son las únicas cifras sorprendentes de este barco en el que Isabel II y el duque de Edimburgo embarcaron por primera vez el 1 de mayo de 1954.
Vehículo oficial de sus visitas de estado, y refugio vacacional en agosto, la familia real convivía durante sus estancias con más de doscientos navegantes, además de los oficiales y, durante las giras oficiales, la banda de la Marina Real. Sin embargo, era un lugar en el que se podía disfrutar de una placentera tranquilidad, ya que estaba prohibido gritar a bordo y entre los marineros las órdenes se daban mediante señales manuales.
Pintado de azul marino, y no negro, a petición de la reina Isabel II, durante la visita al HMY Britannia podemos colarnos en espacios como los camarotes de la tripulación, la lavandería o la sala de máquinas. En su hospital, provisto del equipamiento necesario para cualquier intervención, encontramos una imagen de Diana de Gales, que visitó a uno de los marineros enfermos durante uno de sus viajes. Y en una coqueta esquina, la oficina postal, desde la que se recibían y enviaban todo tipo de telegramas y cartas, de las más importantes a las que formaban parte de la vida personal del pasaje.
En las plantas superiores de la nave, el visitante puede pasear por el salón en el que la familia real descansaba y disfrutaba de sus momentos de ocio. Pero también podemos ver las oficinas personales de Isabel II y Felipe de Edimburgo, donde despachaban sus asuntos en elegantes escritorios, habitaciones que cada uno de ellos decoró y personalizó a su gusto.
Ambos también contaban con una habitación para cada uno, unidos por una puerta, y en ellos también se reflejan sus personalidades y sus intereses. Según desvela la guía que se proporciona al visitante al comienzo del recorrido, la primera cama de matrimonio que se instaló en el HMY Britannia la solicitó el príncipe Carlos cuando se embarcó en su luna de miel con Diana de Gales.
Otro de los espacios más interesantes sobre los que podemos movernos cuando visitamos esta mítica embarcación es el salón en el que se celebraban los banquetes de estado. Una estancia llena de recuerdos de los viajes que realizó el matrimonio real y en la que la mesa central se presenta tal y como cuando se recibía a altos mandatarios: con servicio para 56 comensales. Una preparación para la que el personal del barco necesitaba tres horas de trabajo.
En la cubierta del mirador, un espacio al aire libre que nos regala una bonita vista del lugar en el que el estuario del río Forth se une con el mar del Norte, descubrimos un espacio en el que Felipe de Edimburgo disfrutaba pintando. Especialmente cuando no estaba instalada la piscina plegable en la toda la familia se refrescaba en los días más calurosos. Muy cerca se encuentra el salón de Té del barco, en el que los visitantes pueden hacer un alto en el camino para disfrutar de una tentadora selección de pasteles y sándwiches, además de cafés, vino y champán.
Con una previsión de cinco toneladas de equipaje cuando se realizaban los viajes de estado, resulta curioso saber que uno de los garajes que se encuentran en una de las cubiertas terminó convirtiéndose en un almacén de cerveza. Con un 95% de los artículos expuestos siendo piezas originales cedidas por The Royal Collection Trust, es un placer para los más mitómanos descubrir, en algunas de las estancias, fotografías familiares que la reina escogió para ver en su día a día.
El 23 de junio de 1994, John Major, por aquel entonces Primer Ministro, anunció que el HMY Britannia no sería reacondicionado y sería desmantelado. Tres años después, el 11 de diciembre, el buque fue dado de baja en una ceremonia a la que asistieron muchos miembros de la Familia Real y en la que, cuentan, que la Reina no pudo evitar llorar. Sin embargo, este triste momento nos ha regalado la posibilidad de adentrarnos en la historia de Gran Bretaña, y del mundo, un viaje a través del tiempo que sin duda, merece la pena vivir.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.