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Emma Suárez: "Ni a los 20 años me sentí un objeto de deseo"

Quien fuera a actriz fetiche de Pilar Miró y Julio Médem vuelve por todo lo alto como protagonista de la última película de Almodóvar. Un salto mortal hacia delante con el personaje más dramático de su carrera.

La actriz Emma Suárez / Gtres

GUILLERMO ESPINOSA Madrid

Quedamos con Emma Suárez un lunes de resaca de los Oscar. Contra todo pronóstico, la actriz no ha visto la ceremonia ("Hay que dormir para las sesiones de fotos, y las galas en sí me resultan aburridas. No así los resultados", especifica) y solicita información ávidamente.

Se molesta al enterarse que Charlotte Rampling, su favorita, ha vuelto a casa de vacío, a favor de una jovencísima Brie Larson. "No lo entiendo. Hacerle eso a una actriz semejante", murmulla para sus adentros aún a pesar de que, a su alrededor, el equipo de prensa de El Deseo que la acompaña alabe la interpretación de esa actriz nacida en 1989, cuando Emma Suárez era ya un icono de nuestro cine. El tiempo pasa para todos, aunque a Emma Suárez la madurez le siente como un guante. No será la última vez durante nuestra conversación en la que se revuelva contra esas pequeñas injusticias que provoca la desmemoria.

Emma se ha puesto por primera vez a las órdenes de Pedro Almodóvar como protagonista.

Radiante, encadenando cigarrillos uno con otro, ella misma reconoce estar "en un momento extraordinario". El primer motivo es el de esta entrevista: Emma Suárez se ha puesto por primera vez a las órdenes de Pedro Almodóvar como protagonista de una película, Julieta, que va a suponer un antes y un después en la carrera del director.

"Quizá sea de las películas más profundas que ha hecho. Dentro la filmografía de Pedro, es muy honda. No tiene nada de comedia, y en todas sus películas anteriores, aunque fueran dramas, siempre había espacio para el humor. Esta es muy contenida y elegante", explica sin revelar que gran parte de esa contención viene dada por su interpretación de una mujer construida bajo el peso de una enorme presión emocional.

Su Julieta, personaje que comparte con una Adriana Ugarte, es una mujer a la que las tragedias cotidianas han cercenado su vida y que está casi de forma permanente bajo un estado de shock emocional. "Es una historia que tiene muchas capas. Hay una memoria del pasado, unas cicatrices, un dolor paralizado, una soledad... También una historia de amor y una travesía, un largo camino... Es una película muy sabia, porque está contada desde un lugar muy adulto".

¿Y cómo ha sido trabajar con Almodóvar? "Muy intenso. Era sumergirse en territorios muy frágiles del alma, muy delicados. Es un personaje... magnífico, por otro lado", desgrana lentamente, casi palabra a palabra.

Almodóvar me ofreció un personaje lleno de momentos gloriosos.

Emma Suárez - Actriz

La forma en que la actriz utiliza las pausas y los silencios a lo largo de la conversación es una de sus señas de identidad. "Este tipo de papeles te llevan a lugares extremos. El dolor forma parte de la vida, es un estado nada agradable, pero que conlleva un crecimiento personal. Interiorizar un personaje como Julieta era un desafío, pero también una oportunidad... incluso para investigar mis propios límites. Además, hacerlo dentro del universo de Almodóvar, un cineasta que sabes que va a cuidar absolutamente todo, y que te ha ofrecido un guión lleno de momentos gloriosos para interpretar, te da toda la confianza para ponerte en sus manos y arriesgar", apunta.

Emma supone otro hito en el cine de Almodóvar, del que incluso quizá el manchego no sea del todo consciente: es la primera actriz de una generación, las que debutaron en el cine en los años 80, que protagoniza una de sus películas. De Carmen Maura o Victoria Abril a Penélope Cruz o Elena Anaya, faltaban rostros de esa generación intermedia en su cine: la de Suárez, Maribel Verdú, Ariadna Gil o Aitana Sánchez-Gijón.

"No lo veo así responde rápidamente la actriz. Supongo que serán sus historias las que le piden una actriz u otra. No creo que voluntariamente haya marginado a una generación de intérpretes. Ha trabajado con muchísimas grandes de todas las generaciones", zanja. Pero esa mención a sus orígenes en el cine va a marcar parte de la conversación. Porque Emma Suárez tiene un pasado que merece ser recordado.

"Siempre he creído que el cine es una gran familia. Yo me he criado en él y estoy muy agradecida. Ponte en mi lugar: una niña de 14 años se presenta a unas pruebas y queda seleccionada para una película de protagonista (Memorias de Leticia Valle, en 1980). No me lo creía ni yo, pensaba que era una broma. Y se abre para mí un mundo de magia en el que lo recibo todo como un recién nacido. Yo jamás pensé en ser actriz. Y ahora, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que hay algo en el destino que me ha traído hasta aquí".

Hacer Julieta no es una decisión que yo haya tomado, era una cuestión de sentido común

Emma Suárez - Actriz

El talento de Emma Suárez no se gestó en una escuela de interpretación, por la que nunca pasó, sino al lado de unos actores "también autodidactas, que no solo admiraba por su trabajo, sino por su categoría como personas, por esa actitud que tenían ante la vida que te enseñaba con solo estar junto a ellos: Héctor Alterio, Fernando Rey, Paco Rabal, Queta Claver, Esperanza Roy, Encarna Paso, Irene Gutiérrez-Caba, Fernando Fernán Gómez..., algo que no busqué, que me ofreció la vida y que es lo que tengo. En Julieta se habla mucho del destino, de las decisiones de vida. Parece que tenemos el mando, pero posiblemente sea la vida la que nos lleva a tomar ciertas decisiones. Nuestro ego nos hace creer que somos nosotros los que decidimos, pero cada día estoy menos segura reconoce. Por ejemplo, hacer Julieta no es una decisión que yo haya tomado, era una cuestión de sentido común".

Lo que el sentido común igual no enseña es a recitar verso en la pantalla como ella hizo, de una manera magistral, en El perro del hortelano (1997), papel por el que se llevó el que hasta ahora es su único Goya.

¿Cómo lo hizo una actriz sin método "oficial"? "Todo, absolutamente todo lo que te ayude en la investigación para componer un personaje, para ser un vehículo del director, es válido. Has de alimentarte, nutrirte, investigar y prepararte. Has de buscar en fotografías, museos, palabras, literatura, películas, actrices... Hasta en tus sueños. Es válido incluso robar. Hay que caminar por la calle y estar predispuesto, disponible, para que cualquier estímulo, mirada o persona con la que te cruces; cualquier espacio en el que puedas descubrir un aroma, un color, o una idea para tu personaje... Toda experiencia es válida. Si no, no hay manera de hacerlo. Finalmente, tú eres la que va a interpretar el personaje; así que no recurrir a tus vivencias sería imposible", señala desgranando la base de un método menos intuitivo de lo que parece, y que, desde luego, descompone minuciosamente la realidad del texto.

Muchos de los directores con los que ha trabajado la han llamado recurrentemente para sus películas. Lo hizo la fallecida Pilar Miró, también Julio Médem... Ahora, directoras jóvenes como Ana Rosell, con la que tiene una película por estrenar, la consideran "su musa". "Me hablas de directores a los que quiero. Y con los que trabajo muy a gusto. Sé lo que les cuesta hacer una película, y ese entusiasmo, ilusión y pasión por lo que hacen a mí me enamora. Porque yo soy así, también: los desafíos me pueden".

Si no me he significado políticamente es por pudor y por respeto.

Emma Suárez - Actriz

No es amiga Emma Suárez de hablar de sí misma y acepta las preguntas con afable estoicismo. Emma no tiene redes sociales ni comparte sus intimidades: "Es un mundo que no entiendo. Es algo que te quita mucho tiempo que dedicarle a otras cosas más interesantes asegura. Además, soy una persona muy activa, porque las mujeres siempre tenemos mucho que hacer. Pocas veces me verás tirada en el sofá viendo la televisión, yo no tengo tiempo para eso. Paso mis días haciendo muchas cosas. Tengo que atender a mis hijos, y cuando me refiero a ellos incluyo todas las consecuencias que tiene ser madre: colegios, casas, comidas... me preocupo de la infraestructura. Yo no soy solo actriz, este es mi oficio desde que era niña, una profesión que me permite expresarme y también expresar mi libertad, pero vivo en este mundo y tengo una familia", confiesa con total sinceridad.

Sus hijos, el veinteañero Juan (fruto de su relación con el realizador Juan Esterlich Jr.) y la aún preadolescente Ada Marta (que tuvo con el cantante Andy Changó), quedan al margen de cualquier pregunta. Nunca se ha casado "Por nada en concreto. Creo en el amor, es una cuestión de confianza. La burocracia me gusta menos", zanja y confiesa sentirse atraída por el talento, sobre todo a nivel profesional, y también por "la sensibilidad, la inteligencia, el sentido del humor, y la belleza interior... y exterior".

Bromas aparte, lo que se desprende de Emma Suárez es una total coherencia personal. "Ni a los 20 años me sentí un objeto de deseo. Soy actriz. Cuando empiezas muy joven, tu trayectoria es paralela a tu desarrollo como mujer. A los 20 interpretas a otros personajes que ni quieres ni vas a volver a a hacer pasados los 40. Yo ya no puedo interpretar papeles de cierta inmadurez. Los personajes que has hecho te acompañan y no piensas en repetirlos. Creo, además, que las mujeres tienen una experiencia vivida que aumentan el interés de sus personajes. Esa sabiduría que da el hacernos mayor es un lujo, y el cine ha de saber sacarle partido".

En esa sabiduría está el elegir el tipo de conflictos que le interesan: "Todos aquellos en los que el espectador pueda sentirse identificado. El cine es entretenimiento, pero ha de reflejar también lo que sucede en la sociedad".

Sin embargo, ella siempre ha mantenido cierta prudencia pública: ha sido una actriz poco significada políticamente en momentos en que otros muchos optaron por alzar la voz. "No hay un porqué para esto. Tengo mi visión de la realidad y si no me he significado más es quizá por pudor. Y porque... soy también muy respetuosa. Y no quiero hablar, sentenciar, cuando no comprendo algo del todo".

Que directores sabios y magníficos como Jaime Chávarri lleven 10 años sin hacer una película es vergonzoso.

Emma Suárez - Actriz

Lo que no le impide, eso sí, dirigirse a los que desprecian constantemente al cine español. "Es el gran absurdo de este país: que no apoyemos a nuestros artistas, que son los que crean esa cultura que nos identifica frente al resto del mundo. Somos así: crueles y estúpidos. Pero más sangrante es todavía lo que se hace a muchos profesionales en este país cuando llegan a una cierta edad: que directores sabios y magníficos como Jaime Chávarri lleven 10 años sin hacer una película es vergonzoso. Tantísima gente con talento dejada a un lado, de una forma que no tiene paralelismo con ningún otro país. Es lamentable. Cumplimos con este viejo refrán que habla de nuestra envidia: nos encanta poner verde también al que le va bien. Pedro ha sido otro ejemplo de esto a lo largo de toda su carrera".

Pero Emma Suárez, además de valorar la experiencia, apuesta por el talento joven y este año ha rodado cuatro películas con directores emergentes, entre ellos, Isaki Lacuesta. "Trabajo en todo aquello en lo que creo. El cine es siempre una aventura. Es una cuestión de fe y, a pesar de las dificultades, siempre seguimos intentándolo".

Julieta, el drama de madurez de Almodóvar

Destinada a ser un punto y aparte en la carrera del director manchego, Julieta es la película más contenida de su autor, el gran drama de madurez que estábamos esperando. En un ejercicio inaudito en su cine, Almodóvar ha sintetizado todo su estilo, despojándolo de excesos y dándole una narrativa clásica y fluida a esta historia de una mujer enfrentada a su pasado casi por casualidad. Julieta no es una, son dos interpretadas arrolladoramente por Emma Suárez y Adriana Ugarte.

Una película entreverada de alusiones a la tragedia griega clásica incluida una soberbia Rossy de Palma, como aciaga y gallega Casandra, profeta de la que nadie se fía, el juego parece consistir en contraponer esta a las más terrenales tragedias cotidianas, para concluir que lo atroz, pero también la esperanza es que nos vemos obligados a sobrevivir a nuestros muertos, pese a todo. Julieta es, además, la película más preciosista de Almodóvar, donde la fotografía alcanza momentos de una belleza apabullante: el avistamiento de un ciervo desde el tren, la fuerza mítica del mar a través de los ventanales de una casa de pescadores.

Y es también una película narrada a golpe de metáfora visuales, textuales donde todo, desde el arte vislumbrado en las paredes de las casas de sus personajes a los libros que leen, los colores que visten o hasta aquello que la vida les ha tatuado, tiene un valor narrativo que anticipa la acción.

Es un drama sin la sombra ya del prefijo "melo", una tragedia pura, que mantiene sus constantes costumbristas y donde el director es capaz de jugar con su propio estilo: hay secuencias de diálogo tan finamente hilado que lo que antes podía conducir a la carcajada aquí ilumina el drama (atentos a la conversación entre Nathalie Poza y Emma Suárez: un momento de gran cine servido por dos grandes actrices). En su final, todo cobra sentido. Es el mismo Almodóvar de antes, solo que ahora reflexiona desde una intensidad distinta.

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